La nueva ley de Ordenación del Territorio valenciana pretende poner fin a los proyectos urbanísticos fantasma y a los 'pelotazos' que se expandieron durante la época del boom inmobiliario. Las Corts valencianas han dado este miércoles el visto bueno a la norma, impulsada desde la conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, con la abstención del PP y el voto en contra de Ciudadanos, que lo considera una norma “sectaria y sin consenso”.
La modificación crea la figura del “agente rehabilitador” para poner solución a los proyectos inacabados y permitir a entidades de menor tamaño hacerse cargo de las obras. Así, en casos de planes de actuación integral (PAI) que estén paralizados -la mayoría por la crisis y por falta de financiación- y se considere que tienen viabilidad, se permite que los ayuntamientos puedan dividirlos en unidades más pequeñas para ejecutarlos y ampliar el plazo a diez años. Por contra, en los “antieconómicos” que no estén desarrollados, se podrá aplicar una reparcelación inversa para que los terrenos vuelvan a la situación jurídica anterior y, por tanto, quitar cargas a los propietarios.
Asimismo, la reforma elimina la figura de las Actuaciones Territoriales Estratégicas (ATE) y se establece la regulación de los nuevos Proyectos de Inversión Estratégica Sostenible (PIES), que eliminan la posibilidad que existía anteriormente de pasar nuevos terrenos de no urbanizables a urbanizables por parte de la gestión indirecta de empresarios particulares.
Para las construcciones sin licencia realizadas antes de 2015 en suelo no urbanizable se posibilita su regularización siempre que cumplan unas obligaciones de minimización de impacto ambiental y paisajístico y de dotación de sistemas de evacuación de aguas.
La nueva norma “recupera la función social del urbanismo, con una concepción sostenible, superando el modelo depredador”, según ha explicado la consellera Maria José Salvador, que ha destacado como ejes clave que se recupera “la función social del urbanismo, con una concepción sostenible, superando el modelo depredador”, se apuesta por la gestión directa del urbanismo, limitando mucho la indirecta.