El sistema de retorno de envases (SDDR), una de las iniciativas estrella de la conselleria de Medio Ambiente a principio de legislatura, ha quedado aparcado 'sine die'. Así lo ha confirmado la consellera, Elena Cebrián, quien ha asegurado que se ha hecho todo el trabajo técnico y de estudio pero que no hay “consenso, ni recursos, ni las garantías para que funcione”.
La también responsable de Agricultura ha insistido en la existencia de “dificultades técnicas que hacían imposible su implantación esta legislatura”, a pesar de que el SDDR, cuyo principal valedor fue el exsecretario autonómico Julià Álvaro, estaba incluido en el Plan Integral de Residuos -se barajaron multas de hasta 17 millones de euros para las empresas que se resistieran a su implantación-. “Hace falta mucha concienciación y mucha explicación”, ha explicado Cebrián.
No obstante, la consellera ha querido puntualizar que no se descarta de forma definitiva: “hay que estudiar todas las alternativas, apostando por la reducción al máximo de la generación de residuos en origen y por una mejor separación y recogida selectiva”. “Tenemos que trabajar porque todos los sistemas que actualmente tenemos funcionen de forma correcta”, ha incidido.
El PIR, en 2018
El objetivo de la conselleria es que la revisión del Plan Integral de Residuos esté finalizado en 2018, aunque nunca antes del verano: “queremos que sea un instrumento sencillo que pueda adaptarse a la normativa vigente”. El documento contempla un plan “muy ambicioso” de sellado de vertederos “a muy largo plazo” con una inversión “muy sustancial”. De momento, más de un millón de euros anuales.
Entre las novedades que incluye el borrador del PIR se encuentra una disposición sobre los residuos de un sólo uso, como las cápsulas de café, los palillos de los oídos o los palitos de los caramelos, los cubiertos de plástico. Tal y como sucede en Baleares o en Francia, se prohibirán el uso de estos materiales siempre y cuando exista una alternativa más sostenible.
También se contempla la implantación del cuarto contenedor, el marrón para residuos orgánicos, que en la actualidad ya se utiliza de manera experimental en algunas localidades de la Comunitat Valenciana, incluidas algunas zonas de la capital. “Gran parte de los residuos orgánicos no son reutilizables en la actualidad para la fabricación de compost para uso agrícola porque no se puede separar”, ha apuntado Cebrián, quien reconoce que todavía queda “mucho por hacer”, ya que el límite de rechazo marcado por la Unión Europea para 2020 es del 40% mientras que en la Comunitat Valenciana en la actualidad se sitúa por encima del 60%.
Prevención de incendios
En cuanto a la gestión forestal, la consellera ha puesto el acento en que ha de estar vinculada a la prevención de incendios: “el sesenta por ciento de nuestro territorio está compuesto por superficie forestal”. Por ello, se pretende que los bosques sean más resistentes y resilientes ante los incendios.
El Gobierno valenciano destinará entre 2017 y 2020, con la participación de fondos europeos, más de 73 millones de euros a políticas de prevención, incluyendo acciones para contrarrestar los recortes que se realizaron la pasada legislatura. “Tiene que ser una prioridad”, ha dicho Cebrián, quien ha reseñado: “estamos trabajando para evitar los incendios de la próxima década”.
Así, se están desarrollando programas para la recuperación de hábitats forestales afectados por los grandes incendios de los noventa -un proyecto prevé la restauración de 7.000 hectáreas de suelo quemado entre 1994 y 2005- o los de 2012 de Andilla y Cortes de Pallàs, que quemaron 20.000 hectáreas.
La conselleria está elaborando un mapa de riesgo actualizado, que se podrá consultar a partir de final de año en el Sigif (Sistema Integrado de Gestión de Indendios Forestales), para conocer aquéllas zonas más vulnerables en el territorio valenciano y saber cómo actuar.