Catalunya Banc reduce de 400 a 11 sus oficinas en la Comunitat Valenciana
Catalunya Banc, la caja de ahorros catalana rescatada por el estado, tendrá a 31 de julio sólo 11 oficinas en la Comunitat Valenciana para atender a sus cerca de 225.000 clientes valencianos. En 2010, tenía cerca de 400 sucursales y más de 2000 empleados.
La reconversión del banco, propiedad del estado tras una gestión ruinosa de su cúpula, se está llevando por delante casi toda la red de fuera de Catalunya, incluida la Comunitat Valenciana. Dentro de nada Catalunya Caixa sólo tendrá 4 oficinas en Alicante (Benidorm, Elche, Denia y Alicante capital), dos en Castellón (Benicarló y la capital), cuatro en Valencia y una en Alzira.
El futuro aún podría ser peor. El banco, al que ahora mismo el estado le busca comprador, podría cerrar toda su red fuera de Catalunya en caso de que ninguna otra entidad financiera saliera a su rescate. Por ello, sus trabajadores protestaron por los despidos (los de ahora y los posibles en un futuro próximo) el sábado ante el Banco de España en Valencia.
10.000 millones en pérdidas
El estado rescató al banco por su inviabilidad e invirtió más de 12.000 millones de euros a través del FROB, el vehículo creado para salvar a la parte más dañada del sistema financiero español, básicamente a muchas cajas de ahorro. A cierre de 2013, se daban por perdidos más de 10.000 millones. Es decir, a día de hoy, la caja catalana ha supuesto mayor quebranto al contribuyente que Bankia.
Es la consecuencia, según fuentes sindicales, de una gestión irresponsable marcada, como en otras cajas de ahorros, por la venta de deuda subordinada y preferentes a clientes sin la más mínima cultura financiera. Los empleados del banco, siempre según algunos de sus trabajadores, estaban bajo una fuerte presión de la cúpula para vender estos productos que, finalmente, resultaron un fiasco.
De hecho, el FROB decidió establecer importantes quitas para los tenedores de algunos de estos productos, poco después de que la cúpula directiva elegida cobrara 5.5 millones de euros al año. Su expresidente, Adolf Todó, fue despedido por el FROB pero un juez le reconoció el derecho a una indemnización de 600.000 euros. Muchos de los clientes del banco, y de los trabajadores despedidos, no han tenido tanta suerte.