Guatemala, ese pequeño país al norte de Centroamérica, con una población aproximada de 17 millones de personas. En él se encuentra diversidad de climas, bosques, distintos lugares turísticos que se encuentran en la naturaleza y con muchos paisajes que sorprenden a cualquiera.
El primer pensamiento que me viene a la mente cuando recuerdo a Guatemala son los paisajes que se encuentran en la carretera en las montañas del occidente del país; paisajes que esconden muchos secretos. Me gustaría decir que todos son secretos mágicos, sin embargo, es necesario decir que entre estos se encuentra uno de los índices más altos de desigualdad de la región. Este es un problema tan grande que el no afrontarlo provoca que la población soporte altos porcentajes de desnutrición, violencia, pobreza, racismo y corrupción.
Actualmente Guatemala se encuentra en el puesto 127 en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas; y el coeficiente de Gini, una medida de la desigualdad en la que 0 es mayor nivel de igualdad y 1 es mayor nivel de desigualdad, es de 0.63, uno de los más altos del mundo. No es necesario viajar a los lugares más rurales del país para poder confirmar estos datos, pues como en muchos otros países de Latinoamérica, grandes muros separan a edificios de viviendas que pertenecen a personas con mayor poder adquisitivo de asentamientos informales en donde viven personas en situación de pobreza. esta es una realidad a la que muchas personas no suelen prestar atención, ya que lamentablemente ha sido normalizada.
De acuerdo con la Comisión Económica de Latinoamérica y el Caribe (CEPAL) en Guatemala el 10% más rico de la población posee una porción de los ingresos más grande que en cualquier otro país de la región, en esta parte de la población se cuenta con, además de acceso a educación, servicios básicos y salud dignos; mientras que el 40% más pobre de Guatemala posee una porción de los ingresos más pequeña que en cualquier otro país de la región.es como si en esos 108.888 km² existieran dos países en donde las personas viven en realidades completamente opuestas. Considero que uno de los problemas radica en la dificultad que tiene ese 10% de salir de la burbuja de la cotidianidad y los privilegios para poder enfrentar la realidad que abate al país y afecta a todas las personas que en él habitan.
En la última Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), realizada en 2014, se reveló que la pobreza en Guatemala había aumentado a un 59.3% desde 2011, en donde se detectó un 53.51% es decir que aproximadamente seis de cada diez guatemaltecos y guatemaltecas viven en condición de pobreza en la que sus derechos son constantemente vulnerados; carecen de acceso a salud, trabajo, educación, alimentación y servicios básicos dignos. A pesar de que hay un salario base establecido, muchas personas en áreas rurales deben caminar varios kilómetros para llegar a trabajos precarios, mayormente en agricultura, en los que cobran aproximadamente 5 euros por día, lo que dificulta la posibilidad de brindar buena alimentación a toda la familia. Es así como se mantiene un ciclo de vida que parece interminable en muchas de estas familias, a las que también se suma la falta de educación sexual, causando embarazos en mujeres jóvenes y familias numerosas que dificulta mejorar la calidad de vida de personas y comunidades.
En este paraíso desigual, en el que, de acuerdo con el informe Entre el Suelo y el Cielo, Oxfam Guatemala y el Instituto de Investigación y Proyección sobre Economía y Sociedad Plural (IDIES) de la universidad Rafael Landívar de Guatemala, la población indígena y en especial, las mujeres indígenas, son las más afectadas por las desigualdades sociales, económicas y políticas. En el informe se propone trabajar desde distintos ámbitos para mejorar los altos niveles de salud, seguridad física y jurídica, educación, condiciones de vida, empleo, ingresos y la participación política de los pueblos indígenas para superar las desigualdades, ya que, como se menciona, las principales causas de estas son imaginarios dominantes, el modelo de desarrollo y su estructura económica y el papel del Estado en la perpetuación de los privilegios de una minoría.
No es fácil enfrentar un panorama tan desesperanzador, pero considero que es necesario realizar un examen introspectivo para poder entender de dónde vienen los problemas y empezar a trabajar para poder superarlos. Aunque la realidad de Guatemala es dura y arrastra con ella la carga de una historia irresuelta a causa de la conquista, una independencia conseguida en manos de países terceros y luego un conflicto armado interno con Acuerdos de Paz de papel; mantengo firme la esperanza de que se puede luchar por conseguir un país mejor en donde la población pueda vivir de forma digna. Pero es necesario que esa lucha no sea individual, sino en conjunto con todas las personas que buscan superar una realidad descolorida.