Glòria Tello, concejal de Bienestar Animal, tiene un objetivo. Se trata de convertir Valencia en “ciudad amiga de los animales”. Y para ello, plantea una nueva ordenanza de tenencia de animales y medidas para respaldar a los cuidadores de los gatos callejeros. Pero en su meta se ha encontrado con un problema embarazoso: el colapso de las instalaciones de la protectora. Y más, con la política instaurada de sacrificio cero.
Fuentes de la concejalía dirigida por Tello afirman que “las instalaciones de la protectora están completas”. Y que la tarea de crear una nuevo espacio sería de la concesionaria, Modepran. “Las cláusulas del pliego de condiciones obligan a la empresa a habilitar otro local en caso de que eso ocurra”, apuntan las mismas fuentes. Aunque reconocen “el trabajo llevado a cabo por la protectora” y que crear un nuevo espacio tampoco “es la solución definitiva a la situación”.
Desde Modepran argumentan que hay más abandonos que cuando se firmó el convenio con el Ayuntamiento de Valencia por la crisis económica. También señalan que atienden animales “de otras poblaciones cercanas, e incluso de fuera de la Comunitat”. “Abandonan aquí a su mascota porque saben que no se sacrifican”, precisan desde la empresa.
La empresa reconoce que con el nuevo gobierno municipal “hay mayor sensibilidad” y reivindican que la solución pasa “por crear unas instalaciones que no son de perrera, sino de protectora realmente”. “Las campañas de concienciación, el control de la venta y la estirilización también son fundamentales para evitar el colapso de las instalaciones”.
Así, el departamento de Tello busca como solucionar este problema heredado del mandato anterior. “No hay una solución inmediata de momento para responder a la urgencia. Habilitar un local municipal cuesta entre dos y seis meses porque la Generalitat debe certificar que las instalaciones son aptas para poder albergar animales”, lamentan desde la concejalía. “Estamos estudiando alternativas”, aseguran. La herencia de Barberá dificulta los planes del tripartito.