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Canción de Navidad. Los fantasmas vuelven a casa

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Breve introducción

El verano pasado, el ministro de Consumo Alberto Garzón colgó un vídeo con el título “Menos carne y más vida”, al día siguiente, publicó un artículo en elDiario.es, que mostraba su preocupación por el excesivo consumo de carne que hacen los españoles, las consecuencias para la salud, y añadía, los efectos negativos que este exceso tiene para el medio ambiente. Nada que no se hubiera dicho antes por políticos y científicos, y publicado muchas veces. La noticia, poco novedosa, levantó la protesta, en algunos casos, de asociaciones, medios de comunicación, así como alguna actitud descortés entre sus compañeros del Gobierno. Meses más tarde, en diciembre, a las puertas de la Navidad, el aún ministro de consumo Alberto Garzón, que continuaba en su puesto, a pesar de la petición de dimisión de unos y la displicencia de otros, volvió a a las andadas. Entrevistado por el periodista Sam Jones del The Guardian el 26 de diciembre y con el título “Spanish should eat less meat to limit climate crisis, says minister” volvió a declarar su gran preocupación por el excesivo consumo de carne; para a continuación, ampliando el foco del análisis, deducir que esto ocasionaría perjuicios graves a la industria turística española. Los gases expulsados por las macrogranjas acentuaban el cambio climático en un territorio amenazado por un proceso en marcha de desertificación. Después, el ministro Sr. Garzón añadió otra novedad respecto a julio, al descubrir a los lectores del The Guardian, que las exportaciones de las macrogranjas eran responsables de la contaminación ambiental de la España vaciada, del maltrato animal y de producir una carne de pobre calidad. Y en ese momento ardió Troya.

Los fantasmas siempre vuelven a casa por Navidad

Es de sobra conocida la obra de Dickens Canción de Navidad, leída en cualquier formato y edad. También la hemos visto en series de televisión y en películas, que con frecuencia se emiten por esas fechas. Este año, las tradicionales representaciones se han sustituido por una avalancha de noticias sobre desapariciones, llenas de misterio, de un número considerable de macrogranjas; y lo que es aún más inquietante la aparición de fantasmas. Hemos comprobado, con preocupación la existencia paranormal del Sr. Garzón, que desde julio se había ido desvaneciendo prudentemente, y que ahora, después de unas declaraciones manipuladas, y peor interpretadas, se veía obligado a materializarse. Impresionante ¿verdad? Así que tenemos a nuestro ministro, en forma espectral, al estilo Dickens, deambulando por la Moncloa, arrastrando cadenas de morcillas, longanizas y filetes, mientras inquiere como alma en pena. “¿Como queréis de hechos los filetes, procedentes de ganaderías extensiva? La contestación que recibe de sus compañeros es la misma que daba Mr. Scroge: ¡Paparruchas¡

El caso de las desapariciones de las macrogranjas es aún más perturbador. Nadie, ni el ministro de Agricultura se atreve a definirlas. Esto suscita algunas preguntas escalofriantes ¿Qué ocurre en estos centros? ¿Quién trabaja allí, y en que condiciones laborales? ¿Sufren maltrato los animales? Algunas fotos de granjas nos confirman su existencia. ¿Pero si las fotos están manipuladas? ¿Tenemos acaso, ante nosotros, un caso tan inaudito como el caso de las fotografías de The Cottingley Fairie, solo que en vez de hadas tenemos cerditos? Una posible solución a este embrollo sería acudir a algún economista-medium solvente, para que nos explicara el porqué de este súbito aumento en las exportaciones porcinas, sobre todo a China; y, como los economistas poseen también el don de la clarividencia, nos descubrieran si las producciones ganaderas continuaran creciendo a este infernal ritmo: ocupando cada vez mas tierras, consumiendo mucho vez mas agua, y convirtiendo nuestro país en la pocilga del mundo. De hecho, el quisquilloso The Guardian nos ha había ya calificado con un artículo titulado: “Toilet of Europe’: Spain’s pig farms blamed for mass fish die-offs” (13 de octubre de 2021), en donde se denuncia la destrucción del patrimonio natural del Mar Menor, como consecuencia, entre otras causas, de la importante contaminación de las granjas porcinas. Por último el diario El Pais, hace unos días, dió la noticia: “Holanda crea un ministerio para reducir el impacto de las cada vez más grandes granjas porcinas” ( 7 de enero 2021), grata nueva y excelente oportunidad para que el fantasma del Sr.Garzon se materializara y pudiera ejercer tranquilamente sus competencias en los Países Bajos.

¿Hay esperanza después de estas navidades?

Un fantasma recorre España: la futura alianza entre las ciudades y el campo. Ambos tienen objetivos e intereses muy relacionados, que poco a poco se va materializando en multitud de iniciativas. Si los ciudadanos quieren comer sano, los alimentos deberán venir de campos y granjas sanos con una trazabilidad clara. Si los ciudadanos quieren disponer de recursos, de agua, deberán cuidar su territorio; ¿de donde creen que viene el agua para beber?. Si no cuidan las tierras del interior valenciano, el agua escaseará en las ciudades costeras. Si quieren salud y patrimonio cultural tendrán que impedir que grandes empresas y políticas municipales ineptas los destruyan. En definitiva, las poblaciones rurales, como los pequeños y medianos agricultores y ganaderos no alcanzarán a tener una vida digna sin el concurso de las ciudades. Ya es hora, de que las poblaciones urbanas más conscientes tomen cartas en el asunto, y protejan con sus acciones políticas el campo. Creo que este efecto ya se está produciendo. El ministro Garzón ya no está tan sólo como este verano. Y cada vez hay menos gente que le contesta: ¡Paparruchas¡

Me temo que algunos personajes ningunean las capacidades del ministerio de Consumo. La Comisión de la U.E. titula su documento principal, publicado en mayo del 2020 “De la granja a la mesa” al que añade la coletilla “para un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente” ¿A que les suena esto? Es evidente que para la Comisión, como para los gobiernos, el ministerio de Consumo no es una guinda en el Consejo de Ministros, sino la pieza fundamental para el cambio que se avecina, porque está presente en todos los asuntos importantes como la salud, la agricultura, la ganadería, el medio ambiente e incluso en la cultura. Hay que analizar los temas, no solamente en si, monográficamente, sino interrelacionados con otros. Y sobre todo hay que abrirse a la discusión libre y sin prejuicios Justamente lo contrario de lo que se ha hecho con las opiniones del ministro de Consumo Alberto Garzón.

Para saber mas

Los fans de Alberto Garzón pueden leer su documentado y nostálgico artículo “Menos carne, más vida”, elDiario.es 6 de julio del 2021.

Para conocer exactamente el texto desencadenante de la polémica y una breve recopilación de opiniones adversas al ministro, conviene leer lo artículos de:

Sam Jones “Spanish should eat less meat to limit climate crisis, says minister”, The Guardian 26 de diciembre del 2021.

Stephen Burgen ‘Poor meat and ill-treated animals’ : Spain in uproar over minister’s remarks“, The Guardian 6 de enero del 2021

Si alguien, a estas alturas, aún quiere saber lo que son las macrogranjas:

Raul Rejon “Así son las macrogranjas que el PP dice que no existen”, elDiario.es 11 de enero del 2022

Iñigo Sáenz de Ugarte “El misterio de las macrogranjas menguantes”, elDiario.es 11 de enero del 2022

Habrá que seguir a los Países Bajos con una gran industria ganadera y un extraordinario problema de contaminación:

Isabel Ferrer “Holanda crea un ministerio para reducir el impacto de las cada vez más grandes granjas porcinas”, El País 7 de enero del 2021.