El caso de cuarto cerrado con una víctima de asesinato en su interior en un recurso muy socorrido que los maestros del suspense explotan con mayor o menor acierto.
Una variante es el caso de una o varias personas atrapadas en un recinto clausurado que deben ingeniárselas para escapar. Esta situación angustiosa y emocionante a la vez se plasma en los Scape room, un juego muy popular entre los jóvenes universitarios, que combina un desafío al ingenio y una puesta en escena teatral. Puro teatro con banda sonora incluida es la pieza que llega estos días a Rambleta.
Tres personas, dos hombres y una mujer, despiertan encerrados en una tenebrosa cámara subterránea. Presidiendo el espacio, un impoluto piano de cola. Ninguno de ellos sabe por qué está allí y desconocen cómo han llegado a tan horripilante situación. Buscan inútilmente una salida, hasta que la imagen de un individuo enmascarado, con voz distorsionada, les propone un juego siniestro a vida o muerte. Deberán componer y cantar la mejor canción del mundo en menos de 24 horas o resignarse a morir.
Este es el punto de arranque de La Mejor Canción del Mundo, un original montaje de la compañía valenciana Ornitorincs que se mueve entre el thriller cinematográfico, el musical y la representación teatral y se podrá ver en la Rambleta desde este fin de semana hasta el 5 de febrero. Dirigida por Jaime Pujol e interpretada por Diego y Paula Braguinsky, María Zamora y Mamen Mengó, la obra propone un viaje a través de las canciones de éxito de todos los tiempos, una aventura para reír, emocionarse, reflexionar y disfrutar.
“La mejor canción del mundo es una comedia que propone una reflexión sobre el acto creativo, sobre el ejercicio extraordinario de producir algo de la nada”, dice Pujol. “Y como ese acto creativo tiene que ver exclusivamente con el hecho musical, el disfrute sin duda será mayor. Al fin y al cabo, la música está considerada entre los elementos que causan más placer en la vida”.
Pujol reconoce que el inicio recuerda al de la saga Saw pero subraya que su pieza no tiene nada que ver con ella. “Más que una obra de teatro es una experiencia teatral musical”, comenta.
Asegura que “la música nos ayuda a soñar, nos hace compañía, alivia nuestras preocupaciones, nos alegra el espíritu, nos permite sentirnos parte de un grupo social más amplio, nos libera. Provoca una emoción tan cercana y significativa que no podemos vivir sin que ella esté presente en nuestro día a día”.
En resumen, los tres protagonistas no tienen más remedio que aceptar el desafío del hombre enmascarado. A partir de ahí, con un ritmo trepidante y en una sucesión de cuadros llenos de intriga, música, humor y sorpresas se llega al desenlace final.
La obra se representará en la Rambleta hasta el 5 de febrero en valenciano. Después recorrerá otras localidades de la Comunidad en doble versión tanto en castellano como valenciano.
El caso de cuarto cerrado con una víctima de asesinato en su interior en un recurso muy socorrido que los maestros del suspense explotan con mayor o menor acierto.
Una variante es el caso de una o varias personas atrapadas en un recinto clausurado que deben ingeniárselas para escapar. Esta situación angustiosa y emocionante a la vez se plasma en los Scape room, un juego muy popular entre los jóvenes universitarios, que combina un desafío al ingenio y una puesta en escena teatral. Puro teatro con banda sonora incluida es la pieza que llega estos días a Rambleta.