El Hospital La Fe de València empezó a ver a partir del martes pasado por la noche, tras las inundaciones de la provincia de València y la peor catástrofe de Europa, un tipo de paciente que se repitió en las siguientes horas. Los partes oficiales de la Generalitat solo hablan de desaparecidos o fallecidos. Pero, ¿hay heridos? Sí, y muchos de ellos, los de mayor gravedad, han acabado en La Fe esta semana, ya que es el hospital más cercano a la zona cero de la catástrofe.
La mayoría, por fracturas de importancia tras intentar salvarse o por impactos de objetos y la fuerza del agua. Según fuentes del hospital, otros llegaban con heridas muy evolucionadas e infectadas: el fango es una fuente de bacterias y empeoró las cosas el hecho de que muchos de los pacientes no pudieran acudir a ningún médico en las primeras horas, hasta que bajó el nivel de las aguas. Al llegar requirieron intervención quirúrgica y antibióticos. Si un día normal hay 4 ó 5 ingresos hospitalarios, tras el desborde hubo 22 ingresos quirúrgicos. En los últimos días, también está llegando un nuevo tipo de paciente: voluntarios que han ido a ayudar a retirar barro que llegan con contusiones o fracturas, según fuentes internas.
La Conselleria de Sanidad concreta a elDiario.es que en La Fe no hay colapso –pese a que se recogía esa posibilidad en un acta de bomberos del Centro de Coordinación– y hay 100 camas libres. Pero el hospital se prepara para “semanas duras”, según ha avisado por carta a su personal. El motivo es que, como casi todo el mundo de la capital, tiene trabajadores afectados por las inundaciones, de baja, que lo han perdido todo o que no pueden llegar hasta el hospital. Ante esa situación, está llevando un recuento y pide máxima actividad a los que sí están incorporados.
La dirección también insta a los sanitarios a “agilizar las altas de pacientes hospitalizados que puedan ser trasladados a sus domicilios para liberar camas de hospitalización”. El problema es que los que vinieron de l'Horta Sud, epicentro de la desgracia y donde viven 200.000 personas, no tienen casa a la que volver en muchos casos. Para ellos, se indica que deben ser “reubicados en domicilios de familiares o amigos y, si esto no fuera posible, hay que tramitar una interconsulta a trabajo social”. El correo informa de que los servicios de fármacos y urgencias ya están organizados y ruega a los sanitarios y personal administrativo que colaboren entre los diferentes servicios “para la atención de estas personas”.