Un exempleado de Ciegsa afirma que los empresarios “tenían que pasar por ventanilla” en la época de Máximo Caturla
José Luis Gisbert, exempleado de Ciegsa, califica al exsecretario autonómico de Educación Máximo Caturla como una persona con carácter “dictatorial”. El extrabajador de la empresa púbica de construcción de colegios, investigada por sobrecostes millonarios, considera que la llegada de Caturla cambió “por completo las relaciones” en su seno, al tiempo que ha indicado que era una persona “de trato muy difícil, de vocabulario muy suelto y muy dictatorial con todos”, que incluso llegó a romper una orden de algún director de la propia Conselleria. “Daba la impresión de que se sentía con poder suficiente para hacer lo que quisiese, porque se lo habían dado”, ha aseverado.
Gisbert manifestó de esta forma en les Corts Valencianes durante su comparecencia en la comisión de Ciegsa (Construcciones e Infraestructuras Educativas de la Generalitat Valenciana, SA), creada a raíz de un informe de la Intervención que detectó más de mil millones de euros en sobrecostes-, en la que ha recordado que entró en la empresa el 11 de diciembre del año 2000 como jefe de la Unidad Técnica a través de una “invitación personal” del exgerente Javier García Lliberós, y fue “despedido” por “falta de confianza” el 4 de febrero de 2005.
A su juicio, para comprender “el cambio fundamental en Ciegsa” basta con leer las actas de finales de 2004. “Caturla era secretario autonómico de Educación y era gerente de Ciegsa”, ha relatado Gisbert, quien ha explicado que se llevó a la empresa pública a su propio equipo técnico y “montó una jefatura de contratación de proyectos y obra, que físicamente estaba en el piso de abajo”.
Además, ha asegurado que no mantuvo ninguna reunión personal con él, más allá de las conjuntas con parte del equipo. Así, ha relatado que en una de ellas rompió un documento elaborado por un director de la Conselleria que se le había facilitado y ha recordado que antes de cesarle a él ya había ocurrido lo mismo con el director financiero “sin motivo”.
Gisbert, que tuvo un cambio de responsabilidades antes de ser despedido por falta de confianza, como él mismo ha reconocido, ha apuntado también que fue el propio Caturla quien exigió que un centro educativo de un municipio valenciano tuviera un campo de fútbol con césped, un hecho que le diferenciaba respecto al resto de centros de la Comunitat Valenciana. “Nos extrañó mucho”, ha reconocido el arquitecto, quien ha afirmado que desde su departamento rechazaron esta propuesta.
“Las razones que daba el señor Caturla eran siempre escatológicas”, ha incidido el compareciente, quien ha agregado que a su llegada a la gerencia de Ciegsa se cambia todo el Consejo de Administración y hay alguna adjudicación que se modifica y se da a otra empresa. “No se produjo evidentemente beneficio económico, fue un tema exclusivo de cambio de nombre”, ha subrayado.
Gisbert se ha referido además a comentarios que ha oído de algunos empresarios que, según ha manifestado, le decían que ojalá “hubiesen ganado los socialistas las elecciones” porque “esta gente ahora nos pide que pasemos de nuevo por ventanilla y ya pasamos”. También ha apuntado que, una vez fuera de Ciegsa, en alguna ocasión algún empresario de la construcción le había dicho que estaban “contentísimos” por su salida de la empresa: “nos pedían tanto y nos han dado tanto, la mitad para cada uno”, ha relatado.
La portavoz del PSPV-PSOE, Ana Barceló, considera que con este testimonio “queda en evidencia que uno de los principales objetivos de esta empresa era supuestamente la financiación ilegal del partido” y ha asegurado que, “aunque serán los tribuales los que finalmente determinen si hubo o no delitos, lo que sí que es evidente es que desde Les Corts debemos trabajar para depurar todas las posibles responsabilidades políticas”.
La diputada socialista ha lamentado, además, que hoy hayan quedado en evidencia “dos hechos que nos parecen de suma transcendencia”: por un lado que hubo empresas constructoras que llegaron a alegrarse del despido del responsable del departamento de contratación “porque a partir de ese momento les iban a dar lo que pidiesen”, tal y como ha relatado el propio Gisbert; y, por otro lado, cómo en CIEGSA hubo claramente dos etapas diferencias cuyo punto de inflexión fue la entrada de Caturla en la misma. “Los dos técnicos que hoy han comparecido han coincidido en resaltar el poder absoluto que tenía Máximo Caturla para controlar y decidir todo lo relativo a esta empresa pública, lo que revela que quien le dio ese poder sabía perfectamente para qué y cómo iba a utilizarlo”, ha insistido Barceló antes de recordar que “Caturla se llevó a todo su equipo de la Conselleria de Sanidad para sustituir al que existía en CIEGSA, un hecho que delata cómo pretendía gestionar contando con personas fieles que no pudieran cuestionar sus decisiones”.
De hecho, Barceló ha recordado que hubo incluso un técnico que fue despedido por no acatar la decisión de incrementar el precio de una adjudicación en 600.000 euros como le pidió el propio Caturla, a lo que se negó “porque no estaba justificado y porque esta empresa –Sedesa según se desprende de informaciones aparecidas en los medios de comunicación- llevaba seis meses de retraso en el inicio de las obras”.