La autenticidad es quizás la piedra filosofal del negocio de la restauración. Cuando el cliente percibe que lo que allí se le sirve es auténtico –aunque no sepamos definir muy bien qué es eso exactamente- sale contento, con ganas de volver. Lo cuenta y pone en marcha el engranaje del boca-oreja. Más aún si hablamos de propuestas tan exóticas como la comida japonesa: ¿me están dando gato por liebre? ¿Esto es realmente lo que se come en el país nipón?
La taberna Tora, que abrió hace ahora justo un año, es un oasis de cruda y sabrosa autenticidad nipona en medio de una oferta saturada de sushi de cartón-piedra y purpurina, de bufés llenos de empalagosos refritos y rollitos de dudosa procedencia empapados en aceite. Hay pocos -muy pocos- locales auténticamente japoneses en Valencia: se cuentan con los dedos de una mano. Y sólo hay uno que centre su oferta en ese delicioso e inabarcable país olvidándose del sushi.
Porque Tora es una izakaya: un genuino bar japonés, que te recibe con los brazos abiertos. Un sitio donde se reúnen los amigos, como lo definen Sonia y Koji, sus propietarios. Un lugar de encuentro para beber y comer. Y conforme a ello han parido un local que te transporta a Japón con su atmósfera, para luego seducirte con los platos. Cuenta con una barra (para esperar, para beber o para charlar y comer) y el único tirador de cerveza japonesa en Valencia (Kirin), además de la tampoco habitual Turia de barril.
Pero vamos a lo que vamos: ¿qué se come en Tora? Comida sabrosa, honesta, directa. Comida desconocida y sorprendente que huye del sushi como patrón oro de la japonesidad, y a la vez, o tal vez por ello, comida auténticamente japonesa. Raciones para compartir a precio contenido, que se escogen de una carta corta y cambiante, en constante progresión. Por ejemplo: yakisoba (fideos salteados), las imprescindibles gyoza (empanadillas a la plancha), tataki de bonito (absolutamente maravilloso) o de ternera (una delicia con la que vale la pena atreverse), tempura, tebasaki (alitas de pollo con huevo duro) agedashi tofu (rebozado y en salsa de soja), karaage (bolas de pollo rebozadas), verduras encurtidas y muchas cosas más. Es el otro Japón, el que demasiadas veces se queda fuera de los focos que acapara el sushi. El Japón que aún hay que descubrir, del que tienes hambre nada más coger el avión de vuelta.
Dice El País que hay una “moda global” de las izakaya, y se hace eco de que han aterrizado por fin en Madrid. En Vogue también hablan de la nueva tendencia y se olvidan de Valencia. Si se hubiesen pasado por aquí –o hubiesen mirado en la hemeroteca- habrían comprobado que los valencianos disfrutamos de una izakaya desde hace un año, y que llena sistemáticamente (¡reservad siempre!).
Quizás el éxito –porque es ya toda una referencia en Valencia- radica en que en el Tora se sirve comida que apetece comer, en un ambiente al que apetece ir. Un día le pregunté a Koji, propietario y cocinero, que por qué una izakaya, que por qué esos platos. “¡Porque me encantan esos platos! Y porque me lo paso fenomenal en una izakaya.”, me contestó, sonriendo. “Es comida que echo de menos. En Valencia hay sushi pero nadie sirve cerdo al estilo de Okinawa, tebasaki o namerou”.
¿Y qué hay más auténtico que un japonés cocinando lo que echa de menos de Japón?
Tora
C/ Pedro III el Grande, 13
Tlf: +34 963 11 94 29
Bola extra: Si queréis quedar bien y sentiros como si estuvieseis en Japón (más aún), podéis decir lo siguiente al acabar (pronunciando tal cual lo leéis).
- Arigato! Oishikatta desu! (¡Gracias! ¡Estaba buenísmo!)
- Arigato! Gochiso sama deshita! (¡Gracias! Ha sido todo un festín!)
La autenticidad es quizás la piedra filosofal del negocio de la restauración. Cuando el cliente percibe que lo que allí se le sirve es auténtico –aunque no sepamos definir muy bien qué es eso exactamente- sale contento, con ganas de volver. Lo cuenta y pone en marcha el engranaje del boca-oreja. Más aún si hablamos de propuestas tan exóticas como la comida japonesa: ¿me están dando gato por liebre? ¿Esto es realmente lo que se come en el país nipón?
La taberna Tora, que abrió hace ahora justo un año, es un oasis de cruda y sabrosa autenticidad nipona en medio de una oferta saturada de sushi de cartón-piedra y purpurina, de bufés llenos de empalagosos refritos y rollitos de dudosa procedencia empapados en aceite. Hay pocos -muy pocos- locales auténticamente japoneses en Valencia: se cuentan con los dedos de una mano. Y sólo hay uno que centre su oferta en ese delicioso e inabarcable país olvidándose del sushi.