Corría octubre del año 2010 cuando dos diputadas, una del PSPV y otra de Compromís, llevaban a la Fiscalía Anticorrupción unos documentos que se convirtieron en el Caso Cooperación. Una de las estafas más obscenas de un dirigente político que consistió en el desvío de fondos destinados a ayuda humanitaria que en su lugar fueron a parar a bolsillos privados.
Apenas un fin de semana después de anunciarse su semi-libertad, el cuatro veces conseller Rafael Blasco ponía sus pies en las Corts valencianas para enfrentarse al interrogatorio de los diputados. Entre ellos, la socialista Clara Tirado, que junto a Mireia Mollà (Compromís), llevaron el caso a los tribunales hace ya casi nueve años.
Blasco fue condenado como autor de los delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación y falsedad documental por el desvío de 1,6 millones de euros que debían ir a la construcción de pozos en Nicaragua y acabaron invertidos en inmuebles en Valencia. Al país latinoamericano llegó solo un 3% de los fondos presupuestados.
A falta de juzgar otras dos piezas del caso que lleva su apellido, el político acaba de salir de la prisión de Picassent al cumplir la mitad de su condena.
De Picassent a Les Corts en apenas tres días, el exconseller de Solidaridad y Ciudadanía se ha enfrentado al tibio interrogatorio de los parlamentarios en el marco de la comisión de investigación del Caso Taula. Una trama con la que, dice el exconseller, poco tiene que ver. No obstante, entre los recursos retóricos para evitar responder a los diputados, Blasco se ha encontrado con algún rifirrafe entre quienes ya le conocen.
El momento más duro de la comisión lo ha protagonizado el diálogo entre el exconseller y la socialista Clara Tirado, contra quién amagó con querellarse por llevar la denuncia. La diputada del PSPV enunciaba que el compareciente “se ha convertido en un símbolo de la corrupción por uno de los casos más vergonzosos para la sociedad valenciana”, a lo que este respondía que “la contextualización que ha hecho es una expresión más de un populismo barato, que no hace más que encubrir la realidad y hacer demagogia”.
El tono moderado de ambos no ocultaba la dureza de sus palabras. “Esto son hechos incuestionables. Usted continua en la misma tónica”, seguía Tirado, recordando su condena de seis años por la primera pieza del caso Cooperación. “Usted tampoco”, respondía Blasco, recordando encuentros anteriores, hasta toparse con el dardo: “Ya, pero usted está en prisión por una denuncia que yo le puse. No estaría demasiado equivocada”, espetaba Tirado.
La diputada socialista ha continuado su intervención pidiéndole a Blasco “que cambiara de bando” y colaborase con la comisión para esclarecer quién decidía las contrataciones de la Generalitat, especialmente las que tienen que ver con las empresas del Caso Taula. El foco está puesto en Engloba Comunicación, mercantil que facturaba grandes cantidades a las administraciones del PP valenciano, y con la que el departamento del exconseller contrató un vídeo por cerca de 9.000 euros para promocionar el hospital de Haití que nunca se construyó.
Blasco ha terminado su comparecencia defendiendo que su paso por la prisión le ha vuelto una persona solidaria y que ha recibido muchos apoyos. En una suerte de metáfora sobre su vida personal, en declaraciones a los periodistas ha resaltado: “He aprendido muchas cosas, de los errores y de las desgracias se aprende. Sobre todo, sobreponerse porque la vida es lo más bonito que existe y no se acaba esto. Tenemos la costumbre de todos los años hacer fallas y luego las quemamos, hay que empezar de nuevo otra vez”.