Los pasos de Carlos Mazón durante la jornada de la catástrofe de la DANA del pasado martes 29 de octubre son la principal clave para desentrañar qué falló en la actuación de la Generalitat Valenciana. Todas las fuentes consultadas por este diario durante esta semana trágica —ya sean del PP, del Ejecutivo valenciano o de varias agencias implicadas en la respuesta a la catástrofe— coinciden en que Mazón llegó extremadamente tarde (hacia las 19.30) a la primera reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi) en l'Eliana, epicentro de la respuesta a la emergencia. Cuando llegó, con una situación totalmente descontrolada, aún retrasó más el desarrollo del Cecopi al tener que explicarle los técnicos a Mazón la delicada situación. Lo cual, añadido a la nula agilidad de su consellera Salomé Pradas, propició que la alerta se enviara, ya con Mazón en el Cecopi, a las 20.12, cuando cientos de personas estaban ya atrapadas o, directamente, fallecidas.
Antes de que Mazón llegara al Centro de Coordinación de Emergencias de l'Eliana, la televisión autonómica À Punt ya había retransmitido en directo los brutales estragos de la DANA. El president valenciano vivió las primeras señales del desastre que se avecinaba en el Palau de la Generalitat. La mañana de ese martes había encadenado tres actos ajenos a la DANA sin anular su agenda en ningún momento. El último, con la patronal y los sindicatos, para abordar los presupuestos del próximo 2025.
Es más, tras el último acto con la patronal y los sindicatos, finalizado a las 14.30, el presidente salió del Palau a una comida privada, según ha podido saber elDiario.es. Tal era la despreocupación del jefe del Consell a esas horas que no se conectó al Cecopi de las 17.00 ni siquiera por videoconferencia, como hicieron otras instituciones. ¿Dónde estuvo el presidente entre las 14.30 y las 18.45 cuando recibe una llamada de la consellera Pradas alertando del riesgo de desbordamiento de la presa de Forata?
Una fuente del PP sostiene que el equipo de Mazón pensaba que la DANA “causaría alguna inundación, como es habitual en València, pero sin importancia”. “Hasta que no fue irremediable, no tomaron conciencia de la gravedad de la situación, ahí ya no había nada que hacer, mandaron la alerta a la desesperada”, afirma la misma fuente, que incide en un aspecto relevante para entender la actuación de Carlos Mazón y su equipo: “Solo confía en [José Manuel] Cuenca y Cayetano [García Ramírez], que son dos personas incapaces de gestionar la Administración”, recuerda en referencia, respectivamente, al secretario autonómico del Gabinete del Presidente y al secretario autonómico de Presidencia, dos altos cargos que han estado toda la semana codo con codo con el jefe del Consell, en una suerte de 'politburó' bunkerizado.
La consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, había convocado sobre las 15.00 la reunión del Cecopi para las 17.00. Sin embargo, una fuente implicada en el operativo —permanentemente escandalizada desde el pasado martes— considera que, teniendo en cuenta las señales del desastre que se avecinaba, “se debería haber convocado para las 15.00” como muy tarde.
Fuentes consultadas por este periódico, pertenecientes a una de las agencias que participa en la respuesta a la tragedia, aseguran que el Cecopi se convocó “ultratarde”, a tenor de la gravedad extrema de la situación, ya seriamente recrudecida durante el mediodía e incluso antes. A pesar de las señales, Mazón' abandonó el Palau de la Generalitat y se desplazó a un acto de la Conselleria de Sanitat en la otra punta de la ciudad.
Una fuente del Ejecutivo valenciano confirma que Pradas se dedicaba, muy agobiada y bloqueada, a entrar y salir de la sala del Cecopi mientras trataba de contactar con Mazón telefónicamente. “La consellera no sabía qué hacer”, recuerda la misma fuente.
En las agencias implicadas en la respuesta a la catástrofe, numerosas fuentes reseñan el caos y la descoordinación que ha reinado en los Cecopi cada día. Y, especialmente, en el primero de la tarde del pasado martes. Hasta las 17.00, según fuentes del Ejecutivo autonómico, en el Cecopi no se conocía aún toda la información al detalle. Varios de los responsables implicados en la respuesta a la emergencia se conectaron telemáticamente a la reunión. No así Mazón, que permanecía en el Palau de la Generalitat.
Una fuente presente en la reunión del Cecopi asegura que, sobre las 18.45, la consellera contactó telefónicamente con Mazón para comunicarle el riesgo de desbordamiento de la presa de Forata. Solo en ese momento, el president salió del Palau de la Generalitat en dirección al Centro de Coordinación de Emergencias de l'Eliana.
Fuentes oficiales de Presidencia de la Generalitat aseguran que Mazón estaba “trabajando e informado puntualmente”. “Es cuando se le comunica el riesgo de rotura de la presa de Forata cuando se incorpora físicamente y de inmediato a la reunión del Cecopi”, agregan las mismas fuentes. De hecho, sale en coche del Palau –en el centro de València–, a l'Eliana, a unos 20 kilómetros de distancia.
Presidencia descarga sobre la consellera Pradas la competencia de la gestión de la crisis: “Se encontraba dirigiendo el Cecopi, convocado desde las 15:00 horas, como marca la ley autonómica”.
La llegada tan tardía del president ralentizó aún más la toma de decisiones, a pesar de que Salomé Pradas permanecía al frente del Cecopi desde hacía horas. “Llegó Mazón y ralentizó todo porque los técnicos se lo tuvieron que volver a explicar”, afirma una fuente conocedora de las interioridades de aquel catastrófico primer Cecopi. “No puede ser que se pusieran al frente los políticos”, apostilla la misma fuente en referencia a Mazón y a la consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas.
Una fuente implicada en el despliegue desde el primer minuto duda también de la capacidad del equipo de Emergencias de la Generalitat Valenciana: “Son muy flojos y no están preparados”. Se trata de los altos cargos que sustituyeron al equipo anterior de la consellera de Vox Elisa Núñez. Con el reparto de las competencias en el primer Ejecutivo de Mazón y sus socios de extrema derecha, la gestión de las Emergencias recayó en un partido sobradamente conocido por su negacionismo climático y mucho más interesado en la competencia autonómica de los festejos taurinos, el mundo del que provenía el extorero y entonces vicepresidente valenciano, Vicente Barrera.
Tras la salida del partido de Santiago Abascal del Ejecutivo valenciano, Salomé Pradas asumió las competencias de Justicia e Interior. De hecho, tal como ha informado elDiario.es, la consellera tuvo vacante tres meses el puesto de director general de Interior, con funciones delegadas en materias como Protección Civil o la Policía autonómica, unas competencias trascendentales en la respuesta a cualquier emergencia.
Mazón eligió personalmente al candidato para cubrir el puesto, nombrado por decreto pocas horas antes de la catástrofe: el experto taurino Vicente Huet, con una trayectoria curricular limitada a su experiencia laboral en una empresa del sector del empaquetado sostenible y a la política municipal en el PP (fue alcalde de Barxeta y jefe de gabinete del presidente de la Diputación de València, el popular Vicente Mompó). La prioridad impuesta al nuevo director general eran los festejos taurinos, un caladero de votos en disputa entre la derecha y la extrema derecha.
La capacidad de la consellera Pradas
Entre los populares valencianos casi nadie apoya la gestión de Mazón, convertido en una suerte de 'zombi' político. Menos aún a Salomé Pradas. Numerosos cargos o excargos del partido ponen de vuelta y media al presidente y a la consellera, en privado y sin piedad. También hay silencios atronadores.
Una fuente del PP afirma tajante en referencia al departamento que dirige Salomé Pradas: “No creo que ningún alto cargo en esa conselleria estuviera capacitado para gestionar la emergencia, les ha sobrepasado”. La misma fuente asegura que la capacidad de la consellera titular de la respuesta a las Emergencias es “limitada”. “Se ha visto que le queda grande”, agrega.
La consellera Pradas tuvo que afrontar la gestión inicial y la toma de decisiones en solitario mientras Mazón acudía hasta el Cecopi a pesar de que “no tiene experiencia en gestión”, recuerdan.
El fallo garrafal en la respuesta a la catástrofe pinta un panorama extremadamente complicado para los populares valencianos. Su líder ya es sinónimo de incompetencia.