“describies les nafres
d’un atzucac vastíssim
que subhastava el món
a còmodes terminis
que venía les pàtries
a petites tongades
amb el silenci espés
de falcons i lladres“
Emili Rodríguez-Bernabeu. Alacant, any 2000
Los italianos utilizan la misma palabra para decir adiós y hola. Para saludar y despedir: Ciao. El verano de 2022 ha sido de cambio o muerte en Xàbia. Ha marcado la confirmación de su decadencia. No hay vuelta atrás. Se equivocan los naturales del país de ‘llata i pansa“ que fue Xàbia, porque de ellas vivía. Si el distanciamiento de carreteras (nacionales y autopistas) principales, fue su esperanza de salvación, la extensión de la superficie del término municipal acabará colapsando sus servicios e infraestructuras. Xàbia está en esa tesitura. Ha pasado de refugio de tipismo mediterráneo y crisol de tradiciones, a la explotación salvaje e inmisericorde de su suelo. En aras a la excelencia turística que nunca será y la puede devorar.
Esencias
Destrozó primero el encanto de Duanes del Mar, su poblado portuario. Siguió destartalando el litoral por la línea de costa desde el Cap de Sant Antoni al Cap Prim. Ascendió a las alturas rocosas que asoman al Portitxol i a l’illa de su nombre hasta el avanzado Cap de la Nau, la cova dels Orguens i la del Llop Marí, L'ilot del Descobridor i la cala de la Granadella, Perdido el acceso al mar por la torre de Ambolo, debido a los desprendimientos. La autopista primero, su gratuidad después y la profusión de las redes de internet han contribuido a establecer dos “Xàbia(s)”. La febril de los meses de verano con altas temperaturas y el reclamo del mar, que contrasta con la auténtica en la media de los meses entre octubre y junio. La temporada turística es corta y estacional. De 28.000 xabienses censados a 200.000 almas atropelladas y vociferantes que irrumpen para acariciar la felicidad excelsa. Complican la vida a los demás y colapsan un municipio que muere entre polideportivos y piscinas cubiertas. Donde sólo quedan tres kioscos de prensa escrita (uno de paso a las afueras del pueblo y dos en el Arenal), conservados por la demanda forastera de ilustrados y turistas. Se resisten a perder los lazos culturales con sus países de origen.
Eclosión
En los años sesenta del siglo XX experimentó el cenit del turismo de calidad. Los países europeos nutrieron aquella oferta foránea. Corriente que se sumaba al interés de los visitantes españoles atraídos por las posibilidades de un enclave privilegiado del finisterre ibérico. Cuando todavía no había generalizado su deterioro estético, urbanístico e inmobiliario. Ciudadanos de “més enllà del estranger” y “francesos d’Holanda”, de Alemania, Suiza, Bélgica, países nórdicos o de Gran Bretaña, encontraron un entorno de tranquilidad y el refugio para su futuro. Fue la época del turismo de calidad y con alto poder adquisitivo, suplementado con el desembarco de los ciudadanos de origen francés expulsados del drama argelino. Conocidos como “pieds noirs”. Más de 40.00 en tierras alicantinas. Gente sólida de considerable cultura y profesionalidad restauradora. Siempre respetuosos en otros negocios con la calidad, el estilo y la aspiración de trasplantar un turismo esmerado con perspectiva de futuro. Metecos en Francia y confortados en el paisaje y clima del Mediterráneo español.
Oportunidad
Excelentes oportunidades tuvo Xàbia desembarcadas desde Argelia, Italia y País Vasco. En las instalaciones insólitas de la después discoteca, ‘La Hacienda’, inicial y mítica de su creador Bernard. Se servían cócteles con smoking en sofás chester al calor de la chimenea. Lugar de encuentro social selecto– nada que ver con su deriva posterior– en la Plana. A mitad de camino entre Dénia, capital del marquesado, y el núcleo xabiense. El restaurante ‘Villa Selina’, del italiano Franco–acabó en Las Vegas–, en la partida del Pujol, marcó una época en la restauración y en la oferta gastronómica de La Marina Alta. Nunca se ha conseguido emular. Las reminiscencias franco-argelinas encontraron su marco en el restaurante ‘La Estrella’, en un local discreto próximo al Arenal. Agustin –grafía gala– cocinaba exquisita sopa “bouillabaisse” -“peix a banda”–, hojaldres de pescado de roca, mejillones al gratín, cremoso pollo a la cerveza e inigualable ‘café liègeois’. Cerca, el restaurante ‘Kailuze’, -en cuya barra nació el lobby empresarial AVE en 1982, confabulados José María Simó Nogués y Silvino Navarro Vidal- cocina vasca de calidad, ligado a una estirpe de gastrónomos vizcaínos. En la década de los 90 se trasladaron a València y conquistaron Madrid, con la decadencia del atractivo turístico de Xàbia.
Fraga, irrumpió / Navarro Rubio, ocupó
La Xàbia de hoy, presidida –en el tossal que ocupaba el clásico Bar Noi– por un extemporáneo Parador de Turismo inaugurado por Manuel Fraga Iribarne–, que rompe vistas y perspectiva. Se jalona con tres antiestéticas torres de apartamentos en el puerto, en el primer Montañar y sobre las ruinas del castillo del Arenal. Tres monstruosas edificaciones que dieron el pistoletazo de salida para acabar con las casas unifamiliares de principios y mediados del siglo XX o la ocupación dolosa de la amplia zona de los Banys de la Reina–a cargo del exministro franquista Navarro Rubio–. Antigua factoría renombrada de garum (valorada salmuera de pescado romana). Hoy son irreconocibles después de saqueados los restos arqueológicos fenicios y romanos. Los últimos consistorios municipales de Xàbia han sido nefastos. Xàbia está enclavada en un finisterre que va del Montgó al Puig de la Llorença y de Gata-Jesús Pobre al Mediterráneo. En el auge de la temporada turística los restos de basura y los enseres se amontonan en torno a los contenedores de deshechos. El trayecto que se puede hacer en veinte minutos en coche se prolonga durante más de una hora. El tráfico degenera en caos a lo largo de un rosario de rotondas cuya preferencia nadie respeta. Ni los nativos, ni los oficios ni los turistas extranjeros. La policía local destaca por su incomparecencia salvo en una furgoneta de atestados que se pasea a modo de tótem publicitario. Es el único pueblo de España que tiene una columna de Iberdrola invadiendo el asfalto de la calzada en la carretera de La Guardia, sin que nadie se haya estrellado contra ella. Instaura numerus clausus en sus calas principales del Portitxol, frente a la isla y de la Granadella, saturadas desde hace años. Se han convertido en impracticables. La Generalitat Valenciana ha consentido la privatización de sus instalaciones portuarias, de competencia autonómica, para embarcaciones de recreo. La flora autóctona (olivo, algarrobo, almendro, higuera y vid) se ve desplazada por la plaga del pino americano importado. Está protegido por las ordenanzas municipales hasta cuando invade, levanta y amenaza carreteras, personas, muros y viviendas. Riesgo para la propagación de incendios por la desidia permitida a sus propietarios. Su caída provoca cortes de carreteras previsibles por su proximidad y amenazante inclinación. La aberración de los amarres y obra muerta en el canal de la Fontana, desembocadura natural del río Gorgos, es un atentado medioambiental bien conocido por la Confederación Hidrográfica y por Costas. El desastre está garantizado. Xàbia es hoy un municipio turístico que ha agotado sus posibilidades de habitabilidad en temporada alta.
Plan de emergencia
La recuperación de Xàbia exige implantar una actuación inmediata para la actividad turística de calidad y sostenible en el tiempo. Su Ayuntamiento, que se someterá al veredicto electoral en primavera, requiere renovar de raíz el proyecto municipal. Su alcalde José Chulvi, conocido por “Bon xic”, tiene ante sí dos retos: reducir la temporalidad de las actividades y negocios para que se consiga dotar al pueblo de servicios suficientes y deseables durante todo el año. La segunda meta es conseguir las infraestructuras (carretera, caminos, desagües) adecuadas para que el colapso estival no suponga la huida de turismo exigente, de notable nivel y con alto poder adquisitivo. Para que no se prolongue la fuga de la demanda turística selectiva. La que no está dispuesta a soportar las incomodidades, los atascos, la contaminación acústica, el caos urbanístico y el consentimiento de facto para que las molestias de las actividades constructivas– ruidos, polvareda, tráfico y deterioro de calles y carreteras– sean compatibles. Con la pretensión de que Xàbia sea un municipio residencial de alto standing y sosiego asegurado. Auguri: buenos deseos de felicidad para los italianos.
Fallan los políticos
El Partido Socialista Español, que ha conseguido la mayoría absoluta en dos legislaturas para gobernar el municipio, sabe que es necesaria una ordenanza que paralice las obras y las actividades insoportables para los residentes. Así estaba establecido en anteriores ayuntamientos de coalición con partidos (Bloc, Compromís, independientes) más inclinados por frenar el crecimiento desordenado y frenético. Salvar lo que se pueda de la imagen y el paisaje ya notablemente deteriorados. Cambiar de un turismo depredador y nocivo para las expectativas del municipio, a otro menos costoso. Que evite, como ha ocurrido, que el ayuntamiento y su alcalde al frente, tengan que reconocer su incapacidad de controlar la habitabilidad razonable para sus ciudadanos empadronados y para los otros visitantes y propietarios. Aquellos que confiaron en una gestión política razonable a futuro y se encuentran con la sobresaturación de infraestructuras y servicios. Que no mejoran de un año para otro.
Toque de urgencia
Volver la vista atrás. Salve, otro saludo romano. Salvar el tipismo. Que las cosas y los enclaves sean lo que fueron y nunca debieron dejar de ser. El episodio grave que ha ocurrido en el verano de 2022 con la ruptura del emisario submarino del Arenal– la única playa de arenas de aluvión del término municipal– ha sido lo suficiente grave para que nunca repita el riesgo de una contaminación de una ensenada de baño masivo por imprevisión o por falta de capacidad de reacción. Las inundaciones reiteradas por los episodios de lluvias torrenciales periódicas, el abandono de la dotación de pasos y viales en el Arenal. El inaceptable emplazamiento de la cruz de tosca en la rotonda del Arenal. Característica del arte popular de los maestros picapedreros que gozaron de singular prestigio. La agresión a la costa para anular con bloques y “cantales”, la mítica playa de abrigo del Tangó, también conocida como del “Pope”. La sepultura del ecosistema con el único fin de proteger un chiringuito invasor de espacios naturales exige una explicación y reponer lo deteriorado. Si el pueblo de Xàbia se muestra incapaz, está firmando su fecha de caducidad como pudo ser. Xàbia se aleja de lo que fue y se asoma a la defunción de sus señas de identidad.