Ciudadanos frente al 26J: de la lucha por la hegemonía a la supervivencia

Ciudadanos afrontó las elecciones generales de diciembre en la Comunidad Valenciana entre la euforia y una ensoñación: romper la hegemonía del PP en el centro-derecha. A lomos de unas encuestas muy favorables, alentado por los buenos resultados en los comicios catalanes de otoño y tras su relativo éxito en las autonómicas de 2015 -cuarta fuerza política con 13 diputados y más votos que Podemos-, el otro sorpasso pareció, por momentos, posible. Los resultados acabaron con la esa ilusión: 40 diputados a nivel estatal y únicamente cinco -ahora por detrás del partido de Pablo Iglesias, menos de la mitad que el PP- a nivel regional.

El partido de Toni Cantó afronta estas elecciones con el mismo espíritu -el de abrirse hueco a la derecha del PSOE pero sobre todo arrastrar a los desencantados del PP- pero más modestia: frente a la hegemonía, la aspiración de influir. Contra el objetivo de ser el más votado, la ambición de ser determinante en los futuros pactos de gobierno. Con el partido en moderado crecimiento -4.500 afiliados, según cifras oficiales- y muy tensionado (su grupo en las Corts Valencianes está partido en dos), la misión de salvar la cara se ha encomendado a Toni Cantó.

El actor, exdiputado de UPyD, donde criticó con saña a su actual partido, siempre ha sido mimado por Rivera. Se le permitió concurrir a las elecciones de diciembre contra los estatutos del partido y ahora ha sido elevado a número 1 por Valencia pese a los resultados de las primarias. Cantó está respondiendo con trabajo y un discurso calcado al de su líder: El PP es un partido “corrupto” que “gestiona mal” y Podemos -en el caso valenciano, sustituido por el tripartito y más especifícamente Compromís- gestiona mal y es sectario.

Con esos mimbres, y asumiendo, tras algunos titubeos, las reivindicaciones comunes de los partidos en la Comunidad Valenciana (financiación autonómica, corredor mediterráneo, más inversiones del estado), Cantó quiere salvar los muebles. En otras palabras, mantener sus cinco escaños, dos por Alicante y Valencia y otro por Castellón. Según las encuestas, lo podría conseguir. Tanto la del CIS como la de Levante-EMV hablan de que mantendrían su apoyo.

En cualquier caso, la misión del soldado Cantó no es liderar a la formación naranja hacia el triunfo (la hegemonía) sino hacia la supervivencia,  entendida como defensa de los cinco diputados actuales. Algunos en el partido creen que pese a su escaso músculo -cuesta horrores congregar gente, como sucedió en una concentración anticatalanista-, la reducción de presupuesto, sus problemas internos o la falta de visibilidad de sus líderes valencianos, desconocidos para la opinión pública, entre Rivera, Cantó y Marta Martín, la número 1 por Alicante, miembro del núcleo duro del líder, lo van a conseguir. Veremos.