He dejado pasar unos días porque los consejos de mis mayores y mi propia madurez me llevaban continuamente al dicho popular (o leyenda urbana ya no se) de que no se debe hablar ni actuar (y menos escribir) cuando acaba de ocurrir algo que te hace daño, que te duele dentro, que te angustia.
Hace unas semanas vivimos el “penúltimo” capítulo de la retirada de la Cruz de los Caídos del municipio alicantino de Callosa de Segura. Dos años de una historia rocambolesca en la que las actuaciones públicas y privadas se han entremezclado de tal manera que no han hecho más que confundir a la mayoría de la ciudadanía. Y hablo de sentimientos en este artículo porque aunque el hecho en sí es un caso claro de (in)cumplimiento de la legislación vigente, hay temas y la Memoria Histórica es uno de ellos en los que el devenir de los acontecimientos va más allá de la docta escritura legal.
Los hechos pasan pero para un análisis lo más certero posible hay que dejar que el tiempo enfríe las reacciones, elevarte y desde arriba observar como espectadora ajena los hechos. Pero nunca dejo pasar más tiempo del conveniente porque el dolor se puede transformar en odio y el amor en indiferencia y el tiempo demasiadas veces te hace perder lo más preciado: los verdaderos sentimientos.
Dos largos años han pasado desde que el consistorio callosino aprobó en pleno la retirada de la Cruz de los Caídos y hasta hace pocos días no ha sido posible. ¿Porque?. Los hechos pueden consultarlos en cualquier medio de comunicación, pero lo que subyace a todo este episodio que por desgracia no es el único, va mucho más allá. En 2007 con la aprobación de la Ley de Memoria Histórica por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero este país dio por fin la primera muestra de reconciliación con su historia.
Fue – Guerra Civil y dictadura- una época dura, una etapa que desde la consecución de la democracia los españoles habíamos evitado abordar, quizá por el dolor, quizá por la vergüenza. Pero ya era tiempo de actuar, ya se tenía la mente fría para hablar de sentimientos.
En la Comunitat Valenciana ese tiempo no llegó hasta que la ciudadanía hizo posible un Consell de progreso. Desde el 2007 hasta 2015 el Consell del PP no solo no tuvo ninguna voluntad de aplicar la ley nacional, ni siquiera se planteó desarrollar una norma autonómica. Nos ha costado diez largos años pero el pasado mes de noviembre este Consell aprobó la Ley 14/2017 de Memoria Democrática y para la convivencia de la Comunitat Valenciana. Y ahí quería llegar: “convivencia”.
Cuando las personas nos juntamos para debatir e intercambiar opiniones aprendemos algo esencial para lograr esa convivencia a la que todos deberíamos aspirar, aprendemos a respetarnos.
Por repetido parece ya baladí aquello de que las víctimas de la guerra civil española y del franquismo se merecen respeto y reconocimiento, pero no lo es. Es de justicia que aquellos que lucharon, trabajaron o simplemente pensaron que había que defender la República como régimen democrático establecido,… todos merecen que al menos hoy, tantos años después, con la mente fría hablemos de sentimientos, legislemos en su favor y sobre todo no volvamos a enfrentar a nuestras gentes como en aquel momento.
Las reticencias para la retirada de la Cruz de Callosa de Segura es solo un ejemplo más de los miles que encontramos solo en nuestro territorio. Hay demasiados municipios que por unas u otras causas no están cumpliendo las leyes aprobadas al respecto. Es terrible que tengan que ser los tribunales los que autoricen o no la retirada de símbolos de exaltación de la etapa más negra de nuestra historia reciente. Es increíble que asociaciones, colectivos y/o particulares con los sentimientos a flor de piel denuncien a ayuntamientos por cumplir la ley.
El cine español o quizá alguna plataforma televisiva debería apuntar el guion porque en casos como el de Callosa de Segura la realidad supera cualquier ficción que podamos imaginar.
*Mercedes Caballero Hueso, diputada Grup Parlamentario PSPV-PSOECorts Valencianes. Secretaria General del PSPV-PSOE de la provincia de Valencia