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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

La escuela que tod@s soñamos

Jose Guerrero

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Un numeroso grupo de barracones pueblan un espacio en la localidad valenciana de Alaquàs. Cerca de 600 niñ@s estudian en ellos. Un promesa (una más de tantas) de construir un colegio público muy cerca que sustituyese a los barracones. Terrenos cedidos, proyecto arquitectónico aprobado, todos los permisos en regla, y el nuevo colegio, tras 6 años de espera y de lucha, nunca llega. Un Presidente de la Generalitat Valenciana que en un alarde de cinismo, justifica el cierre de una RTVV pública, argumentando que es eso, o el cierre de colegios y hospitales. Y finalmente, una resolución de la Consellería de Educación que decreta la eliminación de las líneas de Educación infantil de 3 años del CEIP Ciutat de Cremona para el año que viene, lo que en el mejor de los casos augura la desaparición del colegio en solo 8 años. En el peor, teniendo en cuenta otros antecedentes, puede que en sólo dos se produzca el cierre total del colegio.

Pero de aquella promesa de construcción de un nuevo “Ciutat de Cremona”, que sustituyera a esos barracones, ya no se habla, ni se recuerda en ningún sitio, salvo en uno: DENTRO DEL CREMONA. Allí (en el momento en que escribo estas líneas) llevan encerrad@s 41 días, padres, madres, alumnos y maestr@s, reclamando hablar con la Consellera, Mª Jose Català, para que el gobierno valenciano (por primera vez) cumpla su palabra, o mantenga los barracones para que l@s niñ@s más peque@s de Alaquàs tengan donde estudiar el año que viene. ¡Manda narices! ¡Tener que defender escuelas de barracones! Hasta aquí llega la desvergüenza del gobierno valenciano.

Que la Consellería de Educación argumente que toma esa decisión para eliminar barracones en los colegios, ya no se lo cree ni el más bobo de los bobos. Que esa decisión obedece claramente a razones ideológicas es más que constatable. El Cremona es uno de esos colegios públicos que tienen un Proyecto Educativo diferente, innovador, participativo, ¡casi revolucionario en los tiempos que corren!, en donde lo importante no es fabricar consumidores y niños obedientes del sistema, sino personitas reflexivas, creativas y críticas, capaces de resolver de forma autónoma, pero también colectiva y cooperativa, los problemas y retos que seguro afrontarán en el futuro. Y eso es algo que no gusta en las altas instancias del poder.

Mientras la LOMCE de Wert y el partido al que representa la Consellera, impone una educación segregadora, excluyente, elitista, competitiva, discriminadora y retrógrada, el Proyecto Educativo del Cremona propone todo lo contrario. Y es aquí donde radica la principal cuestión del encierro. No es sólo por la defensa de su espacio educativo y de los barracones. Eso ya es lo de menos. Es una lucha de tú a tú, entre los dos modelos.: El viejo y caduco que, no solo no termina de marcharse sino que amenaza con arrastrarnos todavía más hacía épocas de infausto recuerdo, contra el nuevo, ese que no termina de llegar, pero que el “Ciutat de Cremona” de Alaquàs lleva ya unos años trabajando y promoviendo. Eso hace todavía más importante y digna la lucha del Cremona.

He visitado el Cremona 4 noches desde que comenzó el encierro. No tengo palabras para definir el aura de lucha, de optimismo, de empoderamiento ciudadano y de determinación que se respira allí y que se va contagiando entre ellos y entre los que les visitamos. Pese a que vivimos en una sociedad profundamente enferma de un capitalismo que nos inocula egoísmo, individualismo, apatía, conformismo… allí, sin embargo, he visto una increíble sinergia entre madres, padres, alumnos y maestr@s que no veía en muchísimo tiempo. ¡Hasta los padres y madres cuyos hijos acaban la primaria este año o el que viene, quienes no se verán afectados por el decretazo, se están implicando en este encierro!

Se han organizado en asamblea, en comisiones de trabajo, hacen talleres, charlas, jornadas, actividades…¡No paran quietos! Diría que hay más actividad allí, que en el resto de todos los colegios de Alaquàs juntos. No en vano, 41 días conviviendo junt@s día y noche dan para mucho. Gracias a esto, además de la conciencia educativa que ya existía, ha florecido una fortísima conciencia de clase entre esa numerosa familia que es ahora el Cremona. Han participado de casi todas las luchas abiertas: dando apoyo a la Asociación de Víctimas del Metro de Valencia, se les ha visto en desahucios, en las manifestaciones de la reciente Huelga estudiantil, en las Marchas de la Dignidad…

No content@s con ello, ahora están haciendo lo que mejor saben hacer: enseñar, mostrar y compartir su experiencia con otros colegios públicos que están en similar situación o que atraviesan otras penurias infringidas por este gobierno, para que otros centros puedan experimentar un proceso similar, que se extienda a todas las comunidades educativas de los colegios de España. Han dejado tal ejemplo de lucha, de resistencia y de organización, que varios colegios de la Comunitat Valenciana han seguido el mismo camino del encierro. Y parece que hay muchos más dispuestos a emprenderlo. Frente a la cesión indiscriminada de terrenos públicos para construir aeropuertos sin aviones, campos de fútbol fantasma o colegios privados, la lucha del Cremona plantea el cumplimiento de una promesa hecha. LA CONSTRUCCIÓN DEL NUEVO CIUTAT DE CREMONA. ¿es demasiado pedir, que los poderes públicos cumplan su palabra?

En estos 41 días de encierro, han tenido dudas, han sufrido presiones, mentiras y chantajes por parte de la consellería, así como desavenencias y discrepancias entre ell@s, dada la diversidad de familias, opiniones y sensibilidades existentes entre una comunidad educativa tan numerosa. De todas ellas han salido reforzados y airosos. Nunca han cedido. Nunca han abandonado. Todo gracias a altas dosis de organización, de democracia directa, y un enorme sentido de clase, de solidaridad, de cooperación y de tener muy claro su objetivo. Solo así es explicable esta increíble y enriquecedora experiencia.

A pesar de no poder aventurar cómo acabará esto, es bien cierta una cosa: las buenas gentes del Cremona, especialmente sus niñas y niños, están viviendo algo que sin duda les marcará en el devenir de sus vidas. Será una generación que quizás sí sabrá cómo mirar de cara el turbio futuro que nos espera. La experiencia vivida entre los barracones del Cremona les ayudará a crecer como personas. Eso ya no se lo arrebatará nadie.

La historia, para bien o para mal solo la escriben los vencedores. El CEIP Ciutat de Cremona, sin duda ya está escribiendo su propia historia-¿Quién sabe si también la nuestra?-, porque sin duda va a ganar la batalla a la Consellería de Educació. De nosotr@s ya ha ganado nuestro respeto y admiración. El “Efecto Cremona” se va a multiplicar exponencialmente porque muchos colegios públicos ya están comprobando lo que para muchos de nosotros era ya un hecho: QUE LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO. La cruzada por la defensa de una Educación Pública y de calidad no iba a ser menos en ese camino de autoorganización y empoderamiento ciudadano que ya nos marcaron recientemente l@s vecin@s del barrio burgalés de Gamonal y que nos siguen mostrando l@s trabajadores/as de Panrico con sus 5 meses de huelga ininterrumpida.

Mientras escribo estas líneas, me emociono de tal manera que se me ponen los ojos llorosos, al ver que una vez más en este 2014, la ciudadanía toma las riendas de sus vidas y, unida y organizada, enfrenta sin miedo los graves problemas a los que nos aboca diariamente el poder establecido.

Si yo tuviera hijos y estos estuvieran en edad de escolarización, a pesar de que vivo a 30km de Alaquàs, no dudaría ni un segundo, mañana mismo los matricularía en el Cremona. Allí hay un proyecto educativo, social, humano y una energía tan positiva, que lo quisiera para todas las generaciones de niñas y niños de la actual sociedad. Allí lucha y resiste una verdadera Comunidad Educativa, cohesionada, organizada y dispuesta a todo para lograr esa EDUCACIÓN PUBLICA Y DE CALIDAD que todos hemos soñado para las generaciones venideras.

Si queréis comprobarlo, solo tenéis que visitar el Cremona. Allí os recibirán con los brazos abiertos.