Poder perjudicial

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Es muy llamativo el espectáculo que da nuestro país con el enfrentamiento entre los diferentes poderes. Y es curioso porque en democracia se dice que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del estado. Preciosa frase, y quiere decir que el Poder del pueblo, con mayúsculas, está por encima de los tres poderes, con minúsculas. No hay excepciones.

Por otra parte, lo que el pueblo quiere, se mide por las urnas y sus aritméticas. Se entiende que no puede haber ningún poder que se escape de ellas. Por eso, la Constitución, tan sagrada algunas veces y tan olvidada otras, establece un sistema para elegir la cúpula judicial vinculado al resultado electoral. Un sistema que ha funcionado hasta ahora cuando surgen voces pretendiendo que los jueces elijan a los jueces. Ya ven, como si los jueces no formaran parte de un poder del estado.

Independencia de poderes quiere decir que tienen circuitos de funcionamiento sin interferencias, que son libres de actuar según su criterio. Así pasa con el legislativo y el ejecutivo, asumen su ideología, pero son independientes. Todo el mundo lo entiende.

Los jueces y juezas tienen sus corazoncitos, sus maneras de pensar, sus opiniones, no puede ser de otra manera porque son humanos. Incluso los hay progresistas y conservadores reconocidos. Ahora bien, a la hora de impartir justicia han de ser más que independientes, imparciales. Por eso hay supervisiones y controles, para vigilar esa imparcialidad imprescindible. Que los jueces elijan a los jueces, marginando la opinión del pueblo, supone romper el itinerario de la democracia y que aparezca un poder que no viene del pueblo. Sorpresa.

Con una particularidad añadida. Cualquiera puede acceder a la presidencia de gobierno, sin estudios específicos, y cualquiera puede acceder a un escaño, es la gloria de la democracia, solo necesitan los votos de la ciudadanía para llegar al poder. Pero, para ser juez hay que estudiar, obtener un título, que suele ser caro y con recovecos, y saltar obstáculos más allá de las capacidades de cada cual. Es decir, salvo excepciones, solo tienen acceso algunos a esa parte del poder. Extraño. La carrera judicial debería ser gratuita, subvencionada, con rigor, claro, pero con los medios necesarios para que no existan brechas económicas de élite. Que cualquiera pueda llegar a serlo.

No se puede comprender que haya un parlamento progresista, que dicte leyes progresistas y las interpreten jueces con criterios conservadores ajenos a los votos del pueblo. Eso es lo que está pasando mientras no se renueve la cúpula judicial.

No podría entenderse que el presidente del gobierno, temiendo un resultado electoral desfavorable, alargara la legislatura años y no convocara elecciones cuando dice la ley esperando tiempos mejores. Pues eso es lo que está pasando con los jueces.

Incluso imaginen que se propone que el Parlamento saliente sea el que elija al Parlamento entrante porque, por experiencia, saben mejor gestionar un escaño. Pues eso es lo que se plantea con el CSPJ.

Ya ven, pasa todo eso y no nos parece una catástrofe democrática.

Se ve que estamos dormidos.