Este blog pretende transmitir reflexiones sobre música, literatura, arte, pensamiento y cultura en general, sin eludir la dimensión política. Trata de analizar la realidad, especialmente cuando, como ocurre con frecuencia, supera la ficción.
Música en la noche

Los Nocturnos de Frédéric Chopin, especialmente algunos de ellos, como el op. 9 número 2, figuran entre las piezas más célebres de la música y han sido objeto de muy numerosas grabaciones. Sin embargo, no fue Chopin el primer compositor que utilizó el término nocturno en el sentido romántico de obra breve para piano solo, de carácter intimista, por lo general con una melodía cantabile y acompañamiento arpegiado. Cabe ese honor al mucho menos conocido pianista irlandés John Field (1782-1837), quien escribió una colección de 18 piezas así llamadas, más otras tres sin numerar que se suelen incluir en el grupo. Los primeros nocturnos de Field son de 1812, mientras que Chopin escribe el primer grupo de los suyos entre 1830 y 1831.
Es cierto que los de Chopin tienen mayor vuelo romántico, pero también que los de Field ya poseen la evocación de la noche y la suave melancolía que hoy se asocian en música a la palabra nocturno. Parece seguro que Chopin conocía al menos algunos nocturnos de Field cuando escribió los suyos. Además, el inicio del citado número 2 del op. 9 de Chopin recuerda claramente el del número 12 de Field. Este compositor, que colaboró en Londres en el negocio de venta de pianos de Muzio Clementi, se estableció en Rusia y adquirió una notable fama. Murió en San Petersburgo.
Alice Sara Ott es una pianista muniquesa de 36 años, de padre alemán y madre japonesa. Niña prodigio, con solo cinco años quedó finalista en el Concurso para Jóvenes Pianistas de Múnich. En 2019 anunció que le había sido diagnosticada esclerosis múltiple. Por fortuna continúa manteniendo una importante actividad en cuanto a conciertos públicos y grabaciones. La última incluye la colección completa de los Nocturnos numerados como tales de John Field para el sello Deutsche Grammophon, con el que trabaja desde 2009. Su grabación es de una gran sensibilidad y hace uso de una rica gama de matices, que permiten apreciar la sencilla e inspirada belleza de las obras de Field.

Según explica la pianista en las notas que acompañan la grabación, estuvo escuchando estas obras durante la pandemia y quedó cautivada por su atractivo, que está entre el clasicismo de Mozart y el atrevimiento romántico de Beethoven, al tiempo que avanza la atmósfera de los Nocturnos de Chopin. Ella recuerda que este compositor franco-polaco tenía cuatro años cuando Field escribió sus primeras piezas denominadas Nocturnos.
Después de Chopin otros compositores han escrito nocturnos, como Erik Satie, que compuso cinco para piano solo, con un aire menos romántico y más surrealista, por supuesto. Claude Debussy tiene solo una obra pianística con ese título, aunque también podría considerarse un nocturno su célebre Clair de lune de la Suite Bergamasque, probablemente una de las más bellas piezas para piano que se han escrito nunca. También se llama Nocturnos una suite de este compositor francés, para orquesta y coro femenino, marcadamente impresionista, que consta de tres partes: Nuages, Fêtes y Sirènes. Es en la última cuando interviene el coro, que vocaliza una melodía sin palabras. Esta obra inicialmente fue pensada para violín y orquesta, con la intención de dedicarla al violinista belga Eugène Ysaÿe, aunque finalmente quedó como la conocemos hoy. Está basada en una serie de pinturas impresionistas, también titulada Nocturnos, del pintor James McNeill Whistler.
Si los Nocturnos de Debussy se alejan del espíritu romántico de los originarios de Field, llevados a su apogeo por Chopin, más diferente aún es el célebre Nocturnal de Benjamin Britten, una obra para guitarra sola, considerada una de las más importantes escritas para este instrumento en el siglo XX. Fue escrita en 1963 por el compositor inglés para el guitarrista Julian Bream y está construida a partir de una melodía del compositor y laudista John Dowland (1563-1626). La grabación del propio Bream se puede encontrar en Sony. En cuanto a las otras obras citadas, entre la multitud de grabaciones existentes de los Nocturnos de Chopin, tengo especial predilección por la de Alexander Brailowsky (RCA), que en su día escuché en dos discos de vinilo. Para el Debussy pianístico, probablemente nadie como Walter Gieseking (Warner), y para los Nocturnos, Michel Plasson con la Orchestre du Capitole de Toulouse (Erato). Los cinco Nocturnos de Satie se pueden encontrar en el sello Vox interpretados por Frank Glazer. Hasta aquí este viaje musical, que no pretende llegar, como Louis-Ferdinand Céline, al fin de la noche.
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Este blog pretende transmitir reflexiones sobre música, literatura, arte, pensamiento y cultura en general, sin eludir la dimensión política. Trata de analizar la realidad, especialmente cuando, como ocurre con frecuencia, supera la ficción.
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