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Agricultura ecológica: sueños y realidad

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Orígenes. La agricultura ecológica tiene una larga trayectoria histórica. Sus orígenes dejarán numerosas huellas cuya influencia llega hasta nuestros días. Dos hechos marcarán su recorrido, que se inicia durante el primer tercio del siglo pasado. Primero, en 1924, el acto fundacional de la agricultura biodinámica en el palacio de Koberwitz, cerca de Breslau (ahora Wroclav, en Polonia), presidido por Rudolf Steiner, líder y fundador de la antroposofía, con la presencia de un grupo de terratenientes, aristócratas y antropósofos invitados por los condes de Keyserlingk. El segundo, también a principios del siglo XX, en la India, en el Imperial Institute of Agricultural Research de Pusa, donde inician sus trabajos agronómicos Albert y Gabrielle Howard, incorporados al proyecto colonial británico de modernizar la agricultura india. Cuando Albert Howard, con su reconocido prestigio agronómico, se jubila y pretende divulgar en las colonias sus hallazgos en el campo del compostaje, fracasa. Tampoco obtiene mucho éxito cuando apoya el desarrollo de la organic farming en Inglaterra, junto a un grupo de grandes propietarios aristócratas, políticos de extrema derecha y destacados intelectuales filonazis. La Segunda Guerra Mundial acabará de truncar ambos desarrollos. En Inglaterra, la organic farming fracasará en su lucha con la agricultura industrial, mientras la sociedad Soil Association llegará al borde de la desaparición. La biodinámica, con su mejor agrónomo, Erhenfried Pfeiffer en EE.UU, y con la sociedad antroposófica dividida entre asociados perseguidos por los nazis y otros dirigentes antropósofos sospechosos de colaboracionismo con estos desaparecerá, durante algún tiempo, refugiada en grupos minoritarios con escasa influencia en los agricultores y la población.

En mi opinión, hay tres acontecimientos que determinan la reaparición de la agricultura ecológica. El primero es la aportación y la conexión con la ecología, que le proporcionan la bióloga Rachel Carson y el activista, después célebre sociólogo, Murray Bookchin, preocupado por la contaminación causada por la agricultura industrial, junto a los estudios sobre el suelo y la alimentación del académico agrónomo William Albrecht. El segundo es la presencia creciente del consumidor urbano de productos ecológicos movido por sus preocupaciones ambientales o de salud. El tercero es el despliegue de la producción ecológica a escala mundial. Los distintos movimientos europeos y americanos se unen en una sociedad: el IFOAM (International Federation of Organic Agricultural Movement), en París en 1972, con la aspiración de fortalecerlos y ganar presencia en otros continentes: Australia y Asia. Los instrumentos propuestos son los congresos mundiales donde se discuten los asuntos científicos y organizativos; al mismo tiempo que se celebran ferias anuales con el nombre de Biofach, que facilitan información y contactos comerciales.

La Unión Europea se hace cargo. Al principio, su actuación fue cautelosa, limitada a clasificar la agricultura ecológica en el apartado de productos de calidad. Pero después, y conforme va ganando importancia, se hace necesario definirla. ¿Cómo? La producción ecológica es aquella que cumple con un reglamento emanado de la UE. El último es el Reglamento 2018/848. ¿Por qué una normativa? Porque el crecimiento de la producción ecológica es tan rápido que necesita suscitar la confianza del consumidor. Las reglas de producción se acompañan con organismos de inspección que finalmente otorgan un sello para identificar inequívocamente al alimento ecológico en el mercado. ¿Qué caracteriza la producción ecológica? Sus prácticas aseguran un elevado nivel de biodiversidad, procuran la preservación de los recursos naturales, promueven el bienestar animal y fomentan el desarrollo rural. En resumen, la agricultura ecológica es la más sostenible del sector agrario. Por todo lo cual, un objetivo de la política agraria europea es el aumento de su presencia en un 25%, para el 2030. Como objetivo está muy bien, aunque personalmente se me antoja inalcanzable.

Aumentar la producción ecológica no va a ser tarea fácil. Todo cuadra en el documento De la granja a la mesa: la agricultura y la ganadería ecológicas cumplen con el objetivo de reducir el uso de fertilizantes y plaguicidas sintéticos. Muy bien. Pero eso conlleva eliminar el monocultivo y aplicar rotaciones, aumentar la biodiversidad y proveerse de estiércol y compost en abundancia. Pero no se desanimen ustedes aún, porque esto implica la gran oportunidad de cambiar la agricultura y la ganadería industrial por la ecológica, al tiempo que se transforma una parte de los residuos urbanos en compost. Si no lo hacemos, no se podrá mantener la fertilidad del suelo y los rendimientos ecológicos disminuirán por debajo de los niveles que permiten la viabilidad agraria y económica.

Los sistemas agrarios europeos son muy distintos. La producción agraria mediterránea se desarrolla en países con menor potencial económico y político dentro de la UE. Desarrollar la agricultura ecológica europea está muy bien, pero potenciar la producción y la comercialización mediterránea es nuestra responsabilidad. Máxime, cuando algunas veces las políticas y objetivos responden más a las necesidades de la agricultura del norte y el centro de Europa que a las de la del Mediterráneo. Esto implica que la promoción y viabilidad de nuestra agricultura necesita centros de investigación propios que generen y difundan prácticas agrarias sostenibles, enraizadas en nuestro contexto agrario, económico, ambiental y social.

Llegó el mercado y mandó parar. La mayor parte de producción ecológica en España se dirige a la exportación. Esto es consecuencia de que la población de los países receptores disfruta de rentas más altas y muestra mayor interés por los temas medioambientales y de salud; por otra parte, se une a ello la fuerte tradición exportadora de la agricultura española. El gasto medio en alimentos ecológicos en Europa es de 60,80 €, el de España 36€, muy lejos de los 101€ de Francia, 116€ de Alemania, 227€ de Dinamarca y 274€ de Suiza. Esta diferencia tan abismal indica que alguna cosa está fallando en nuestro país.

La actividad exportadora de la producción ecológica genera, por el transporte que exige, una contaminación nociva. Supongo que no es mucha, comparada con la causada por otras exportaciones. Pero habría que reflexionar sobre esta contradicción e intentar potenciar los circuitos comarcales de producción y comercialización. Pero ¿cómo podrán alimentarse las ciudades? ¿Cómo conectar un medio rural que se despuebla con un ámbito urbano en crecimiento exponencial?

Y ahora viene lo mejor. O lo peor, según se mire. Cualquier visita a una ecotienda nos enfrenta a unos precios mucho más altos de los alimentos que ofrece. ¿Por qué? La producción ecológica implica mayores costes de trabajo y menor productividad. El resultado son los precios mayores. Pero ¿qué ocurriría si a los productos agrícolas industriales adjuntáramos los costes de las externalidades negativas que provocan en el medio ambiente y en la salud, y que no se dan en la producción ecológica? Que los precios de la alimentación subirían. Pero hay algo más, los precios de los alimentos están basados en los precios ruinosos que se paga a los agricultores en el campo y a la política de precios bajos que promueven los grandes establecimientos comerciales para atraer a los clientes, sin importarles mucho el necesario fomento de productos sanos y alineados con la protección del medio ambiente. ¿Y a qué viene todo esto? Pues al hecho cierto de que una vez que la producción ecológica haya entrado en el mercado, tendrá numerosas ventajas para su desarrollo, pero también todas los inconvenientes y desventajas de un sector oligopolístico y especulativo.

Para saber más: La agricultura ecológica mundial dispone de excelentes estadísticas publicadas en el The World of Organic Agriculture por el Research Institut of Organic Agriculture del centro FiBL y el IFOAM. Se editan anualmente desde 2000. Ambas organizaciones ofrecen webs donde uno puede ilustrarse sobre cualquier aspecto relacionado con la agricultura ecológica.

En el aspecto pedagógico e informativo, es recomendable la web de la Unión Europea y, para el ámbito español, la del Ministerio de Agricultura.