En 2020 está previsto que esté implantada la recogida selectiva de residuos orgánicos en prácticamente la totalidad del territorio valenciano, de forma que en todas las comarcas se podrán ver en la calle los contenedores marrones, que desde hace dos años se están instalando de forma progresiva por multitud de localidades valencianas. En la actualidad, gran parte de los residuos orgánicos todavía no son reutilizables para la fabricación de compost para uso agrícola porque no se pueden separar.
No obstante, el objetivo de la conselleria de Medio Ambiente es que al comienzo de la próxima década casi la mitad de la basura orgánica generada (el 45%, unas 250.000 toneladas) se pueda recoger en origen y que estos residuos sean de buena calidad. Es decir, con un porcentaje muy reducido de otro tipo de residuos, lo que permitirá la elaboración de un compost de gran valor para uso agrícola. “Nuestra idea es que el resto también se pueda recuperar”, reconoce Joan Piquer, director general de Calidad Ambiental de la conselleria.
Para alcanzar este objetivo, desde la administración autonómica son conscientes de que es clave la concienciación y la educación ciudadana, y en ello se está incidiendo desde que en 2015 se empezó a trabajar para la implantación, inicialmente de forma piloto, del cuarto contenedor, el depósito marrón para residuos orgánicos. “No es una cuestión política, es algo que tenemos que hacer sí o sí, tal y como recogen las directivas europeas”, apunta Piquer.
Actualmente, la recogida selectiva de orgánico ya está funcionando en un gran número de localidades y comarcas valencianas, ya sea para 'grandes productores' (como pueden ser colegios, hospitales, restaurantes, empresas de catering...), con los contenedores a pie de calle o a través de la recogida puerta a puerta. Así, por ejemplo, en Valencia la experiencia ya funciona en dos barrios y está previsto que este año ya esté implantada en el 50% de la ciudad y en la totalidad antes de que finalice la legislatura.
También, se está llevando ya a cabo en localidades como Sagunto, con menos de un 1% de residuos impropios entre los grandes productores, y en la comarca del Camp de Morvedre en la Baronia y Les Valls, donde se consigue un compost de gran calidad; en la ciudad de Alicante para grandes productores; en Villena, en Càlig o en Alcalà de Xivert en la vía Pública; en las comarcas de Els Ports o el Alt Maestrat en pruebas; en Castellón, Burriana, Onda, Moncada, Alcoi, Elche, Santa Pola... En total, son más de un centenar de municipios valencianos en los que la recogida de residuos orgánicos está ya implantada o en proceso.
Compostaje comunitario
Otra de las novedades que se contemplan es el compostaje comunitario, que está implantado en el País Vasco y en zonas rurales de Granada. Consiste en que pequeñas comunidades -como pequeñas poblaciones- realizan directamente el compost con los residuos que generan para uso propio, de modo que se evita tener que transportarlo a las plantas de tratamiento.
Piquer, que considera esta experiencia una “revolución” medioambiental, se muestra muy satisfecho con la actitud de los ayuntamientos y la implicación de las tres capitales valencianas. Al respecto, destaca de la importancia que esta medida tiene en la agricultura, que obtiene un compost de gran calidad, y para los ciudadanos, que pueden verse beneficiados en la tasa de recogida de residuos. “Con la recogida selectiva, el canon por tonelada acaba siendo más barato”, explica el director general, quien pone como ejemplo el caso de La Costera, La Safor, la Vall d'Albaida y la Canal de Navarrés, donde los vecinos pagan “12 euros menos por recibo”.
Plan Integral de Residuos
Tal y como reconocía la consellera, Elena Cebrián, el objetivo de la Generalitat es tener finalizada la revisión del Plan Integral de Residuos (PIR) a lo largo de 2018, un documento que debe servir de herramienta que se adapte a la normativa y que contempla un plan “muy ambicioso” de sellado de vertederos “a muy largo plazo”.
El borrador del PIR también incluye una disposición sobre los residuos de un solo uso, como las cápsulas de café, los palillos de los oídos, los palitos de los caramelos, los cubiertos de plástico... El objetivo del Consell, tal y como sucede en Baleares o Francia, es prohibir el uso de estos materiales en 2020 “siempre y cuando exista un material alternativa más sostenible”.