Del milagro valenciano al riesgo de confinamiento: clima, aumento de relaciones sociales y baja inmunidad, claves de la tercera ola

El 'Black Friday' que tuvo lugar el pasado 26 de noviembre hizo honor a su nombre en lo que a la evolución de la pandemia se refiere en la Comunitat Valenciana. Un viernes negro en el que empezó a gestarse la onda expansiva que ha generado una tercera ola que ha alcanzado cotas extremadamente graves.

Asi lo advierte la subdirectora general de Epidemiología de la Generalitat Valenciana, Herme Vanaclocha, quien explica a elDiario.es las claves que han propiciado que la Comunitat Valenciana haya pasado de ser la que menor incidencia presentó durante muchas semanas del mes de octubre y noviembre, lo que llegó a reconocerse como el milagro valenciano, a ser la cuarta de España con más contagios acumulados, con 760,13 casos por cada 100.000 habitantes, cuando la media estatal está en 575,10 positivos, según los datos publicados este viernes por el Ministerio de Sanidad.

Según comentó la propia Vanaclocha en el momento de más baja incidencia de la pandemia, la estrategia valenciana que tan buenos resultados dió se focalizó en la detección precoz de brotes para cortar la transmisión del virus entre los contactos de los contagiados.

Sin embargo, “llegó un momento en el que el nivel de transmisión fue tan alto que superó la estrategia de contención diseñada, el nivel de contagios superó los niveles de control”.

Esta situación, que según apunta ya se dio tras el puente de octubre y que se pudo controlar con la implementación de medidas como el toque de queda o los cierres perimetrales, se volvió a reproducir a partir del Black Friday: “No por culpa del comercio, ni mucho menos, sino porque fue el inicio de un aumento de las relaciones sociales que fue a más a medida que se acercaban las Navidades, algo que pasa todos los años porque son fechas en las que hay más reuniones de ocio, ya sea con amigos, familiares o compañeros de trabajo, pero que en el actual contexto de pandemia, ha sido decisivo”.

A este factor se suman otros como la llegada del frío, ya que “las reuniones dejan de hacerse en lugares abiertos o con las ventanas abiertas, y pasan a realizarse en sitios cerrados y con menos ventilación”. Esto unido a que “las comunidades con menos incidencia también cuentan con menos inmunidad” hace que la onda de la curva sea “mucho más pronunciada y afecte más a las comunidades que estaban con menor incidencia”, algo que también le ha pasado por ejemplo a Extremadura, que también pasó de estar a la cola a ser ahora la más afectada de España, con 1220,74 casos por cada 100.000 habitantes.

Sobre la conveniencia de adoptar medidas más duras antes de Navidad teniendo en cuenta que los contagios estaban creciendo, la subdirectora considera que en aquel momento las restricciones que se aprobaron ya fueron muy importantes, pero que en general muchas de ellas no se han cumplido: “Así como en el primer confinamiento la ciudadanía lo llevó a rajatabla, ahora hemos detectado una relajación; se han registrado brotes de seis y ocho positivos en reuniones familiares, cuando el límite estaba en seis personas, lo que significa que en esas reuniones había mucha más gente de la permitida y eso también ha influido en la actual situación”.

En cuanto a la posibilidad de un confinamiento domiciliario como el de marzo del pasado año, Vanaclocha se muestra esperanzada en que no sea necesario. Según afirma, “es el último recurso y aún hay recorrido para endurecer las medidas sin llegar a esa situación, pero todo dependerá del nivel de saturación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), si se colapsan y no se puede dar atención sanitaria al paciente, no habrá otra salida”.

Con todo, insiste en que, aunque viene “una semana dura”, esperan aplanar la curva y no llegar a confinar: “si es necesario se endurecerán las restricciones en todo lo que tenga que ver con frenar el contacto social y en el fomento del teletrabajo, que es otro factor clave que puede ayudar mucho”.

Por último, Vanaclocha se muestra prudente a la hora de hacer previsiones sobre el calendario de vacunación y la posibilidad de alcanzar la inmunidad de rebaño. Al respecto, explica que dependerá “de la rapidez en la producción de la vacuna, que hay que tener en cuenta que es para todo el mundo” y en ese sentido espera que “en verano”, si no hay contratiempos, se pueda empezar “a normalizar la situación”.