“El presidente del Gobierno dice que se va a estudiar”. Así ha explicado Ximo Puig a los periodistas la respuesta que Mariano Rajoy ha dado a su reclamación de un “fondo de asignación constitucional” de 1.300 millones de euros para 2016 que compense la insuficiente financiación de la Comunidad Valenciana. “Hoy creo que se ha avanzado”, ha añadido el presidente de la Generalitat Valenciana, que se ha declarado “razonablemente satisfecho” de su esperada entrevista con Mariano Rajoy, al que ha arrancado este lunes el compromiso de desbloquear los 1.380 millones pendientes del Fondo de Liquidez Autonómico correspondientes a 2014, que darán un respiro a las exhaustas arcas autonómicas.
Según Puig, Rajoy se ha mostrado consciente de que “tiene que haber un nuevo modelo de financiación y de que hay que acabar con la discriminación de la Comunidad Valenciana”. El presidente valenciano le ha planteado siete cuestiones a Rajoy: el FLA, el mecanismo extraordinario de financiación mientras se reforma el modelo, la reforma del propio modelo, una quita de la deuda de 13.000 de los más de 40.000 millones que acumula la Generalitat, la exigencia de inversiones del Estado ajustadas al peso de la Comunidad Valenciana, que se permita el envío de un barco a recoger refugiados a las islas griegas y un fortalecimiento de las acciones contra la violencia de género.
Llovía en Madrid y también en Valencia. Mariano Rajoy quería hablar de Cataluña, en su intento de visualizar el apoyo de los presidentes autonómicos frente a la amenaza de ruptura de los independentistas. Ximo Puig, en cambio, quería hablar de un problema que considera tanto o más grave, como es el de la insostenible situación de la Comunidad Valenciana, incapaz de diseñar un presupuesto viable, y no digamos de cumplir los límites de déficit, sin una aportación del Estado que compense el injusto reparto de fondos del modelo vigente. Un modelo ya caducado que el Gobierno del PP ha rechazado cambiar pese a haber acabado asumiendo, al tiempo que crecía el clamor político y social, que la Generalitat Valenciana está infrafinanciada.
El presidente de la Generalitat Valenciana llevaba cuatro meses, casi desde el mismo momento de llegar al poder, reclamando al inquilino de la Moncloa una entrevista que, tras amenazar incluso con llevar el asunto a los tribunales, finalmente se ha producido con el Congreso y el Senado ya disueltos, convocadas la elecciones generales para el 20 de diciembre y los Presupuestos Generales del Estado aprobados con una insólita anticipación.
La entrevista, que ha durado algo más de una hora, era clave para Puig pero formaba parte de una amplia agenda de Rajoy, que ha recibido este lunes en el palacio de la Moncloa también al líder de Izquierda Unida Alberto Garzón, a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla.
La anécdota del viaje ha ocurrido antes de empezarlo, cuando el presidente de la Generalitat ha estado a punto de quedarse en el andén de la estación de Valencia por un problema con los billetes del AVE. Puig ha podido, finalmente, desplazarse a Madrid, de donde vuelve con la cartera tan llena como vacía. Se lleva el pago del FLA antes de que acabe el año y la indicación de que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se encargue de hacer viable el “barco de la esperanza” que la Generalitat Valenciana quiere enviar a Grecia para traer a unos 1.200 refugiados.
Lo que no se lleva Puig en la cartera es un compromiso firme de contar con la aportación extraordinaria para cubrir las cifras de los Presupuestos de 2016. La posibilidad de una quita de la deuda es otra de las cosas que quedan en el aire, aunque Puig se ha mostrado esperanzado en que se haya abierto una vía de diálogo.
Sobre la cuestión independentista catalana, Puig ha reiterado su postura de lealtad total a la legalidad y reclamación de vías de entendimiento. “Es fundamental que se abran vías de diálogo y se actúe de acuerdo con la ley”, ha señalado.