Voy a empezar enmendándome a mí misma porque el título correcto sería: El beso, las tetas y los culos. Quedaba demasiado largo y esta última polémica en torno a la parte trasera de nuestro (entiéndase como pronombre posesivo plural femenino) cuerpo acaba de salir a la luz, no por nueva sino por efecto contagio del movimiento ‘Se acabó’.
Escribió Góngora que el culo es lo más favorecido de la Naturaleza, pues su forma es circular, como la esfera, y dividido en un diámetro o zodíaco como ella, es la última es ver la luz pero no la más nueva. Quién sabe si el director de la revista científica que, con total impunidad y el silencio cómplice de sus compañeros, se dedicó a robar fotos de esta parte del cuerpo de sus compañeras para compartirlas en la web ArtiCulitos.com podría argumentar que le ampara la tradición literaria que se remonta al siglo de Oro.
Cosas veredes, amigas y amigos. De momento, el robaculos responde al razonamiento simple del botijo y ante la acción en las redes que han emprendido las mujeres hurtadas ha recurrido al típico victimismo de rebatir las acusaciones al grito de ¡Brujas! Caza de brujas dice el inquisidor, acosador y depredador de culos, nostálgico de aquella época en la que cualquier patán nos mandaba a la hoguera ante la mínima protesta.
Ahora intentan quemarnos de otra forma. El machismo impregna todos los púlpitos y las redes sociales con la impunidad que le otorgan siglos de existencia. Una capacidad de supervivencia comparable al de las religiones que llevan milenios compartimentando el mundo y subordinando la mujer al hombre, el pobre al rico.
En un nuevo capítulo de adaptación a los tiempos, el templo donde se le rinde culto se llama manosfera. Es el gran cuarto oscuro de las redes sociales donde proliferan el antifeminismo, la misoginia y los hombres oran contra esas modernas brujas que les arruinan la vida con divorcios duros o denuncias falsas.
Mujeres con las que tienen derecho de pernada, mujeres que deberían estar calladas, sumisas y sometidas a sus deseos. Lo tienen claro: “TDS PTS” todas putas. En noviembre de 2022, un informe del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD alertó sobre el crecimiento de este espacio, de su penetración entre los y las jóvenes y, ¡WTF! sus vínculos con los partidos de la derecha.
No hay más que repasar el discurso del agonizante Luis Rubiales ante los presidentes de las federaciones para comprobar que las feministas son el principio y fin de todos los males que amenazan a los hombres, aunque no solo se dirigen a ellos. No nos despistemos. Su mayor éxito reside en contagiar al mayor número de mujeres posible para que nos enfrentemos entre nosotras. Un divide y vencerás de manual.
Lo vemos cuando Luis Rubiales utiliza a su madre que, en un giro inesperado de este esperpento sin fin, se encierra en una iglesia y se declara en huelga de hambre hasta que acabe la cacería (de brujas) contra su hijo. Lo comprobamos cuando las amigas de los violadores la manada de Pamplona salieron a defenderlos o cuando las residentes de un colegio mayor blanquearon el ¡Putas, salid de vuestras madrigueras! que les dedicaron sus compañeros; y nos avergonzamos cuando la presidenta de Les Corts Valencianes se borró de la condena a un asesinato machista, entre las risas de sus compañeros de Vox.
Dijo Rubiales que el beso fue “espontáneo, mutuo, eufórico y consentido” olvidando aquella letra de Manolo Escobar que seguro que ha cantado en más de una ocasión con sus amigachos: El beso, el beso, el beso en España lo lleva la hembra muy dentro del alma (…y) No se lo da a cualquiera. !Ay¡ Estos hombres tan modernos para unas cosas y tan tradicionales para otras, que viven en una contradicción permanente. Ahora piden su dimisión quienes aquel día le aplaudieron, mientras otros siguen guardando un silencio cómplice e hiriente. Ni unos ni otros entienden que los tiempos han cambiado.
Quieren vernos las tetas, pero se ofenden cuando nosotras decidimos el momento en el que nos las sacamos. Quieren seguir legislando sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Quieren decidir nuestros destinos, pero nosotras nos seguiremos rebelando. Sacaremos nuestros pechos al estilo Delacroix para que la Libertad guíe al Pueblo, como cantó Rigoberta Bandini y reivindicaron Rocío Saiz y Amaral. Como tantas veces ha hecho Femen.
Tienen miedo sí. Saben que nuestras tetas representan esa Libertad que va más allá de tomarse una caña y fumarse un cigarro en una terraza. Mostrarlas es una pequeña acción que mueve el mundo, que despierta conciencias e invita a pensar, lo cual en estos tiempos que vivimos es el mayor acto de rebeldía. Una pequeña acción como la de Rose of Sharon cuando da de mamar la leche que tendría que haber alimentado a su bebé muerto al hombre que desfallece de hambre.
Hollywood censuró este pasaje en su adaptación cinematográfica de la novela de Steinbeck, pero ella sigue ahí amamantando a los desfavorecidos y rebelándose frente al sistema. Ella sola frente al capitalismo voraz. No la han podido borrar. Ahora, Rose se enfrenta a la ola reaccionaria que desde esa terrorífica manosfera que está madurando Las uvas de la ira para que nosotras las recojamos. O es que ¿piensan que van a forzar nuestros besos, censurar nuestras tetas y fotografiar nuestros culos eternamente?