La Generalitat está al borde de la quiebra y carece de dinero y, seguramente también, de imaginación, para liderar la salida de la crisis o al menos contribuir a ella. Así lo certifican los presupuestos elaborados para 2014.
Aunque los números presentados por el conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, hacen un esfuerzo inédito por reflejar fielmente todos los gastos de la administración valenciana, parece claro que no se cumplirán. La Generalitat, que ya ha incumplido con el déficit de este año, tampoco respetará el límite impuesto por el Gobierno para 2014, el 1,6% del PIB.
Lo contrario supondría cerrar una línea roja, el cierre de colegios, hospitales u otros servicios sociales, sostiene el Consell. Y ahí no se quiere llegar. Si los ingresos extraordinarios previstos –privatizaciones, venta de inmuebles o enajenación de empresas públicas ruinosas como Ciudad de la Luz- no llegan, lo más probable es que no pagar a los proveedores vuelva a ser lo habitual.
Los presupuestos no sólo son irreales, sino que carecen de medida alguna contra la crisis. El gasto crece –más por novedades en el sistema contable y por la asunción de los costes reales- en Sanidad y Educación. También en el pago de las nóminas a funcionarios, después de que se hayan suavizado los ajustes que sufrieron en sus complementos salariales en 2012 y 2013.
Cuatro veces más gasto en deuda que en inversión
Sin embargo, las inversiones crecen un raquítico 0,4% y suman apenas 317 millones de euros, algo menos del 2% de un presupuesto de 17.000 millones. Confiar en las medidas que pueda tomar la Conselleria de Economía, Industria, Turismo y Empleo, que ve rebajado su presupuesto en un 8%, parece de un optimismo infundado.
Además, el gasto en deuda, pese al descenso en la prima de riesgo, sigue siendo altísimo (1.243 millones, un 7,2% más que en 2013). Se come ya un 7% del presupuesto total y, por ejemplo, cuadruplica el mencionado esfuerzo en inversiones.
Previsiones de crecimiento
El Consell, además, basa su presupuesto en un crecimiento para 2014 del 0,8% de la economía. A mayor dinamismo, mayores ingresos vía tasas e impuestos, el problema es que no muchos analistas confían en que la Comunitat Valenciana mejore mucho su pésimo estado clínico. Recientemente, el BBVA Research pronosticaba un crecimiento del 0,1%, a la cola de España.
En definitiva, el Consell, ni está ni se le espera. Con sus ingresos, apenas puede hacer frente a sus obligaciones básicas. Y el gobierno central, pese a las tímidas reivindicaciones de Alberto Fabra, no está por la labor de rescatar a la Comunitat Valenciana vía mejora de la financiación autonómica, al menos de manera inminente. Como apuntaba Francesc Miralles en un análisis reciente, los valencianos han perdido o van camino de perder el tren de la prosperidad.