En el cementerio de Paterna es habitual ver desde hace unos años a un pequeño grupo de personas en alguna de las más de 130 fosas comunes que se encuentran en el recinto, 25 de ellas ya catalogadas y 10 exhumadas. Se trata de trabajos de exhumación de los restos de las 2.238 personas que fueron ajusticiadas al finalizar la Guerra Civil a menos de 500 metros (la mayoría de ellos jornaleros, pero también muchos médicos, maestros, concejales y alcaldes), en el conocido como 'paredón de España', y cuyos cuerpos fueron enterrados en el más absoluto anonimato en diferentes fosas comunes. Ahora, ochenta años después, sus familiares continúan luchando para rescatar del olvido colectivo -que no familiar- a estas personas. Según los datos oficiales -la base de datos lleva sin actualizarse desde 2011-, se computan más de 120.000 víctimas exhumadas en 2.591 fosas que se encuentran repartidas a lo largo del territorio nacional.
Se trata, entre otros, del abuelo de Aurora, un gallego de familia adinerada que renunció a su herencia y se trasladó a Valencia para ejercer de maestro en diferentes localidades como Buñol, donde ayudó a fundar el PSOE y formó parte del comité de defensa local. Después de ser denunciado, se marchó a Alicante. Aunque finalmente decidió volver al municipio valenciano donde fue arrestado y fusilado a los 64 años después de un juicio sumarísimo.
También se encuentra en el cementerio de Paterna el cuerpo del abuelo de Daniel, que fue alcalde pedáneo de Fuentepodrida, junto al río Cabriel, y participó en la reforma agraria. Al acabar la guerra Miguel fue detenido por la Guardia Civil, para ser fusilado poco después, a los 53 años de edad. “No contentos con esto, a mi abuela le pusieron una multa de 600 pesetas”, explica Daniel.
Algo similar sucedió con José, abuelo de Amparo, que fue fusilado tras ser denunciado por un vecino al finalizar la contienda -a los 42 años de edad- por ser concejal del Partido Comunista y presidente del comité de defensa en la localidad de Meliana. Estos son sólo algunos casos, pero hay muchas -más de dos mil- historias, tan diferentes y tan semejantes, que se dan cita en el cementerio de Paterna.
En busca de Justicia y reparación
Las familias de gran parte de estos más de dos mil represaliados por el franquismo, que llevan años luchando para recuperar la memoria de sus seres queridos, han decidido unirse para reivindicar Justicia. Después de formar diversas asociaciones para poder acceder a las ayudas que concedía la Diputación de Valencia para la exhumación de los cuerpos, “prácticamente la única institución que nos ha echado una mano”, constituyeron el pasado mes de marzo la Federación de Asociaciones de Familiares de Víctimas del Franquismo Fosas Paterna. “No pretendemos reabrir heridas, yo la tengo muy abierta todavía ochenta años después, y no se cerrará hasta que mi abuelo tenga una digna sepultura. Tampoco nos mueve el odio, ni el rencor, ni las modas, como insinúan algunos, sólo queremos Justicia y reparación”, explican, ya que insisten: “Todas las frustraciones y los traumas familiares se heredan de generación en generación”.
Por eso, le quieren decir a la Administración que no pueden esperar: “Necesitamos que actúen ya, porque los hijos de los represaliados, niños de la Guerra Civil y memoria viva de la historia, tienen ahora más de 80 años y lo único que quieren es llevarse el cuerpo de su padres para darles un entierro digno en sus pueblos, junto a sus familiares”. “Estamos luchando por ellos”, sentencia Amparo. Para reclamar esa atención, desde finales del pasado año se reúnen en en la plaza de la Virgen de Valencia una vez al mes para exigir “Justicia, verdad y reparación”.
Desde la Federación reconocen sentirse decepcionados con el Estado, “desde el primer momento ningún gobierno se preocupó por nosotros en 43 años”, y sostienen que la plataforma se crea para ayudar y asesorar a los familiares y convertirse en una voz, en interlocutor ante la Administración. También buscan una reparación moral, “nuestros familiares están considerados como asesinos cuando no lo son”; una sepultura digna, “que mi madre sepa exactamente dónde está sepultado su padre”; quieren que se edifique un espacio para la memoria en el cementerio de Paterna, dignificando este lugar con una especie de mausoleo dedicado a las víctimas que además pueda acoger los restos de quienes deban permanecer en Paterna; o la formación del grupo de trabajo 'Creando conciencia', que ofrecerá charlas por los institutos que lo requieran para explicar todo lo sucedido. En estas charlas participan historiadores, arqueólogos que participan en las tareas de exhumación, familiares de las víctimas e, incluso, algunas personas que sufrieron tortura durante el franquismo.
El coste de exhumar estas fosas varía. Así, nos encontramos con la fosa 128, donde se han recuperado 107 víctimas que están siendo identificadas, con un coste de 200.000 euros; la fosa 120, con trece ajusticiados y un coste de 60.000 euros; la fosa 115, en la que se han hallado restos de 144 personas con un coste de 254.000 euros... Cantidades a las que las familias pueden hacer frente gracias a las ayudas de la Diputación de Valencia y por la paciencia de los arqueólogos que realizan los trabajos de recuperación. No obstante, todavía queda mucho trabajo por hacer.