Ana Brugger, ex directora general de Función Pública con el Gobierno del PP, se sienta este jueves en el banquillo de los acusados por haberle supuestamente pasado las respuestas a un ejercicio durante un examen de oposición a una amiga. La opositora, María Gonzalbez Bernad, asesora de Vox en las Cortes Valencianas, se sentará a su lado en el juicio que se celebra en la sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia.
El Ministerio Fiscal considera que los hechos serían constitutivos de un presunto delito de actividades prohibidas a funcionarios públicos y de abuso en el ejercicio de su función. La fiscal solicita una multa de 20.000 euros y tres años de inhabilitación para Brugger y una multa de 10.000 euros e inhabilitación especial para empleo o cargo público durante un año. La acusación popular, ejercida por el sindicato CGT, pide seis años de prisión y otros tantos de inhabilitación para la ex directora general de Función Pública y una pena de tres años de para su amiga por un supuesto delito de falsedad documental.
Las dos mujeres, según las acusaciones, mantenían una relación de amistad. “Con el común acuerdo” de que Gonzalbez aprobara la prueba de oposición a técnico superior de la Administración de la Generalitat, del grupo A1 y celebrada en las instalaciones de la Universitat de València, Brugger se instaló al fondo de la sala y, tras consultar con su teléfono móvil, escribió las respuestas. auto de los temas en varios folios, “en lugar de ejercer la labor de vigilancia encomendada”, según la fiscal.
Acto seguido, la funcionaria puso en la mesa de su amiga los folios con las respuestas escritas “de su puño y letra”, valiéndose de información que obtuvo por razón de su cargo de funcionaria“ durante la vigilancia de las pruebas. Dos funcionarias que vigilaban la prueba se percataron del presunto chivatazo e intervinieron las hojas que la opositora ocultaba debajo de un bloque de folios en blanco. Las vigilantes, que denunciaron los hechos ante sus superiores, declaran este jueves como testigos.
El sindicato CGT sostiene en su escrito de conclusiones provisionales que Brugger “pidió expresamente” que se le asignara el aula donde se examinaba su amiga “con el pretexto de que ésta se sentiría más tranquila”. “Ana Brugger ubicó a su amiga en una esquina cerca del final del aula con el propósito de tenerla cerca para más tarde entregarle los folios con las respuestas de la prueba”, asegura la acusación popular.
Cuando las dos vigilantes detectaron la presunta irregularidad, la opositora “se puso muy nerviosa” e intentó ocultar los folios. Otra opositora que se enfrentaba a la oposición “comentó que aquellos hechos eran una vergüenza”. La exjefa de los funcionarios valencianos con el PP, según el escrito de CGT, dijo que lo que había hecho “era una tontería y no lo volvería a hacer más”. Las funcionarias que presenciaron los hechos redactaron una denuncia que figura como anexo al acta del examen. La Generalitat abrió un expediente disciplinario.
La funcionaria alega que los papeles manuscritos “obedecen a unas notas sobre el manual (...) sobre el que estaba efectuando un trabajo”. Así, el hecho de “haber repartido un taco de folios en blanco y en el fondo de los folios con sus notas” no supone un delito según el Código Penal, asegura la defensa de la funcionaria.
Además, sostiene el escrito, ambas mujeres no se comunicaron “en el aula” y el examen de la asesora de Vox “no fue invalidado”. “Después del incidente en el que se requisaron los folios objeto de disputa, María [Gonzálbez] continuó efectuando el examen y sus hojas de examen fueron introducidas como las del resto de opositores en un sobre que se cerró y lacró”.
Brugger está adscrita actualmente en el servicio de formación y estudios de la Conselleria de Justicia. Su amiga Maria Gonzalbez es asesora del grupo parlamentario de Vox en las Cortes Valencianas.