Artículo 3º. “Las vejaciones, las malas palabras, los malos modos, nunca debe usarlos ningún individuo que vista el uniforme de este honroso Cuerpo”.
Este artículo se extrae de la Cartilla del Guardia Civil. Una cartilla que detalla en todo su articulado un código de conducta que ha llevado al Instituto armado a ser y estar reconocido como uno de los cuerpos policiales más brillantes, no solo en Europa, sino en todo el mundo. Hay muchos más artículos, pero si uno invierte una hora en leer los treinta y cinco primeros, se dará cuenta qué significa la Cartilla y qué pretendía el duque de Ahumada en su redacción a la hora de instruir a los guardias civiles.
Pues bien, ayer regalé en una red social este artículo a una alcaldesa de una población cercana a Valencia. Sé que no está pasando un buen momento, y también sé que muchísimos compañeros suyos de partido se volcaron en darle soporte moral. No es poco. Y le regalé este artículo porque me vi reconocido yo hace muchos años atrás. Vistiendo uniforme tan honroso como el de ese cuerpo, tal y como reza el artículo. Yo en mi andadura profesional en la Benemérita mantuve debates, incluso discusiones más o menos airadas con algún representante político local. Y no pasa nada. Cuando se interacciona con personas de todo tipo, de toda profesión, es normal. Por malos entendidos, por falta de criterio, por justificar acciones u omisiones, o por lo que sea. Nunca, y digo nunca, ni yo ni mis compañeros de grupo, de unidad, ni mis jefes osaron mostrar desprecio hacia ninguna persona, solo ante el delito y tampoco ante el delincuente. Eso es la profesión de ser un ejemplo de servidores públicos. Y eso es lo habitual, es más, diría que lo característico de la Benemérita. Lo demás es lo puntual, lo excepcional, lo casi inexistente, permítanmelo. Actitudes de miembros de las FCS que hemos sabido estos meses por los medios de comunicación social, no solo dejan en evidencia que hace falta seguir formando cada vez más y mejor a nuestros agentes en la calle, sino que también trasluce una falta aún de medios de detección y sobre todo “acción rápida” para apartar conductas que ensombrecen la inmensa labor que desarrollan las FCS ante los ciudadanos. Ha costado mucho a la Guardia Civil y también a otros cuerpos de la Administración, extraer la imagen de represión o de miedo ante aquellos a los que debía proteger y garantizar el desarrollo de sus derechos fundamentales. La policía del siglo XX no puede ni debe ser la policía del siglo XXI. La de hoy debe ser una policía moderna, activa, que genere más interacciones con sus conciudadanos y con sus representantes, con todos, en definitiva, y también mucho más volcada si cabe con los derechos singulares de cada uno de sus ciudadanos. Absolutamente.
La labor de las FCS debe seguir siendo la de servir y proteger, y no la política, y tampoco el insulto hacia quien no piensa como uno quiere, porque entonces me gustaría recitarles aquella gran frase de mi capitán Carlos Abrego Barranco (en paz descanse), un ejemplo y un maestro en todo lo que decía. Y así rezaba, “Alexis, la vida del Guardia Civil, es vida de sacrificio, quien no lo vea así, que deje pronto este oficio”. Ser abnegado y subordinado no es malo, al contrario, es una de las principales premisas que tiene la Institución, mande quien mande, a nivel local, autonómico, en el territorio español o en el universo sideral.
Un servidor público en las FCSE está para servir y obedecer. Para ponerse en posición de firme con una voz ejecutiva de su mando. Pensar en política está para otros. Perseguir no se puede ni se debe.
Año tras año las FCS son las mejor posicionadas en cuanto a valoración de los ciudadanos por el CIS, gobierne quien gobierne. Por algo será. Que la mala praxis de alguno no enturbie la imagen de todos. Una institución está por encima de “salvapatrias” y de individuos que creen a veces que son juez, fiscal y parte. Que sus ideales políticos, religiosos, etc, cada uno se los deje (como me dijo un brillante jefe superior de Policía) junto a las zapatillas de estar por casa, al lado de la mesita del dormitorio. Nos irá a todos mejor.
- Alexis Marí Malonda, ex diputado autonómico en Corts Valencianes.