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Un Botànico florido o...

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El Gobierno valenciano ha cumplido ya más de 5 años. Años fructíferos en el aspecto social en el que se ha doblado la tendencia aquella en la que pensar en la Comunitat Valenciana era pensar en expolio, en mala gestión, en desigualdad, en negocios de amiguetes y también en una visión prepotente del administrador frente al administrado. Eso es cierto. Una recuperación reputacional que no ha sido fácil. Cayó mucha lluvia fina y posteriormente torrencial en este territorio, en el cual uno abría un periódico y dos terceras partes de lo que leía eran casos de corrupción. De hecho, aún seguimos leyendo episodios de aquellos tristes años. Pero el Consell del Botánic no puede vivir eternamente de “parchear” una foto para que está salga en color cuando antes era en blanco y negro. Al Botánic se le tiene que pedir más, mucho más. Vienen tiempos convulsos, en el que creo sinceramente que lo vamos a pasar peor de lo que pronostican algunos economistas y peor de lo que ya nos anuncia el propio gobierno de España.

A nadie debería escapársele que la primera o principal acción debería ser la reactivación económica. Está claro que la crisis sanitaria está medio controlada, al menos por el momento. La crisis social que nos va a atropellar a todos desde octubre, y también la económica, augura que no estará garantizada la simpatía de la ciudadanía hacia los gobiernos. Tampoco hacia el Consell. La economía valenciana tiene recursos, pero hay que abonarla. Si no se abona y no se reactiva, separando la ideología y administrando cada céntimo de euro como toca, lo pasaremos todos mal, y obviamente el administrador también. El dinero no entra por la chimenea. Madrid no dará más. De hecho, Madrid no tiene más. Si nos pasamos el día mirando a la meseta y esperando en el porche de casa a que nos regalen una bola de oxígeno en forma de euros para esta parte del territorio, lo tenemos claro. Ya pueden esperar años. Por otra parte, no se puede achicharrar a los valencianos a más impuestos. Bueno, si se puede, pero creo que no se debe. Aquí en el país de los valencianos, se paga más que en la media en España. Así estamos. Hay un precepto constitucional que me recuerda siempre mi amigo, compañero y ex diputado de Agermanats Domingo Rojo. Ese que reza que todos somos iguales. A ver si cunde esa lectura y aplicación por parte de todos, pero creo que no va a ser así. Creo que los catalanes seguirán presionando, para variar, a un gobierno que tiene siete patas para sustentar una mesa y el gobierno tendrá que pegar la “cabotá”. Por otra parte, ya saben ustedes, en el País Vasco como se las gastan con los euros. No hay mayor prueba de desigualdad que el cupo y el concierto navarro/vasco. Esos si que aprietan, y si no quieres, ya sabes, con “nosotros no contéis”. Siempre cae el premio gordo por esos lares. En cambio aquí, ya sabemos, o Joan Baldoví mete un gol por la escuadra en el último minuto para que al menos el Presidente Sánchez pueda siquiera evaluar nuestra situación con respecto a la financiación autonómica o estamos mal. Muy mal.

Los que tengan urticaria a los empresarios tendrán que ponerse pomada antihistamínica dos veces al día. Con ellos hay que contar sí o sí, y también con la parte social. Pero quien crea puestos de trabajo y se baquetea todos los días con problemas para abrir la persiana y continuar es el pequeño y mediano empresario. El gran empresario no padecerá tanto, por eso de que es grande, pero sus trabajadores sí. Prometo no extenderme mucho en la crítica hacia esos políticos que anteponen el ideario a la practicidad, pero créanme, ahora no toca. Estamos con el agua al cuello. Si tropezamos como dice mi amigo y también ex diputado Alberto García con la inacción, lentitud y falta de compromiso de las administraciones, lo pasaremos fatal. Dice también Alberto, que las grandes fortunas no van a pagar nada, las Sicav no van a pagar nada. Lo que es cierto y verdad es que siempre pagan lo mismos, los de la “nómina”, los que pagan una residencia de ancianos al 10%, los que pagarán productos básicos de un 4% a un 8% o 10% o incluso un 12%. Eso no son propuestas buenas, son propuestas fáciles, que no es lo mismo. No hace falta ser muy técnico y licenciado en economía para saber subir impuestos. Hasta el ex ministro Miguel Sebastián, poco sospechoso de ser ministro de la derecha conservadora, apuntaba que al final pagarán los platos rotos los mismos, los “paganinis”, la ciudadanía de clase media.

De las comisiones de reconstrucción, no esperan nada. Y nada es nada. Cada partido lucirá sus “planes estratégicos” pero es nada. La calculadora. Siempre la calculadora para que los acólitos aplaudan. Esto no se arregla con comisiones de reconstrucción. Algunos de los que aplaudirán las medidas que aporte su partido llevan más de 15 años, o muchos más, subidos en coches oficiales, y otros no han tocado lo que es una empresa privada en su vida. No saben lo que significa el “grado de exigencia” a 900€ por mes. No pueden ser ejemplo de muchas cosas si no aportan ahora mismo algo claro, cristalino, que sepa entender la ciudadanía a la que representan. Los que no se preocupaban mucho deberán empezar a preocuparse, porque la ciudadanía ya no tendrá mucha más paciencia.

Más técnicos, más desarrollos de políticas público-privadas, hacer, hacer y más hacer. Pensar y trasladar lo pensado a un plan estratégico de verdad. Si no se actúa solo como buenos administradores dejando atrás las banderas de los partidos, malament.

Para más inri, el Botánico tiene ahora otra patata caliente. O dos. La primera es un Podem totalmente fragmentado, en el cual el equipo ganador va a arrollar al equipo perdedor, así tal cual, sin dejar huellas ni vestigios, como se diría en un atestado policial. Sin piedad. Tuvo mal comienzo, peor desarrollo y espero que no, pero auguro un final desastroso. Una cosa es ganar y otra saber administrar lo ganado. A Lima le deseo lo mejor, sinceramente, pero no creo que haya tenido un gran comienzo. Aunque ella sabrá más y mejor que yo lo que se cuece ahí dentro. Con todo, no es buena cosa que una de las patas de la mesa del Consell no sea firme, o no esté firme. La otra patata caliente es el futuro de Compromís. Un Compromís que insisto, siempre dejó marginada a la parte liberal del valencianismo. Veremos en el próximo congreso como se desarrollan las cosas, pero lo veo muy cómodo en las moquetas y no tan laborioso y crítico como estaba en la oposición. Tiempo de reacción tienen, y también de poner todas las cartas encima de la mesa y comenzar a presionar como toca a todos y todo para que esta tierra sea más prospera. Nos lo merecemos.

O el Botánico se abona y se riega o las malas hierbas no tardarán en llegar. Suerte les deseo, porque la suerte de estos administradores será la suerte de todas y todos los valencianos.