La empresa de Carlos Fabra procesada por blanqueo no ve incertidumbre en el futuro, pero multiplica por tres su deuda
La empresa Carmacas SL, propiedad de Carlos Fabra y dos de sus hijos y procesada por un presunto delito de blanqueo de capitales, no ve incertidumbre de cara a su futuro mercantil. “La dirección no es consciente de la existencia de incertidumbres importantes, relativas a eventos o condiciones que puedan aportar dudas significativas sobre la posibilidad de que la empresa siga funcionando normalmente”, señala la memoria económica de las cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil por la firma, propiedad del expresidente de la Diputación de Castellón.
La sociedad instrumental figura como procesada por los presuntos delitos de insolvencia punible y frustración de la ejecución y blanqueo de capitales cometidos por persona jurídica en el 'caso Fabra II'. La administradora única y apoderada de la empresa es Claudia Fabra, que ostenta el 90% de las acciones. Su padre y su hermano Borja poseen el 10% restante.
Así, la empresa declara en 2021 (el último ejercicio cerrado) deudas a corto plazo por 284.923 euros, tres veces más que los 95.374 euros del año anterior. Carmacas SL reseña la inversión inmobiliaria que está en el ojo del huracán de la causa: la vivienda de la urbanización La Finca en Pozuelo de Alarcón. Con tres plantas, garaje y piscina, la propiedad está situada en una de las zonas más exclusivas de la capital, protegida con seguridad privada y con vecinos famosos del mundo de la televisión y del fútbol profesional.
Carmacas SL adquirió la propiedad en Pozuelo de Alarcón —una compra investigada en la causa— a pesar de ser una empresa prácticamente sin ingresos por actividades mercantiles. En el ejercicio 2020, las cuentas anuales desvelaban que la empresa obtuvo préstamos por casi medio millón de euros.
El juez instructor, el magistrado Jacobo Pin, sospechaba que el préstamo para adquirir la vivienda fue una mera simulación pocos meses después de que se iniciara la primera causa penal contra el expolítico del PP. Claudia Fabra intermedió para adquirir la lujosa vivienda por un importe de 691.173 euros. Poco después de ser nombrada apoderada de Carmacas SL, la hija de Fabra y su marido suscribieron un contrato de alquiler con la mercantil por un precio de 2.200 euros mensuales y por un plazo de una década.
Una compra “simulada”
El documento estableció la vivienda como domicilio familiar del matrimonio y destinaba las cuotas abonadas desde cuentas de la pareja del contrato de alquiler a pagar el préstamo hipotecario pendiente. Cuando Fabra empezó a tener problemas con la justicia, su hija “simuló comprar a su padre” la totalidad de las participaciones en Carmacas SL, con un llamativo aumento del precio, según la instrucción del caso.
La llamativa adquisición disparó el valor de la empresa en un 4.723%. Si en la constitución de la sociedad, cada acción tenía un valor nominal de 30 euros, la compra de la participación de Carlos Fabra le salió a su hija por un precio de 1.449 euros por cada participación. El juez instructor señalaba que el préstamo supuestamente simulado a su hija lo hubiera devuelto el expolítico del PP al cumplir la edad de 117 años.
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