El pasado ciclo electoral ha reportado innumerables éxitos para la coalición Compromís: 19 diputados autonómicos y 4 en el Congreso, un eurodiputado, una notable presencia en el gobierno autonómico y un gran número de alcaldías entre las que destaca la de Valencia. Si se formase un nuevo gobierno de izquierdas en España el protagonismo del la formación aumentaría substancialmente. No es solo el nuevo valor que tendrían sus cuatro diputados, es que podrían aparecer como los interlocutores privilegiados de la Comunidad Valenciana, sobre todo si Puig no recompone sus relaciones con Sánchez.
Sin embargo, no todo son aspectos positivos. En el plano electoral Compromís ha tenido que afrontar la llegada de Podemos con quien se disputa el espacio a la izquierda del PSOE y con quien ha establecido una compleja relación de competición y colaboración. En el plano institucional, las dificultades para encontrar una solución al complejo rompecabezas de los grupos parlamentarios en las Cortes Generales ha sido una buena muestra de los límites de la actual colaboración entre ambas formaciones.
En el plano interno es donde Compromís parece tener los desafíos más relevantes. Hasta el momento la alianza entre el Bloc, IdPV y Els Verds se ha dotado de unas mínimas estructuras internas: una ejecutiva que depende de los partidos que integran la coalición y un Consell General que se convoca a petición de los partidos fundadores. También ha alumbrado el nacimiento de Gent de Compromís. No es desconocido que estas estructuras tienen problemas porque en prácticamente todas las decisiones clave (primarias, designación de cargos, pactos electorales…) el proceso de deliberación ha sido muy lento y tenso, lo que ha contribuido a aumentar las desconfianzas entre los socios. De ahí que importantes dirigentes de la formación así como una parte de las bases hayan apostado por fórmulas de mayor integración.
Dejando de lado los indudables beneficios que una mayor integración tendría en la acción de gobierno y en el plano electoral, el problema de este tipo de iniciativas está en el nivel organizativo porque implican reajustes en la distribución de poder entre los socios. Visto desde esta óptica ¿qué futuro cabría esperar a las propuestas de mayor integración? ¿Y a las de una eventual ruptura?
IdPV es un partido que pivota alrededor de su líder, Mónica Oltra, sin duda el principal activo electoral de Compromís. Todo parece indicar que la principal prioridad de Oltra en los próximos años pasa por construir una plataforma electoral que le permita ser presidenta de la Generalitat en el futuro. Esto implica, fundamentalmente, aglutinar (no necesariamente en una misma organización) a los principales actores a la izquierda del PSPV. En esta estrategia Compromís (y el Bloc) tienen un papel fundamental porque es el cimiento sobre el que debe construirse toda la futura arquitectura de acuerdos. Sin ellos difícilmente podrá construirse un proyecto mayoritario. Es por esta razón que Oltra podría estar dispuesta a aceptar una mayor integración mientras esto no cuestione su liderazgo ni su estrategia que, en algún momento, deberá pasar por reestablecer los lazos con Podemos.
La gran baza del Bloc es que nadie puede prescindir de ellos si se quiere ganar la Generalitat desde la izquierda valencianista. A día de hoy, el Bloc puede hacer valer su extensa implantación local y la experiencia de sus cuadros. A medio plazo, el principal activo del partido es su prometedora cantera de políticos. El tiempo dirá si de ella es capaz de emerger un liderazgo capaz de servir de reemplazo a Oltra. Si estos jóvenes quieren heredar un proyecto con vocación mayoritaria no les quedan muchas alternativas que apostar por una mayor integración de Compromís y contribuir a generar ideas para que el valencianismo progresista del siglo XXI tenga más posibilidades de calar en la sociedad valenciana. Los que tengan tentaciones de creer que el Bloc puede tener futuro en solitario harían bien en recordar que lo que les pasó a Rosa Díez, Duran Lleida y tantos otros en el último ciclo electoral.
Gent de Compromís son un grupo heterogéneo de valencianistas, ecologistas y progresistas que no lleva consigo la losa de pertenecer a uno de los dos grandes partidos iniciales. Parten de una posición de equidistancia que podría actuar para acercar posturas o definir posicionamientos. Con una mayor integración estos colectivos verían reforzada su posición dentro de la alianza. La situación es algo distinta en el caso de Els Verds que podrían ser reticentes a formulas de integración que amenazasen a su estatus actual.
Aunque las posiciones de los distintos actores hacen pensar que el principal escenario de futuro para Compromís pase por una mayor integración, esta dependerá del tipo de propuestas que se pongan sobre la mesa. Más Compromís no tendría que ir en detrimento de los partidos que integran la alianza. En su pluralidad reside seguramente parte de su éxito. Pero esto no obsta para que pudiera avanzarse, por ejemplo, hacia una mayor democracia interna, un mayor papel de los militantes en la elección de la ejecutiva, más consultas a los miembros sobre las principales decisiones políticas, mayor regularidad de las reuniones del Consell General... Hasta el momento, todas las acciones de profundización democrática llevadas a cabo en Compromís han sido un éxito. Quizás esta sea la vía a explorar en el futuro.
Vicent Herrero es Doctorando en Ciencia Política y de la Administración Pública (Universidad de Valencia)
Oscar Barberà es Profesor de Ciencia Política y de la Administración Pública (Universidad de Valencia)