La Universidad Politécnica de València (UPV) presentó este jueves un estudio sobre los efectos socioeconómicos y necesidades de la futura terminal de contenedores del Puerto que viene a avalar la ampliación del recinto en base a la riqueza económica y creación de puestos de trabajo que supuestamente creará.
El proyecto está envuelto en una polémica sobre la necesidad de realizar una nueva Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que sustituya a la de 2007, por los cambios que se han introducido sobre la propuesta de ampliación original, algo que reclaman la Generalitat, el Ayuntamiento y entidades vecinales y ecologistas.
Por contra, el sector empresarial y la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) consideran que la DIA de 2007 es válida y que en todo caso son los técnicos de Puertos del Estado los que deben decidir si es necesario realizar otra.
El informe fue encargado por la Cámara de Comercio, la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) y la asociación de directivos y empresarios logísticos Propeller a la UPV con un coste de 30.000 euros, tal y como han confirmado a eldiario.es desde la universidad.
El Instituto de Transporte y Territorio de la Politécnica ha sido la entidad encargada de elaborar el trabajo, bajo la dirección de Vicent Esteban Chapapría, catedrático en Puertos y Costas de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.
Chapapría presentó el documento acompañado de José Vicente Morata, presidente de Cámara de Comercio de Valencia, Salvador Navarro, presidente de la CEV, Pedro Coca, presidente de la Asociación de directivos y empresarios logísticos Propeller y Marilda Azulay, vicerrectora de los Campus y Sostenibilidad de la UPV.
El documento justifica la necesidad de la ampliación portuaria en su impacto económico para toda la Comunitat Valenciana. Así, establece que “en 2030, con la nueva terminal a pleno funcionamiento, el impacto económico del Puerto de València representará en términos de valor añadido el 2,27 % del conjunto de la Comunitat Valenciana”.
Además, añade que “el empleo superará los 44.000 puestos de trabajo (6.000 empleos más de los que genera actualmente entre directos e indirectos), cuyo salario medio estará en torno a los 32.000 euros anuales; en su conjunto, el Puerto de València representará el 2,2% de todo el empleo de la Comunidad Valenciana”.
Llama la atención que entre las previsiones que utiliza el estudio para justificar la ampliación destaca que “en los últimos años el tráfico de contendores vacíos ha crecido más rápido que el de los contenedores cargados por lo que la capacidad existente de depósitos de contenedores vacíos se agotará en 10 años y se llegará en 30 años a requerir una capacidad de 80.000 contenedores que ocuparán una superficie de 90 hectáreas, frente a los 51.000 contenedores y 54 hectáreas de capacidad actual en el área metropolitana de València”.
Como informó este diario, mientras los vacíos vienen creciendo a un ritmo de en torno al 14%, los contenedores llenos aumentaron de media hasta septiembre del pasado año un 6,62%.
Desde enero hasta el pasado mes de septiembre se habían movido en el Puerto de València 4,1 millones de TEU (medida que equivale a un contenedor normalizado de 6,1 metros), de los que un 75,76% estaban llenos, quedando por tanto un 24,24% vacíos, es decir, un millón de los contenedores del total.
El movimiento de contenedores vacíos es una parte normal de las operaciones de transporte marítimo y de las actividades portuarias, pero no es un indicador del impacto en la economía regional.
Por otra parte, el informe defiende la necesidad del acceso norte al considerar que “supondría mejoras importantes sobre los tráficos al puerto y sobre el tráfico general”. Y esto, pese a que en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del año 2007 el Puerto considera innecesaria la infraestructura.
Según detalla el estudio, supondría más de 23 millones de litros de combustible de ahorro al año y la reducción de emisiones contaminantes en 40.195 toneladas de CO2.
El documento, sin embargo, no concreta el total de emisiones que generaría el puerto con la ampliación ejecutada.
En cuanto a las posibles afecciones a las playas del sur de València, sorprende que el documento afirma que “el seguimiento ambiental desarrollado concluye que las obras de abrigo de la ampliación norte no han introducido ningún efecto adicional perjudicial sobre el entorno costero al norte y sur”.
Esta consideración choca de bruces con el proyecto de regeneración de estas playas que tiene en fase de tramitación el Ministerio de Transición Ecológica con un presupuesto de 28 millones de euros.
Según la justificación del proyecto, “el tramo que discurre desde el sur del puerto de València hasta el cabo de Cullera se encuentra en un estado de regresión grave debido principalmente a la falta de aportes sedimentarios del río Turia y de la costa al norte del puerto, al efecto sombra y de difracción que provocan las obras de abrigo de este puerto y al transporte de sedimentos longitudinal continuo neto hacia el sur que provocan los temporales más energéticos”.