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La Generalitat mandó a sus bomberos a medir el caudal del barranco de Poyo el día de la DANA pese a decir que no tenía información

El principal argumento de defensa del Gobierno valenciano para escurrir las responsabilidades en la catástrofe humana y material provocada por la DANA fue la falta de información del cauce del barranco de Poyo. Pese a los correos electrónicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y las 10 llamadas telefónicas de Aemet a Protección Civil de Emergencias de la Generalitat el día 29 de octubre alertando del espectacular volumen de caudal aguas arriba, el Ejecutivo de Mazón continúa defendiendo que no fue suficiente. Y eso que el departamento de Emergencias autonómico puede disponer de su propia información al momento y elaborada por sus propios bomberos forestales, según marca el plan de inundaciones de 2010 y el Manual de Prácticas de los Bomberos Forestales.

De hecho, según han explicado fuentes de Emergencias a preguntas de elDiario.es, el día 29 de octubre, el coordinador del operativo de inundaciones, el Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia, envió a cuatro unidades de bomberos forestales a controlar las escalas, es decir, los caudales del barranco del Poyo y del río Magro en Chiva, Alzira, Requena y Utiel. En concreto, a las 12:56 horas del día de la DANA se mandó la primera unidad con sede en Buñol a medir el caudal del cauce del barranco de Poyo a la altura de Chiva. A las 13:01 horas, la unidad con sede en Alzira fue mandada a tomar muestras del río Magro a su paso por Carlet; a las 14.00 horas la unidad de Requena fue trasladada a la pedanía del Pontón por donde también pasa el Magro y a las 15 horas la unidad de Sinarcas recibió órdenes para medir al Magro a su paso Utiel. A estas horas, todos estos municipios estaban sufriendo importantes inundaciones.

Los datos recabados por estas unidades de bomberos forestales tuvieron que ser remitidos al Centro de Coordinación de Emergencias, tal y como manda el protocolo. ¿Qué hizo Emergencias con estos datos? ¿Por qué el presidente de la Generalitat habló de “un apagón informativo” si su equipo tenía datos propios del barranco de Poyo y el río Magro? ¿Pudo haber un “apagón informativo” teniendo medidores propios en las zonas más conflictivas?

La normativa, según el plan de inundaciones de 2010 y el Manual de Prácticas de Bomberos Forestales al que ha tenido acceso elDiario.es, obliga a la Generalitat a enviar a sus operarios autonómicos a realizar las lecturas de caudal en ramblas y barrancos cuando haya previsión de inundaciones. “La Unidad de Bomberos Forestales [UBF] recibirá la instrucción de hacer la lectura de las escalas que tiene asignadas (todas o alguna de ellas), cuando se precise conocer la evolución del caudal debido a la intensidad de las lluvias”, reza el documento de entrenamiento de los funcionarios, reproducido en esta información.

Según el manual de actuación de los bomberos forestales, en el apartado “Operatividad durante el episodio de lluvias”, “la UBF recibirá la instrucción de hacer la lectura de las escalas que tiene asignadas (todas o alguna de ellas), cuando se precise conocer la evolución del caudal debido a la intensidad de las lluvias. Los datos serán anotados en la Ficha para lectura del nivel del agua en escalas (se adjunta modelo en esta práctica) y serán comunicados a la Central del Consorcio, que a su vez los trasladará al Centro de Coordinación de Emergencias (CCE). Con los datos obtenidos, el CCE dará instrucciones al objeto de conocer la evolución de los picos de avenida”. Con esta información, Emergencias habría tenido datos propios donde apoyarse, además de los que facilitaba la CHJ y Aemet.

El manual también fija la actuación del bombero forestal ante las lluvias y en qué caudales debe lanzar la alarma. “Un elemento clave para la previsión es conocer si se superan los umbrales que determinan si las lluvias son especialmente intensas (si superan los 40 l/m² en una hora, 50 l/m² en cuatro horas o 100 l/m² en 12 horas). Para ello, es muy importante que el seguimiento se realice desde el primer momento, procurando tener información a intervalos regulares de tiempo, información que debe transmitirse a los municipios próximos y al Centro de Coordinación de Emergencias de Generalitat (CCE). Gracias a esto se puede tener información en tiempo real que resulta fundamental para la adecuada previsión de las situaciones de emergencia, en especial en las cuencas de ramblas y barrancos, en las que los acontecimientos se suceden con gran rapidez”.

También prepara a los bomberos forestales a las “Prácticas fuera de episodios de lluvias”, según el mismo reglamento. “La UBF debe conocer la ubicación de las escalas que tiene asignadas, los puntos de observación de las mismas y el procedimiento de lectura. Para ello, dos veces al año, la Unidad se desplazará al lugar donde se ubica la escala, comprobará que el punto de observación indicado en la ficha de la escala es el adecuado, y todos los miembros de la Unidad realizarán una lectura de nivel propuesto por el instructor de la práctica. Se realizarán varias lecturas con distintos niveles de agua simulados”, relata. Muy tocado quedaría el argumento del propio presidente Mazón de que solo había un medidor en el barranco de Poyo y de que se produjo “un apagón informativo”.

Y sigue con la “Revisión del estado de las escalas”. “El día de realización de la práctica se hará asimismo una revisión del estado de las escalas. Si hay maleza que dificulte su lectura se procederá a su limpieza, y se valorará si es necesario algún mantenimiento como pintura (teniendo en cuenta que las escalas deben poderse ver en malas condiciones de visibilidad, e incluso por la noche). Si la escala ha desaparecido por caída de su soporte u otra incidencia también se indicará, así como cualquier dato que se considere relevante”, argumenta este manual, creado en el 2011 con un Gobierno del PP y revisado en 2017 por la coalición entre PSPV-PSOE y Compromís.

Los bomberos forestales, tanto los sindicatos como funcionarios particulares, llevan días denunciando la descoordinación por parte del equipo de Emergencias. A las 19.30 horas del 29 de octubre, los bomberos forestales fueron retirados por la dirección de Emergencias, según critican los sindicatos y bomberos a título particular en redes sociales.

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