El blog de 'El amigo informático' nace con la intención de ser un cuaderno de bitácora de experiencias con las que a diario nos topamos en el ámbito tecnológico. Quien no tiene un “amigo informático” que le solventa dudas o problemas, le pasa los contactos cuando se cambia de móvil o le arregla el microondas.
Qué tarjeta gráfica necesito
Se tiene la errónea creencia de que los informáticos sabemos de cualquier tema en el ámbito de las tecnologías. A pesar de que sí que conocemos a grandes rasgos cualquier tema que se nos plantee, también es cierto que solo somos especialistas en algunos terrenos y no en otros. Por ejemplo en el tema de este artículo debo de reconocer que era prácticamente analfabeto y si a vosotros os pasa igual quizás este post arroje luz a la hora de compraros vuestra nueva tarjeta gráfica.
Elegir una tarjeta gráfica no es fácil, y no sólo por el enorme catálogo que encontramos disponible a día de hoy, sino también por el propio desconocimiento de buena parte de los consumidores que, a su vez, se dejan llevar por recomendaciones inadecuadas, fanatismos, publicidad o “chollos”. Es evidente que si la “cartera” no es problema cuanto más dinero nos cueste, más prestaciones nos ofrecerá. Pero para el caso de las tarjetas gráficas podríamos gastarnos más dinero que en el resto de componentes y no cubrir correctamente nuestras necesidades.
Tampoco podemos olvidarnos de que los elementos o factores que importan de cara a la elección de una tarjeta gráfica son bastante diversos, y que encima su número o cantidad no siempre tiene un impacto o beneficio proporcional, algo que las convierte en uno de los componentes más difíciles de elegir. Número de núcleos gráficos, memoria VRAM, frecuencias de trabajo, bus de memoria, unidades de texturizado, tecnologías, versión de DirectX, consumo, fuente necesaria… Sí, como dijimos a la hora de comprar una tarjeta gráfica hay que hacer muchas consideraciones, ya que de lo contrario podemos encontrarnos con un producto que no satisface nuestras necesidades y, por tanto, son una mala compra.
Para facilitaros la elección y ayudaros en la medida de lo posible he decidido hacer esta guía, donde realizo una exposición bastante extensa para que la compra de vuestra tarjeta gráfica no sea un calvario, dividiéndola además en categorías para que os resulte más fácil de consultar.
¿Qué uso le vamos a dar a la tarjeta gráfica?
Esta es la primera pregunta que debemos hacernos antes de lanzarnos a elegir, ya que del uso que le vayamos a dar dependerá que nos centremos en mirar GPUs convencionales, integradas o profesionales.
Las tarjetas gráficas convencionales son muy versátiles, y ofrecen una potencia que es, casi en todos los casos, mayor que el de las integradas, aunque su consumo y el calor que generan es mayor.
Por su parte las tarjetas gráficas profesionales vienen a ser, en esencia, variantes de sus homónimas convencionales que son adaptadas y optimizadas para ofrecer un mayor rendimiento en ciertas tareas, mostrando diferencias importantes en programas como Adobe CS6, Avid Media Composer, Autodesk Inventor, CATIA y SolidWorks, entre otros.
Finalmente las tarjetas gráficas integradas cuentan con un rendimiento sensiblemente inferior, pero como contrapartida tienen un consumo muy reducido, generan poco calor y facilitan el montaje de equipos de bajo presupuesto, ya que normalmente vienen integradas en la CPU o en la placa base.
De esta exposición podemos sacar varias categorías, todas ellas en función del uso que vayamos a dar a la tarjeta gráfica, que os exponemos a continuación.
Tarjetas gráficas para jugar.
En este punto debemos optar por tarjetas gráficas convencionales, aunque algunas integradas también muestran un rendimiento bastante aceptable, así que todo depende en esta categoría de nuestro presupuesto y de la resolución y calidad a la que queramos jugar:
Resolución de 2.560 x 1.440: la mejor opción en relación calidad-precio es una Radeon R9 290, cuyo precio ronda los 316 euros(*). Si nuestro presupuesto está mas ajustado podemos optar por una GTX 770 o una Radeon R9 280X, cuyo precio es de 299 y 285 euros (*), respectivamente. Resolución de 1.920 x 1.080: en este caso tenemos múltiples opciones que nos permitirán disfrutar de una experiencia óptima. Las R9 280X y GTX 770 son, de nuevo, las mejores opciones, pero si nuestro presupuesto es algo ajustado podemos hacernos con una R9 270X o una GTX 760. La primera cuesta unos 189 euros (*), mientras que la segunda ronda los 200 euros (*). Resolución 1.600 x 900: en estas resoluciones la mejor opción en relación precio-prestaciones es la Radeon HD 7770-R7 250X, cuyo precio se sitúa en unos 115 euros (*). Con ella podremos jugar incluso a 1080p a algunos juegos concretos y calidad media o alta. Si queremos una solución de NVIDIA la GTX 750 es una opción a tener en cuenta por poco más de 130 euros (*). Resoluciones inferiores: no merece la pena invertir en una gráfica dedicada por debajo de una Radeon HD 7770-R7 250X o una GTX 750 si lo que queremos es jugar, así que personalmente no recomiendo la compra de modelos inferiores para jugar.
(*) Precios de Amazon a principios de 2017.
Tarjetas gráficas para trabajar.
Dentro de este grupo también podemos dividir tres grandes categorías, dependiendo una vez del uso concreto que le vayamos a dar dentro de cada categoría en concreto.
De nuevo el presupuesto también juega un papel importante, aunque por lo general una solución de gama media-baja es más que suficiente para la mayoría de usuarios en este grupo.
Aplicaciones profesionales: dentro de las mismas podemos englobar, por ejemplo, diferentes variantes de CAD. En esta categoría modelos básicos como la Quadro K600, cuyo precio ronda los 150 euros (*) son, como anticipamos, suficiente para la mayoría de los usuarios. Con todo, tanto NVIDIA como AMD ofrecen diferentes opciones en sus gamas Quadro-Tesla y FirePro, respectivamente. Edición de vídeo: en estas tareas se utiliza más el procesador y la RAM, por lo que la gráfica no tiene tanto peso en estas tareas. Por ello, en este punto resulta recomendable optar por una tarjeta gráfica de gama básica, salvo casos muy concretos. Ofimática: este tipo de tareas no son nada exigentes, y cualquier tipo de solución gráfica será, por lo general, más que suficiente para poder realizarlas con garantías, incluidas las integradas, obviamente.
Multimedia y navegación web.
Para estas tareas, entre las que encontramos la visualización de contenidos web y la reproducción de contenidos multimedia, cualquier GPU de gama baja será suficiente para disfrutar de una buena experiencia de uso, sobre todo teniendo en cuenta que a día de hoy el formato mayoritario en España sigue siendo el Full HD 1080p.
Así tenemos que por ejemplo una modesta HD 2500 de Intel sería más que suficiente para estos menesteres.
Antes de terminar podemos establecer unas ciertas notas fijas que nos ayudarán, a modo de resumen, a tener las ideas claras de cara a elegir una tarjeta gráfica para jugar, incluso aunque no queramos complicarnos recordando modelos concretos o especificaciones.
Así, a la hora de elegir una gráfica para jugar podemos recordar las siguientes generalidades:
Gráfica de más de 200 euros: alto rendimiento, para resoluciones 1080p y superiores. Gráfica de 150 a 200 euros: rendimiento medio-alto, para resoluciones 1080p. Gráfica de 80 a 100 euros: rendimiento medio, para jugar por debajo de 1080p, normalmente. Gráfica dedicada de menos de 80 euros: no recomendable para jugar. Gráficas de gama baja, tanto integradas como dedicadas: ideales para multimedia y ofimática.
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