Los países europeos se refuerzan contra las noticias falsas y los bulos de cara a las elecciones europeas del próximo mayo. La Unión Europea ha declarado la guerra a la desinformación y ha lanzado el Sistema de Alerta Rápida, una especie de detector de mentiras y verificación de las informaciones que llegan a los usuarios de redes sociales. En España y en la Comunitat Valenciana, la coincidencia de procesos electorales el 28 de abril y el auge de la ultraderecha que se avista en las encuestas y que irrumpió por sorpresa en el parlamento autonómico andaluz ha encendido las señales de alerta.
Formaciones de extrema derecha como Vox y sus homólogos europeos se nutren de las noticias falsas y bulos que circulan por las redes sociales para crear un discurso de odio y un enemigo común. La de las fake news es una problemática que viene siendo estudiada durante los últimos años, y en los perfiles públicos de las redes sociales los usuarios comienzan a estar concienciados. Según el segundo eurobarómetro de febrero de 2018, el 37% de los europeos afirma haber leído noticias falsas casi todos los días, y ocho de cada diez ciudadanos europeos creen que este tipo de contenido es un peligro para la democracia.
No obstante, la mayoría de partidos políticos olvidan la red más importante: Whatsapp. Esta aplicación no es una red social al uso, pero funciona de forma efectiva como canal de comunicación. El éxito de la formación ultraderechista Vox en Andalucía se debe en buena medida a este servicio de mensajería. De hecho, el partido de Santiago Abascal tiene un servicio de comunicación asociado a un número de teléfono al que los usuarios pueden suscribirse para recibir contenidos relacionados con el partido. “Recibirás los mensajes y nuevos vídeos virales de Vox junto con nuestras acciones en defensa de España”, promociona el partido.
Varios estudios han determinado que las noticias falsas se difunden con una velocidad notablemente superior que las reales. El móvil a móvil ha sustituido al boca a boca y ha convertido a estos dispositivos en canales de desinformación y de propaganda política. Hasta hace unos años, los políticos hablaban de posverdad; ahora el trending topic discursivo es la mentira.
Las investigaciones sobre la campaña de Donald Trump, Jair Bolsonaro o el Brexit concluyen que la difusión de mentiras fue crucial para sus victorias y que sus seguidores se informaban por Whatsapp. Si Podemos puso de moda Telegram, Vox ha puesto de moda el uso político de su rival informático. En España, la extrema derecha populista ha venido de la mano de Santiago Abascal, que ha importado sus métodos.
En una entrevista en ABC, el líder de Vox reconocía que su partido había invertido 150.000 en campañas por redes sociales. El responsable de comunicación de Vox aseguraba en El Mundo que “ya nadie lee periódicos, la gente ve Netflix y se informa por Whatsapp, ni siquiera por Twitter... El fontanero o mi abuela no tienen redes sociales pero sí Whatsapp”, por lo que la formación de ultraderecha optaba por invertir esfuerzos en ella.
Pero, si las mentiras se difunden por todas las redes sociales, ¿Por qué prestar mayor atención a Whatsapp? Este modo de comunicación es óptimo para reproducir y difundir propaganda, ya que es bastante más complicado que en una red social abierta conocer el origen del mensaje. “Se trata de una comunicación directa, sin intermediarios. Los emisores y receptores de los mensajes suelen ser personas conocidas lo que aumenta la credibilidad de los mensajes. Los usuarios tienen menos pudor en compartir ciertos contenidos en whatsapp que en el resto de redes sociales”, explican desde el Estudio La Base. Esta agencia de comunicación valenciana ha elaborado un manual de uso de esta aplicación destinado a partidos políticos, de cara a explotar un canal de comunicación que algunos todavía ignoran.
Su análisis destaca que la población que mayor credibilidad le da a los mensajes políticos en este canal son los mayores de 55 años, aunque es “una herramienta de comunicación que es utilizada por todos los segmentos de población”.
La agencia de comunicación recomienda a los partidos explotar esta fórmula de comunicación y abrir espacios de diálogo con la ciudadanía y con la propia organización de las formaciones políticas, también para hacer contracampaña. Una de las claves que plantean es segmentar los mensajes por procedencia, edad o intereses.
Así, proponen difundir imágenes acompañadas de textos sencillos, aunque estos tengan apariencia “cutre”. “Lo cutre se viraliza más rápido incluso que los contenidos que se han creado buscando la perfección. Mensajes sencillos”, señala el manual.
Viralizar los contenidos es un aspecto que los comunicadores consideran importante, aunque sin excederse, por lo que recomiendan poner atención a los mensajes que deben resaltar respecto al resto. Como estrategia de difusión, los 'memes' puden ser útiles, aunque mejor sin logo. “Un partido que firma ‘memes’ o que lanza mensajes duros contra la oposición obtendrá la credibilidad que los ciudadanos den al partido. En cambio, un mensaje del que no se conozca emisor se lo creerá un mayor número de personas. A pesar de no saber de dónde viene”. El manual puede encontrarse en la web de Estudio La Base y está disponible por suscripción a través del correo electrónico.