- El Arzobispado de Valencia reparte entre las parroquias valencianas un folleto sobre el documento 'La transexulidad. Reflexiones para una aproximación multidisplinar' del Observatorio de Bioética
Continúa la campaña del Arzobispado de Valencia, a través de la Universidad Católica de Valencia, contra la Ley de Identidad de Género del Consell, una norma aprobada por las Corts Valencianes el pasado 30 de marzo. El argumentario, basado en el documento 'La transexulidad. Reflexiones para una aproximación multidisplinar' del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica, se asemeja bastante al utilizado por el colectivo ultracatólico Hazte Oír para la campaña protagonizada por su polémico bus transfobo.
Así, el Arzobispado ha repartido un folleto entre las parroquias valencianas en el que se resume el documento elaborado por le Observatorio de Bioética y se cuestiona la ley recientemente aprobada por las Corts por medio de la cuál la Generalitat pretende la “normalización” de la transexualidad en todos los ámbitos de la vida pública por medio de una norma que “no propone una visión integradora”.
El documento asegura que el legislador -en este caso el Gobierno valenciano- busca “propiciar una absoluta indiferenciación entre varón y mujer, dejando escoger a lo largo de la vida la opción de constituir su identidad sexual” y carga duramente contra la 'ideología de género', que según sostienen: “Ofrece una visión distorsionada acerca de lo que significa ser varón y mujer”. Con ello, se propicia “la existencia de varias decenas de posibles identidades sexuales”, y añaden que, gracias a esta ideología, “cada persona debería poder escoger su identidad a voluntad y cambiar de una a otra a lo largo de su vida”. Se trata, insisten, de una ideología que “destruye la idea de una identidad natural y objetiva, la idea de varón y mujer”.
Desde la Universidad Católica, mantienen que la ideología de género, que aseguran está fundamentada en el “subjetivismo” y el “hedonismo”, está influida por el marxismo y el existencialismo y, aunque centró su discurso en un primer momento en los derechos políticos de las mujeres, “acabó derivando muy pronto hacia la reivindicación feminista de la anticoncepción y el aborto, esto es, hacia la demanda de la libre determinación de la mujer sobre su propia sexualidad y sobre la maternidad”.
'Deseo de cambio de sexo'
También se refieren a la transexualidad como “Deseo de Cambio de Sexo”, que califican como “trastorno o desorden de la personalidad”, una definición que atribuyen a la Asociación Americana de Psiquiatría y a la Organización Mundial de la Salud. En este sentido, apuntan que en la mayoría de los niños, esa “tendencia” (el 'deseo de cambio de sexo') “no persiste tras la pubertad tardía”, por lo que el tratamiento hormonal o el cambio quirúrgico del sexo “puede provocar la aparición de efectos secundarios negativos, potencialmente irreversibles”.
Entre estos “efectos secundarios negativos”, explican que las personas transexuales, tras el cambio de sexo, “tienen un riesgo considerablemente mayor que la población general de mortalidad, conducta suicida y trastornos psiquiátricos”, así como también advierten que la cirugía tiene “efectos secundarios” y “no se ha mostrado eficaz, por sí misma, para solventar los trastornos psiquiátricos o somáticos que se pueden dar en la población con DCS (Deseo de Cambio de Sexo)”.
Así mismo, consideran que la ley facilita un “contexto de multiplicación de géneros”, en el que la familia “constituida por un varón y una mujer unidos en matrimonio queda puesta en entredicho, jurídicamente hablando”. Una norma que alertan puede ser anticonsticional, entre otras razones, porque: “Queda desnaturalizado el derecho de los padres a que sus hijos reciban una educación moral y religiosa acorde con sus convicciones” y el derecho a la libertad ideológica “queda en una situación comprometido”.
Por último, el estudio elaborado por la Universidad Católica de Valencia a través del Instituto de Bioética indica que la Ley de Identidad de Género “rechaza todo orden moral que determine lo que está bien y está mal”, lo que conlleva el “cuestionamiento de toda la sociedad”.