Pasada la fase aguda de la crisis –más política y mediática que sanitaria– del ébola en nuestro país, el virus de la gripe otoñal –benigno en la gran mayoría de los casos– y los resfriados nos esperan. Por muchas medidas que se tomen, la protección absoluta no existe. Ni siquiera puede proporcionarla la vacunación. Esta solo reduce aproximadamente un 50% el riesgo de contraer la gripe durante 3 meses y no está libre de efectos secundarios. Por eso no se recomienda para las personas que estén sanas. Contra los resfriados no existe una vacuna mínimamente eficaz.
Sin embargo, se pueden tomar ciertas precauciones cotidianas para evitar la infección, como lavarse las manos con frecuencia, mantenerlas alejadas de los ojos, la nariz y la boca, y no compartir vasos ni otros objetos que hayan podido estar en contacto con saliva. También es importante evitar los cambios bruscos de temperatura pues provocan una bajada de las defensas.
Además se pueden tomar medidas para reforzar el sistema inmunitario mediante el consumo de ciertos alimentos, plantas medicinales y suplementos nutricionales que reducen la intensidad de los síntomas si, pese atodo, se contrae la enfermedad.
Alimentación preventiva
Una alimentación equilibrada, abundante en vegetales, que proporcione todos los nutrientes, especialmente los esenciales para el sistema inmunitario, es el gran pilar de la estrategia preventiva. Es necesario ingerir diariamente un mínimo de 60 mg de vitamina C, dosis que se obtiene, por ejemplo, de una naranja, un kiwi, un mango, un pimiento rojo crudo, tres mandarinas o media guayaba.
Otros nutrientes importantes son los minerales selenio y zinc. El primero es capaz de aumentar la producción de glóbulos blancos, que participan en la defensa contra los virus. El alimento más rico en selenio es la nuez de Brasil, pero los 70 mcg diarios necesarios se pueden obtener con una ración de pescado o incluyendo en la dieta huevos, cereales integrales y productos lácteos.
El zinc es interesante pues tiene una actividad antivírica directa. Para garantizarse los 15 mg necesarios se puede comer diariamente un puñado de semillas de calabaza, un trocito de queso curado y pan integral. Además se encuentra en frutos secos, mariscos, legumbres, arroces integrales, carnes, pescados, huevos y productos lácteos.
El ajo y la cebolla crudos también tienen efecto antivírico por lo que no deben faltar en los menús de otoño y primavera. Por otra parte, los lactobacilos y bifidobacteriasque se encuentran en el yogur y el kéfir ejercen un efecto beneficioso sobre el sistema inmunitario a través de la flora intestinal. Uno o dos yogures diarios son suficientes para incrementar la eficacia de las defensas.
Las plantas medicinales
La mayoría de medicinas que se venden sin receta —que no están libres de efectos secundarios y resultan, por cierto, un gran negocio para las empresas farmacéuticas— son analgésicos, antiinflamatorios y antipiréticos como la aspirina o el paracetamol. Alivian los síntomas pero no ayudan al cuerpo en el combate contra los virus. De hecho incluso obstaculizan la respuesta natural del organismo. A menudo las plantas medicinales son una opción más segura.
La equinácea (Echinacea purpurea) es eficaz para prevenir los resfriados, según un estudio realizado por investigadores escoceses con más de 700 participantes que tomaron pastillas de extracto durante un mes. La investigación mostró que los resfriados se redujeron a la mitad de lo previsto. Con fines preventivos se recomienda una dosis diaria de extracto de en torno a 7 mg. Para tratar los síntomas se toman 20 gotas de tintura, 3 veces al día disueltas en un poco de agua, antes de las comidas.
El tomillo (Thymus vulgaris) también se puede tomar preventivamente por sus propiedades antisépticas. Se toman hasta tres tazas al día con la infusión de una cucharadita de flores secas por taza. Se puede elaborar un jarabe realizando una decocción de una cucharada de tomillo y dos de manzanilla en un litro de agua hasta que quede reducido a un tercio. Se endulza y se toman tres cucharaditas al día.
Una recomendación para reducir el riesgo de contagio consiste en evaporar el aceite esencial en ambientes interiores mediante un aparato difusor de ultrasonidos (a la venta en farmacias y parafarmacias). Estos aparatos también ayudan a humidificar el aire si está demasiado seco. Cuando la humedad es inferior al 40% las mucosas se resecan y aumenta el riesgo de que los virus proliferen.
Además el tomillo es una indicación probada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) como expectorante ante la tos asociada al resfriado. Ayuda a controlar los virus y las bacterias y se utiliza para aliviar el dolor de garganta en caso de tener anginas, o cuando se tiene el pecho cargado.
Para tratar los síntomas
Se puede recurrir a una serie de plantas:
La drosera (Drosera rotundifolia) se emplea desde antiguo contra la tos en los catarros de garganta y la bronquitis, y contra el asma. Su uso más frecuente es en forma de extracto líquido. Se pueden tomar 10 gotas cada vez, de una a cuatro veces al día, y en casos de tos muy violenta se puede tomar la misma cantidad hasta seis veces al día.
Otras formas de administración pueden ser la infusión o la decocción. La infusión se prepara vertiendo una taza de agua hirviendo sobre una cucharadita o media de la planta seca. Se deja reposar de cinco a diez minutos, se filtra y se toma endulzada con miel. La dosis es de una taza, tres o cuatro veces al día y para los niños la mitad.
Si se prefiere la decocción, se hierve durante tres minutos una cucharadita de esta planta en una taza de agua. Las dosis son las mismas que para la infusión.
El gordolobo (Verbascum thapsus) se usa contra la irritación de la tráquea y los bronquios. Facilita la salida de la mucosidad y aliviando la sensación de ahogo. Combate la tos y el asma. Se utilizan principalmente las flores, en infusión de 10 a 30 g por cada litro de agua hirviendo. Se toman tres o cuatro tazas al día. Hay que filtrar cuidadosamente la infusión, ya que los estambres de las flores sueltan multitud de pelitos que pueden ser irritantes.
El saúco (Sambucus nigra) favorece la sudoración y calma la tos. Se aconseja en catarros, faringitis, anginas y gripe. Para hacer la infusión, se toma una cucharada sopera de flores desecadas o de hojas por cada taza de agua hirviendo.
El pelargonium o umckaloabo (Pelargonium sidoides) ayuda a superar las infecciones que afectan a los bronquios. El extracto que se obtiene de la raíz posee propiedades antibióticas (contra bacterias y virus) y es un remedio eficaz y muy popular en Alemania para prevenir y tratar las bronquitis de manera natural, sobre todo en niños. Se utilizan preparados de extacto fluido y la dosis debe ser la indicada por el fabricante.
Las hojas del eucalipto (Eucalyptus globulus) son un gran remedio ante todas las afecciones de las vías respiratorias: resfriados, gripe, tos, asma, bronquitis agudas y crónicas. También se utiliza para combatir la fiebre. Se puede tomar en infusión utilizando una o dos hojas por cada taza de agua hirviendo, o se pueden tomar baños de vapor de pecho y cabeza. Estos pueden durar de 10 minutos a media hora y aún más si se desea.
Suplementos nutricionales
La vitamina C puede acortar la duración y la intensidad de los síntomas. Con fines terapéuticos se puede doblar o triplicar la dosis diaria recomendada, ya sea a través de alimentos o de suplementos. No obstante hay que subrayar que no se ha podido demostrar una eficacia general de la vitamina C: a unas personas les va bien y otras no aprecian el beneficio.
Más demostrado está el efecto del zinc, siempre que se tome en cuanto aparezcan las primeras molestias. Su acción es directa: debe dejarse que la pastilla se deshaga en la boca para que el tiempo de contacto entre el mineral y los virus que se han instalado en las mucosas sea el mayor posible. Una dosis de 12 mg cada 2 o 3 horas durante los tres primeros días puede conseguir que la duración del resfriado se reduzca a la mitad.
El tratamiento natural y casero se completa con descanso, comidas ligeras y digestivas y un aumento en el consumo de líquidos que ayuden a limpiar las vías respiratorias. Se puede tomar agua, agua con miel, té con limón e infusiones de plantas medicinales.
Un resfriado o una gripe representa siempre un contratiempo, pero se supera mejor si la actitud es de confianza en la capacidad de recuperación. Una enfermedad leve de este tipo es una oportunidad para cuidarse y para desconectar de las rutinas. A fin de cuentas cada resfriado representa una vacunación eficaz y reduce las probabilidades de enfermar en los años siguientes.
Todos los consejos que hemos ofrecido no deben evitar la consulta con el médico si la fiebre es muy alta (más de 38,9ºC) o se mantiene más de 5 días, el resto de síntomas duran más de 10 días o aparecen dificultades respiratorias u otros síntomas inusuales y agudos.