Dolores vendía ropa por la calle: bikinis, chanclas, camisetas... “para ir tirando”. Con el dinero que obtenía como vendedora ambulante, unos 300 euros, tenía que alimentar a sus cuatro hijos. Sin pareja y conviviendo con dos sobrinas, la crisis de la Covid-19 le ha golpeado “muy fuerte”, reconoce por teléfono desde su vivienda situada en el barrio alicantino Juan XXIII, uno de los más pobres de España, según un estudio del Instituto Nacional de Estadística.
“No sé qué va a ser de nosotros”, se lamenta. Como Dolores, nombre ficticio, la población gitana española, una de las minorías más marginadas y pobres de Europa con la salud más precaria y la menor esperanza de vida, “sea probablemente la que sufra el impacto del coronavirus de forma extrema”, señala una nueva investigación dirigida por la Universidad de St Andrews (Reino Unido) en colaboración con la Universidad de Alicante.
Y todo porque la etnia gitana española “ha entrado en la pandemia desde una posición excepcionalmente desventajosa” porque partían de una desigualdad acuciante. Según este estudio, “más del 80% de esta comunidad vive en la pobreza, y casi el 50% tiene unos ingresos mensuales inferiores a 310 euros, como es el caso de Dolores de 32 años, o de su sobrina Francisca, de 30, cuyo marido, dedicado a la chatarra, tampoco puede salir por el confinamiento. El 44% de los hombres y el 27% de las mujeres de raza gitana obtienen sus ingresos a través de la venta ambulante, ya sea en mercados al aire libre o a pie, concluye este informe. ”La cuarentena obligatoria hace imposible que un gran número de estas familias se ganen la vida. Además, muchas tienen poco acceso a la limitada ayuda económica que el gobierno español proporciona a los trabajadores autónomos“, denuncian.
Asimismo, aproximadamente 47.000 personas en España carecen de alimentos básicos o de los suministros necesarios para sobrevivir, lo que supone problemas de acceso a la alimentación para más del 40% de los entrevistados, según un estudio de la Fundación Secretariado Gitano de hace una semana.
Con dos hijas y embarazada de siete meses, Francisca malvive de ayudas públicas, como otros testimonios recogidos. En su caso, recibe del Ayuntamiento 200 euros para comprar en un supermercado concreto, y por sus hijas, de 10 y 9 años, de la beca del comedor le dan 60 euros cada una también para comida. Por su parte, Dolores se queja de que aún no le han dado la renta valenciana de inclusión (RVI) desde hace un año y medio, como ha venido denunciando el consistorio alicantino cuyos regidores aprobaron en el pleno de este jueves una declaración institucional para urgir al Consell el abono “urgente” que esperan 1.159 familias alicantinas con expedientes favorables.
La investigación académica, dirigida por la antropóloga social Paloma Gay y Blasco, de la Escuela de Estudios Filosóficos, Antropológicos y Cinematográficos, y María Félix Rodríguez Camacho, doctoranda en Ciencias de la Salud de la Universidad de Alicante y responsable del área de Salud de la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de la Comunitat Valenciana (FAGA), advierte que esta comunidad experimenta también mayores niveles de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), obesidad y diabetes, “y es más probable que sufra graves problemas de salud que pueden repercutir en la supervivencia de estos individuos al COVID-19”.
A este respecto, Dolores asegura que arrastra problemas de salud. “Tengo la sangre espesa, me han dicho que puedo sufrir una trombosis en cualquier momento”, explica. A la pregunta de si se está tomando la medicación por una enfermedad que ha heredado su bebé responde “debería, pero no la he comprado porque con ese dinero compro pañales y leche”.
Por último, las autoras del estudio ponen de relieve el estereotipo negativo de la comunidad gitana en algunos sectores de los medios de comunicación. “Se los caracteriza como individuos disgregados de la sociedad española, presentándolos injustamente como menos dispuestos a adherirse a las políticas gubernamentales y al confinamiento obligatorio impuesto para combatir la pandemia”.
A este fenómeno hay que sumar el de los numerosos bulos xenófobos que han venido circulando por Whatsapp desde hace semanas apuntando a que el “culpable” del aumento de contagiados por coronavirus en España es la población gitana, algo que el Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica, dependiente de Igualdad, ha denunciado.
El estudio concluye que “sin una acción rápida, decisiva e inclusiva por parte de las instituciones estatales locales y nacionales”, las ayudas dirigidas a la población gitana “serán insuficientes”. “Es preciso adoptar esta medida para no seguir considerando el sufrimiento que padecen tantas familias gitanas como una 'desgracia aceptada', una vez más, sino como un fracaso intolerable”, aseveran.