Es indiscutible la enorme labor que ha realizado el cómic valenciano dentro del mundo de la cultura y de la formación lectora de tantas generaciones. Por esta razón, el sector está indignado ante la falta de visibilidad desde que entró PP y Vox en el ayuntamiento. Recordamos cómo los años 70 y 80 aportaron grupos como Nueva Escuela Valenciana con Miguel Calatayud, Micharmut, Sento o Javier Mariscal. Y hoy en día, nuestros autores de cómic son mundialmente reconocidos gracias a los magníficos trabajos de Paco Roca, Ana Penyas, Laura Pérez o Cristina Durán y Miguel Ángel Giner.
Desde ese escenario y respondiendo a las demandas del sector, en 2019 iniciamos la creación del Centro del Cómic. Lo hicimos de la mano de expertos de la cátedra de la Universitat de València y en coordinación con los profesionales, a través de un convenio firmado con el vicerrectorado de Cultura. El edificio de la plaza Tavernes de la Valldigna fue el elegido para convertirse en el Centre Valenciá d’Estudis i Conservació del Patrimoni del Còmic. El primer espacio público de estas características creado en España. Sin embargo, desde hace más de un año el gobierno de María José Catalá ha paralizado ese camino con silencio y retrasos. Hasta hoy sólo hemos escuchado la noticia del aplazamiento de las obras, que no verán más acciones hasta 2026. Todo un despropósito que deja abandonado un proyecto, no sólo como edificio, sino también como motor de futuras colaboraciones.
Por ejemplo, hemos preguntado por la visibilidad de estas funciones a través de su logo, creado por el Estudio Gimeno Gráfic, y que daba el nombre del historietista e ilustrador valenciano Micharmut. El objetivo de crear esta marca fue ampliar la visibilidad del centro antes de que abriera sus puertas, de manera que pudiera estar presente en las colaboraciones realizadas desde el Ayuntamiento (como en el Salón del Cómic, las Jornadas organizadas por ASOVALCOM en la universidad y otras actividades profesionales). Ese logo actualmente está olvidado y, según el nuevo gobierno, no se utilizará hasta que el centro de inaugure. Recordemos: mínimo en 2026. Tampoco conocemos el estado de sus donaciones o fondos, ni de sus futuras compras, ya que las noticias sobre la gestión del centro brillan por su ausencia. Y es que, hay que reconocer que el cómic no ha sido un arte valorado por el Partido Popular y Vox en València. Fue lamentable su nulo apoyo a la revista censurada “Camacuc”, o el voto en contra del gobierno ante la intervención del director de este cómic infantil en el Pleno municipal, en defensa de la creación en valenciano.
Por lo tanto, ¿alguien me puede contar qué proyectos ha generado María José Catalá para el cómic valenciano durante estos catorce meses, más allá de la creación de un premio, dentro del lote “Ciudad de València”? La divulgación y conservación del patrimonio del cómic, así como la puesta en valor de sus creadores exige un merecido espacio de reconocimiento en la cultura municipal. Un lugar visible que pueda avanzar en el fomento de la investigación y digitalización de las colecciones de historietas.
En enero de este año, el Ministerio de Cultura y la Asociación Sectorial del Cómic presentaron el ‘Libro Blanco del Cómic en España’, el primer diagnóstico del sector donde se analizaba la situación, a la vez que se proponían una serie de iniciativas para continuar con la tendencia positiva iniciada en los últimos años. La historieta ha tenido un profundo asentamiento en la sociedad y en el mundo de los libros. Próximamente se celebrará la Feria de Angulemene, con España como país invitado. El Ministerio y el festival han firmado un convenio para formalizar la presencia española en la 52ª edición, la cita europea más relevante para el sector cuya último encuentro congregó a 6.000 profesionales de todo el mundo y a más de 200.000 visitantes.
Comprobamos que mientras el talento y los apoyos se siguen sucediendo, el ayuntamiento de Catalá deja el impulso del cómic a la cola de los proyectos. Es por ello que recogemos el testigo de muchas y muchos creadores que siguen preguntando qué pasa con el Centre Valenciá d’Estudis i Conservació del Patrimoni del Còmic y con el apoyo al sector valenciano. Porque el retrato que nos ofrece PP y Vox sólo es una viñeta en blanco. Un retrato de silencio e invisibilidad, después de más de un año perdido, que ni la historieta ni sus lectores se merecen.