El futuro está en la urnas

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Las elecciones de este domingo no son unas elecciones cualquiera. Lo sabe la derecha y por eso no ha dudado en mancharse las manos para ensuciar la campaña con sus mentiras, bulos e intoxicaciones. Su objetivo ha sido muy claro desde el principio: que te quedes en casa y no salgas a votar a quien de verdad te representa, el partido que defiende a la gente corriente, a la gente de los barrios, a la gente como tú y como yo. Es decir, al futuro, al Partido Socialista. 

Porque quieren ocultar que esta ciudad está indiscutiblemente mejor que hace ocho años, que vuelve a ser la ciudad vibrante que fue con otro alcalde socialista, Ricard Pérez Casado, que es líder en creación de empleo de calidad en todos sus barrios y que atrae y retiene talento. Hoy València es una referencia en materia de gestión turística, acapara las inversiones de las empresas tecnológicas más importantes del mundo como Deutsche Telekom, Siemens, HP o Hitachi entre otras muchas y ha iniciado una transformación urbana que le ha merecido elogios y reconocimientos internacionales como la capitalidad verde europea o la capitalidad del turismo inteligente. 

València, en definitiva, ya no está asfixiada por los pufos y la corrupción del PP, ya no es una ciudad que mira al pasado, ahogada por las deudas y que tiene que apagar la mitad de sus farolas porque está quebrada. Ocho años después, gracias al trabajo con mano izquierda que, humildemente, hemos realizado los socialistas, la ciudad puede sacar pecho de que es una ciudad de futuro y con futuro, la mejor ciudad del mundo para vivir, de hecho. Y no podemos permitirnos volver atrás, al pasado que representa el PP. El pasado del fracaso de la Fórmula 1 y de los barrios olvidados al que nos quiere llevar de nuevo el PP con su candidata a la cabeza. Porque ella, aunque lo intente ocultar, formaba parte de aquel pasado que todos los valencianos se esmeran en olvidar: el del récord del paro, la quiebra, de la especulación sin medida, de los barracones, y los tuppers para los niños que no tenían qué comer. Porque es el PP del pasado, pero también el de ahora, que no os engañen.

Y esa es la elección a la que nos enfrentamos este domingo en las urnas: el pasado de la corrupción, el despilfarro y la mala gestión del PP o el futuro de las inversiones, del empleo, de una ciudad verde, amable, de las familias y de la buena gestión que representan los socialistas. 

Este domingo tenemos la oportunidad de decidir qué es lo que queremos para nuestra ciudad. Porque volver al pasado o mirar al futuro es lo que está en juego, lo que se vota en las urnas. Elegimos si queremos una mejor sanidad para todos los barrios con inversiones históricas en los centros de salud, líneas de metro que conecten nuestros barrios del sur, un plan de corresponsabilidad que nos ayude a conciliar nuestra carrera profesional con nuestras familias o medidas para combatir la especulación y la proliferación de los apartamentos turísticos que encarecen nuestras viviendas. Ese es el futuro que propone el Partido Socialista y ahora tenemos la oportunidad de certificar ese futuro para los próximos 20 años. 

Así que sí. La diferencia entre el pasado y el futuro está en las urnas de este domingo. Y no podemos quedarnos en casa porque, si no, volveremos al pasado. 

Vayamos a votar y elijamos el futuro.