En plena campaña electoral de las autonómicas de 2007 Francisco Camps, entonces presidente de la Generalitat, anunció con su grandilocuencia habitual que Valencia acogería una prueba del campeonato de Fórmula 1. La organización de la carrera, culminación de la política de grandes fastos del PP en la Comunitat Valenciana, no iba a costar un duro al contribuyente, dijo Camps.
Siete años después, se han despilfarrado 300 millones de euros y el asunto está en la Fiscalía por los tejemanejes entre el expresidente de la Generalitat y varios empresarios cercanos. Con independencia de lo que finalmente diga la justicia, el asunto parece un claro ejemplo de capitalismo de amiguetes: la entrega a dedo de un suculento negocio a empresarios afines al poder para, una vez comprobado que la iniciativa era ruinosa, endosarle las pérdidas a la administración. Un intento de explicación:
Camps le cede el “chollo” a Valmor
Sin concurso público ni nada que se le pareciese, Camps encarga la explotación de la prueba a Valmor, una empresa creada ex novo y constituida por Bancaja (ahora integrada en Bankia), el expiloto de motos Jorge Martínez “Aspar” y Fernando Roig, empresario de éxito y presidente del Villarreal. Aspar luego compartiría su participación con Vicente Cotino, contratista habitual de la Generalitat y sobrino de Juan Cotino, hombre fuerte del sector cristiano del PP valenciano.
Bancaja estaba bajo el control total del PP autonómico y presidido por José Luis Olivas, expresidente -fugaz- de la Generalitat. Aspar presumía de ser amigo personal de Camps y Roig, hermano de Juan, presidente de Mercadona, era interlocutor habitual de la administración, de la que su club de fútbol percibía importantes ayudas (posteriormente renunció a cualquier subvención).
Valmor tenía la obligación de organizar la prueba e intentar rentabilizarla. Apenas lo hizo. Sólo pagó el canon de la primera edición (17 millones de euros, 2008) y, desde la primera carrera, la Generalitat asumió parte de los gastos a través de una sociedad pública, Circuito del Motor y Promoción del Deporte (CMPD)
Valmor se desentiende de un regalo envenenado
Desde 2009, Valmor se desentiende de sus obligaciones. No abona más el canon al que tiene derecho por contrato el magnate de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, el hombre que trajo el circo de las dos ruedas a Valencia deslumbrado, supuestamente, por el carisma de Camps. “Hace dos años conocí a Camps y me enamoré de él”, aseguró.
Ya en la segunda edición de la prueba, la organización es asumida íntegramente por los profesionales de CMPD. Valmor desaparece de escena. En realidad, “Valmor no organizó ninguna de las ediciones de la F-1 en Valencia”, según el PSPV-PSOE, que ha llevado el caso a la Fiscalía Anticorrupción.
A falta de más explicaciones –la empresa nunca se ha pronunciado- hay consenso en círculos políticos y empresariales: “Se involucró a Valmor para aparentar que la prueba no tendría costes para la administración y trincar los posibles beneficios, pero una vez se comprobó que el negocio era ruinoso, Bancaja y compañía se apartaron y empezaron a negociar su salida del embrollo”, dice un empresario que no quiere revelar su identidad.
Camps salva a Valmor…un día antes de su dimisión
Hostigado por su implicación en el caso de los trajes, del que fue absuelto, Camps dimitió como presidente de la Generalitat el 21 de julio de 2011. “Un sacrificio personal para que Mariano Rajoy sea el próximo presidente del Gobierno y el PP gobierne España”, dijo.
Un día antes, a pesar del marasmo en el que vivía –abandonado por sus fieles, presionado por su partido desde Madrid, bajo el foco permanente de la prensa- Camps tuvo tiempo para firmar una prórroga del contrato con la organización de la Fórmula 1. En él, la Generalitat sustituye a Bancaja como “garante y avalista respecto de todas las obligaciones de la F1, que ya podían ser pagar el canon o pagar la penalización si no se celebraba el evento”, subraya el PSPV.
La Generalitat endosa las pérdidas de Valmor a los ciudadanos
Camps había abierto la puerta a Valmor para desvincularla totalmente de la Fórmula 1, pero los problemas no acababan ahí. La empresa –recordemos, constituida por Bancaja, Aspar, Roig y Vicente Cotino- estaba en quiebra y seguía siendo, oficialmente, la organizadora de la competición.
¿Solución del gobierno ya presidido por Alberto Fabra? Comprarla ¿Por cuánto? Un euro…..y 34 millones de deuda. ¿Por qué? Porque era más barato asumir el pufo dejado por Valmor que pagar la penalización si la empresa no hubiera podido o querido organizar la competición, dice el Consell. Entonces, ¿Por qué Camps exoneró a Valmor como garante ante cualquier incumplimiento e involucró a la Generalitat un día antes de su dimisión? Ahí no hay respuesta.
Para la oposición, sin embargo, todo es una monumental estafa, un supuesto “delito de malversación de caudales públicos por utilizar el dinero de los valencianos para aprobar la compra una sociedad en quiebra”, en palabras de Eva Martínez, diputada socialista. El caso está ante la Fiscalía. Ahora le toca a la justicia.