Odeceixe: hippies y surferos en el norte del Algarve portugués
El Algarve no se acaba en el Cabo de San Vicente. La fachada sur de esta región de Portugal acapara las miradas de la gran mayoría de los viajeros y viajeras que se dejan caer por aquí para armar unas vacaciones de playa, cultura y gastronomía. Pero hay mucho más. En la frontera con la región del Alentejo se encuentra la Ribeira de Seixe, un río pequeñito y sinuoso que forma el límite entre los dos territorios que conforman el sur del país. Pues justo en el tramo bajo de este río nos encontramos con uno de los pueblos más interesantes de esta parte de Portugal. Enclavado en un lugar donde se suceden los espacios naturales protegidos y los playazos. Playazos de verdad, porque según una encuesta realizada en todo el país, la Playa de Odeceixe se encuentra entre las siete maravillas del país: y no es una exageración. No hay muchas playas en el mundo que te permitan, por ejemplo, bañarte en el mar y, al mismo tiempo, en un río. O que mientras bate una de las mejores olas del Atlántico para hacer surf uno pueda darse un chapuzón en una piscina de aguas limpias y tranquilas dando apenas un paseo de unos centenares de metros. Pero vayamos por partes.
El pueblo de Odeceixe es una clase magistral de arquitectura tradicional portuguesa. La cima de la población está ocupada por el Molino. Estamos ante una muela del siglo XVIII que aún sigue funcionando y que es de los mejor conservados de todo el país. Desde aquí las calles van arriba y abajo entre casitas pintadas de blanco y zócalos de colores brillantes que crean un conjunto de gran belleza. Otro punto de interés es la Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad (25 de abril, sn), un edificio del siglo XV con trazas de ese gótico manuelino preciosista pese a la sencillez del conjunto. En el interior hay que fijarse en la talla de la virgen, una obra de finales de la Edad Media. Otro punto de interés en Odeceixe es el Mirador de la Maravilla (Variante 19 de abril), un pequeño balcón situado sobre la ribera del río desde donde puedes ver buena parte del cauce bajo del Seixe y la playa.
De camino hacia la playa haz una primera parada en el Mirador de la Ribeira de Seixe desde donde tienes una vista general de la Séptima Maravilla de Portugal. El estuario del Seixe está formado por una enorme barrera de arena que obliga al río a hacer una gran curva para llegar hasta el mar. Y ese remanso crea una enorme zona de humedal repleta de vida. Hay un sendero circular que parte desde el mirador y te permite acercarte al agua para ver multitud de aves y, si tienes suerte, a alguna de las nutrias que viven en este lugar. Y después está la playa. Este es el gran atractivo del pueblo y de la zona norte de la costa del Algarve. Del lado del Atlántico tienes una playa salvaje con buenas olas para hacer surf (aunque con marea baja se forman extensos charcos de aguas someras y quietas) y del lado del río aguas cálidas y tranquilas ideales para los niños. Aquí cerca tienes varios restaurantes para comer pescado fresco (nosotros te recomendamos Dorita -ver el mapa-). Muy cerca de este playazo se encuentra la Playa de Adegas, donde se practica el nudismo.
Aprovechar la ocasión para visitar Aljezur.- El pueblo de Aljezur oficia como cabeza administrativa de los límites del Algarve portugués por esta banda de mar. El pueblo es pequeño (no llega a los 3.000 habitantes) pero aún así cuenta con un par de cosas que ver que son el resultado de una historia que se remonta a la época de la dominación musulmana de la Península Ibérica. El monumento más importante de la localidad es el Castillo (Domingo Pires Correira), un interesante sistema de muros y torres que data del siglo X y fue uno de los puntos estratégicos de defensa de la Taifa de Silves. Para los amantes de los datos curiosos queda que esta fortaleza fue la última en resistir la conquista cristiana. El origen de la localidad es árabe, pero en el Museo Municipal (João Dias Mendes, 48) puedes encontrar restos arqueológicos mucho más antiguos -aquí se encuentra, por ejemplo, una de las colecciones de objetos líticos prehistóricos más completas de todo el país-.
Esto es una de las cosas que más nos gustan de Portugal: hasta el más pequeño de los pueblos cuenta con un museo arqueológico y dos o tres centros culturales de interés. En este caso también podemos ver la Casa del Pintor José Cercas (Castelo, sn), con el taller de este artista local en una casona tradicional preciosa, y el Museo Antoniano (Gabao, 9), un a vieja ermita del siglo XVII que hoy alberga un modesto museo de arte sacro dedicado a la figura de San Antonio, el santo lisboeta del siglo XII. El listado de ‘grandes monumentos’ de Aljezur se termina con la Iglesia de la Misericordia (Saudade, sn) de traza sencilla y en consonancia con el resto del pueblo. Y después queda callejear para ir descubriendo rincones en un pueblo típicamente portugués: casitas blancas, un entorno cuidado y mucho buen gusto. ¿Ir a la playa en Aljezur? También. En esta zona mandan las pequeñas calas que se forman en las desembocaduras de las ribeiras. Las más recomendables son Monte Clérigo (acceso por M-1003-1) y la Praia da Amoreira (acceso por M-1003-1). En este último caso, si te aventuras ribeira arriba, no sólo vas a ver una zona de marismas muy bonita y repleta de vida natural, sino que también hay unas salinas históricas. Otro punto de interés de la costa de Aljezur es el Ribat de La Atalaya (acceso desde la urbanización de Vale da Telha), ruinas de una antigua fortaleza islámica que vigilaba la costa cercana al pueblo.
Adentrarse en las maravillas del Parque Natural del Suroeste Alentejano y Costa Vicentina.- La extensión de este trozo de costa excelentemente conservado excede con mucho los alrededores de Odeceixe, ya que el parque se extiende desde el sur de Sines (en el Alentejo) hasta más allá del Cabo San Vicente (en el extremo suroeste del país). Pero en la zona hay varios lugares interesantes para ver. El tramo de costa que va desde la localidad de la Playa de Carvahal (en el Alentejo) hasta la propia Playa de Odeceixe es uno de los mejores ejemplos de lo que esta costa ofrece: pequeñas playas, cantiles, campos de dunas, bosques costeros y el fantástico estuario del Río Seixe. Una buena manera de explorar este trozo de litoral es tomar el sendero que parte desde la Albufera del Seixe (en la Playa de Odeceixe) y llega hasta la bonita playa de Zambujeira do Mar.
Fotos bajo Licencia CC: Vitor Oliveira; Aleksandr Zykov; Marty B; Ana Rodríguez
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