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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“So guarra somos todas”: cómo convertir un insulto en una reivindicación

Se dice que la misoginia tiene un buen aliado en internet. Que es un espacio donde se fomenta el odio hacia las mujeres. Quienes dicen esto no deben olvidar que para el feminismo también es una herramienta poderosa. Que bajo las fotografías, los hashtags, y las historias efímeras de Facebook o Instagram se tejen redes de mujeres que se apoyan unas a otras. Sororidad, se llama.

Un ejemplo es lo que le ha ocurrido a la artista valenciana Belén Segarra. Muralista e ilustradora, pintó un leopardo rosa en Na Jordana, detrás del Museo de Arte Contemporáneo (Muvim) en el marco de una iniciativa de la televisión pública valenciana À Punt. Alguien, en un alarde de ingenio, cambió su apellido en uno de sus murales por “so guarra”. Un gesto de fina ironía y humor sofisticado.

La ilustradora subió la imagen a su cuenta de instagram acompañada de una reflexión sobre el machismo cotidiano. Para más inri, coincidía con el día que se conoció la sentencia del caso de 'La Manada'. “Probablemente, si el apellido hubiera sido el de un hombre, no habrían puesto esto”, cuenta a eldiario.es. A las pocas horas, comenzó a recibir apoyo de otras ilustradoras con mucho potencial en las redes sociales -Moderna de Pueblo, por ejemplo- y de mujeres anónimas que enunciaban: “So guarras somos todas” hasta convertirlo en viral.

La iniciativa parte de un programa de À Punt que reúne a artistas valencianos para interpretar de forma gráfica un libro. En el caso de Segarra, se trata de El carrer de les Camèlies, de Mercé Rodoreda, cuya protagonista se enfrenta a las vicisitudes de ser mujer en pleno franquismo. Segarra, según cuenta, quería interpretar a la protagonista como un animal superviviente y “liberarla de la carga de diosa-demonio” que acompañar a las mujeres.

Dado el respaldo mayoritariamente femenino, la creadora ha decidido mantener la pintada y añadirle una almohadilla para que quede sobre el muro el mensaje #Soguarrasomostodas

Se dice que la misoginia tiene un buen aliado en internet. Que es un espacio donde se fomenta el odio hacia las mujeres. Quienes dicen esto no deben olvidar que para el feminismo también es una herramienta poderosa. Que bajo las fotografías, los hashtags, y las historias efímeras de Facebook o Instagram se tejen redes de mujeres que se apoyan unas a otras. Sororidad, se llama.

Un ejemplo es lo que le ha ocurrido a la artista valenciana Belén Segarra. Muralista e ilustradora, pintó un leopardo rosa en Na Jordana, detrás del Museo de Arte Contemporáneo (Muvim) en el marco de una iniciativa de la televisión pública valenciana À Punt. Alguien, en un alarde de ingenio, cambió su apellido en uno de sus murales por “so guarra”. Un gesto de fina ironía y humor sofisticado.