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El exsecretario autonómico de Educación desmiente el bulo de la 'libertad' de elección de lengua en colegios e institutos

El conseller de Educación, José Antonio Rovira, en la presentación de la consulta de la lengua base en colegios e institutos.

Miguel Giménez

València —
24 de febrero de 2025 23:00 h

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El que fuera secretario autonómico de Educación durante las dos legislaturas del Botànic, el socialista Miguel Soler, ha comentado la consulta impulsada por la conselleria que dirige el popular José Antonio Rovira para la elección de la lengua base en los centros educativos (el referéndum, al que están convocadas 570.000 familias valencianas, comienza este martes 25 de febrero y se prolonga hasta el próximo 4 de marzo).

Soler pretende desmontar, en una serie de tres vídeos, algunas de las “falsedades” que se esconden en las afirmaciones vertidas por el conseller Rovira y las implicaciones “tan negativas” que va a tener en el sistema educativo la aplicación de la llamada ley de 'libertad' educativa. “Primero, hablan de libertad educativa y de libertad de elección de la lengua en la que las familias quieren que estudien sus hijos; pues hay que aclarar que en muchos lugares no se va a respetar la lengua elegida: hay unos doscientos centros en la Comunitat Valenciana que solo tienen un grupo por cada nivel educativo, con un máximo de 25 alumnos, y saldrá una opción determinada como lengua mayoritaria. Si las votaciones quedan, pongamos, trece a doce, esos trece impondrán a los doce la lengua en la que tienen que cursar, no habrá otra opción; por tanto, libertad, ¿de qué?”.

El exsecretario autonómico pone otro ejemplo, que resulta más sangrante: “Muchas veces no irán todos a votar, y si van a votar once de veinticinco, seis familias podrán decidir la lengua en la que estudian veinticinco alumnos del curso”. “Pero vamos a otro ejemplo más mayoritario, los centros que tienen dos grupos por nivel, y vamos a suponer que hay cuarenta alumnos en total y votan treinta en valenciano y diez en castellano, se constituirán dos grupos: uno en castellano y otro en valenciano”, relata Soler, quien recuerda que, por ley, un grupo no puede tener más de 25 alumnos, “por tanto, lo que se hará es que a cinco alumnos que han elegido estudiar en valenciano se les derivará al aula de castellano; y si no quieren, se les buscará otro centro del mismo municipio, o de otro”. Por tanto, sostiene, ya habrá familias que no podrán cursar sus estudios en la lengua elegida porque los números “no cuadran”.

Y si no llegan a diez, prosigue, los alumnos estudiarán en la lengua mayoritaria: “Por lo tanto, ahí tampoco hay la libertad de la que hablan para elegir la lengua en la que las familias quieren que estudien sus hijos”.

Xarxa libres

Respecto al programa 'Xarxa llibres', el exresponsable de Educación con el Botànic recuerda que este programa se crea porque existe un banco de libros en cada centro: “Si cada año las familias votan si quieren como lengua mayoritaria el castellano o el valenciano, es evidente que si se cambia de un curso a otro de opción no tendrán los libros para mantener la gratuidad”. La única forma de cumplir con la afirmación “rotunda” de Rovira es que los centro tuvieran un banco de libros en castellano y otro en valenciano para cada curso, “y es evidente que eso no se va a cumplir”.

Respecto a la organización de grupos, Soler advierte de que habrá grupos al máximo posible (25 alumnos en castellano o valenciano) y otros con diez, once... alumnos: “Un sinsentido”. En la actualidad, comenta, se intenta que los grupos estén equilibrados, “esa es la mejor manera de que no se creen clases gueto y se pueda dar la mejor respuesta educativa”. La nueva ley, sin embargo, “va a provocar que el único criterio elegido para configurar los grupos sea la lengua elegida por las familias, en los casos en los que se respete, lo que quiere decir que el desequilibrio puede ser total y el ejemplo más claro es el alumnado con necesidades educativas especiales”.

También explica que cada alumno cuenta un voto, y en los casos de padres separados en los que cada progenitor vota una cosa diferente, esos votos, según la norma, se anulan y el centro asignará al estudiante, “sin ningún tipo de criterio establecido”, a uno de los grupos constituidos “mientras se produce un pronunciamiento judicial”. “¿Vamos a llevar al juzgado el debate sobre quién tiene que decidir la lengua base”, se pregunta el exsecretario autonómico de Educación.

Soler también insiste en que se perderán horas de refuerzo para desdoblar horas en castellano y valenciano porque la conselleria “no piensa poner personal de refuerzo”; las familias votarán al comienzo de cada ciclo (Infantil, Primaria o Secundaria), “pero se votará cada año en el caso de las familias que cambien de centro” en el momento de la admisión, “y en aquellos centros que tienen más demanda que oferta, votarán más familias de las que finalmente se matricularán, y habrá familias que votarán en centros en los que después no cursarán los estudios sus hijos”.

En resumen, Soler subraya que esta ley “no va a resolver ningún problema, porque no había ningún problema salvo en algún centro en concreto”; “va a crear problemas que no existían en los centros entre familias, entre familias y profesores, entre profesores...”; problemas de recursos a las familias si desaparece el banco de libros “en un par de años”; problemas por la reducción de profesores que llevan a cabo actividades de refuerzo, desdobles... “Por eso pedimos que se retire la ley, la consulta y que dejemos de crear problemas donde no los hay”, reclama Soler, para exigir posteriormente que la Generalitat “se centre en resolver los problemas reales del sistema educativo valenciano”.

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