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El robot como artefacto cultural
Ahora mismo los móviles han puesto en nuestro bolsillo una cámara capaz de subir imágenes y videos a un auditorio de miles de millones personas. Este cambio afecta todas las producciones culturales y el soporte de la información condiciona incluso el discurso. Los artistas canadienses Impossible Things intervienen con realidad aumentada cuadros históricos de hace cientos de años a través de una lente contemporánea y convierte, por ejemplo, un retrato de una aristócrata holandesa en el instagram de una influencer contemporánea al pasar por el filtro de una aplicación del móvil. Este experimento es parte de la exposición Reblink que forma parte del festival de cultura robótica, el Ros Fest, que se celebra en Las Naves, en Valencia este 14 y 15 de septiembre.
Alejandro Castilla, de 18 años y Maria Balaguer y Ricardo Escandell, de 21, estudian Telecomunicaciones en la sede de Gandia de la Universidad Politécnica, y han diseñado en un día un robot que actuará en un cortometraje. No habla pero sí que expresa emociones de tristeza, enfado o furia, con la gestualidad del rostro. Es solo una práctica como parte de las actividades del festival, que incluye un festival de cortometrajes con los robots como protagonistas.
La bailarina Juana Varela ofrecerá un espectáculo de danza donde también baila con un robot, Baxter y emprendedores valencianos ofrecen demostraciones de realidad virtual donde puedes jugar o aprender.
“Nuestra forma de vida ha cambiado, vivimos ya en una realidad robótica con móviles inteligentes en el bolsillo, electrodomésticos que limpian por nosotros o aplicaciones como el google home con las que puedes controlar a distancia la casa y claro que la cultura va a la par”, explican a tres voces Maria Balaguer, Ricardo Escandell y Alejandro Castilla.
Los tres forman parte de uno de los siete equipos de ingenieros y cineastas que de manera colaborativa y conjunta están creando un robot que sea un actor más dentro de un cortometraje. Es la la #FilmRobothon, una Hackaton que conjuga, sin ciencia ficción, el cine y inteligencia artificial.
“El ROS Fest 2018 pretende crear sinergías entre el mundo del arte y la tecnología, a través del medio audiovisual y alrededor de la figura de un robot” explica el director del festival Ricardo Domínguez Jover.
El festival también cuenta con una exposición de empresas de tecnología puntera y avanzada como Rc Moca; proyectos de arte, tecnología y sociedad de El Caleidoscopio; y la Realidad Aumentada de Innoarea.
Los robots ya no son un experimento estético sino un artefacto cultural.
Ahora mismo los móviles han puesto en nuestro bolsillo una cámara capaz de subir imágenes y videos a un auditorio de miles de millones personas. Este cambio afecta todas las producciones culturales y el soporte de la información condiciona incluso el discurso. Los artistas canadienses Impossible Things intervienen con realidad aumentada cuadros históricos de hace cientos de años a través de una lente contemporánea y convierte, por ejemplo, un retrato de una aristócrata holandesa en el instagram de una influencer contemporánea al pasar por el filtro de una aplicación del móvil. Este experimento es parte de la exposición Reblink que forma parte del festival de cultura robótica, el Ros Fest, que se celebra en Las Naves, en Valencia este 14 y 15 de septiembre.
Alejandro Castilla, de 18 años y Maria Balaguer y Ricardo Escandell, de 21, estudian Telecomunicaciones en la sede de Gandia de la Universidad Politécnica, y han diseñado en un día un robot que actuará en un cortometraje. No habla pero sí que expresa emociones de tristeza, enfado o furia, con la gestualidad del rostro. Es solo una práctica como parte de las actividades del festival, que incluye un festival de cortometrajes con los robots como protagonistas.