En 2015 la aportación de València en Comú al “Govern de la Nau” fue decisiva para construir una mayoría que permitiera consolidar un gobierno de progreso y transformación para nuestra ciudad. La metamorfosis de la casa consistorial tras más de 20 años de políticas conservadoras del Partido Popular no sólo ha consistido en generar nuevas políticas públicas al servicio de las personas, sino que también ha implicado generar procesos de transformación cultural que mejoren la calidad democrática de nuestra ciudad. En este sentido, las políticas de participación ciudadana diseñadas por el “Govern de la Nau” con el apoyo de la ciudadanía han supuesto un punto de inflexión en la forma de entender y de hacer la política municipal en València. Iniciativas como Decidim València han mostrado el creciente interés de la ciudadanía por una participación real en la codiseño de nuestras políticas públicas.
Sin embargo, convertir la participación ciudadana en una conquista social, en un bien común y no en una política coyuntural al albor del gobierno de turno, requiere de instrumentos y herramientas que el “Govern de la Nau” tiene que generar y la sociedad civil defender como una conquista social. El compromiso con la democracia de este gobierno local se ha de traducir en dotar a la ciudad de instrumentos jurídicos, unos canales políticos y unos medios organizativos que canalicen y doten de efectividad esta vitalidad ciudadana.
Todo el trabajo realizado durante estos tres últimos años en materia de participación se ha desarrollado bajo una normativa anticuada, desfasada y formalista, que no sólo ha dificultado la acción del gobierno, sino que ha generado insatisfacción y frustración en la ciudadanía. Las exigencias en materia de democracia y participación han crecido y el traje del viejo reglamento le queda demasiado pequeño a nuestra ciudad y a nuestra gente.
València necesita unas nuevas Juntas de Distrito, más descentralizadas, y con unas nuevas vocalías ciudadanas, no sólo políticas, con voz y voto, decididas por todas las vecinas y vecinos; necesitamos que los grupos de trabajo de las Juntas puedan diagnosticar sus barrios, consensuar propuestas y llevarlas al Consejo de Distrito; pues el mejor conocimiento del barrio lo aporta la propia experiencia de vida en cada barrio. Las nuevas Juntas de Distrito han de ser espacios cercanos, amables, orientados al debate profundo y al consenso; anteponiendo a cualquier otro interés, valores como el bien común, las personas –todas– y el medio ambiente. Para ello han de ser espacios dotados de recursos y de competencias que ofrezcan al vecindario opciones de incidencia y decisión. Son necesarios toda una serie de cambios en la forma de vivir y articular la participación en nuestra ciudad: fortalecer los consejos sectoriales; potenciar el uso de consultas populares; crear canales para el desarrollo de iniciativas ciudadanas; fomentar el asociacionismo y la organización de la ciudadanía en entidades, pero también ser capaces, con flexibilidad, de reconocer capacidad de interlocución a colectivos informales surgidos de la ciudadanía que están vivos y quieren ser reconocidos por la Administración.
La responsabilidad hacia la ciudadanía y el compromiso con los valores democráticos del gobierno local hace imprescindible un nuevo Reglamento de Participación Ciudadana, acorde a las necesidades de una ciudadanía cada vez más consciente, activa y mejor formada e informada. Todo el trabajo realizado en esa dirección, tanto por los servicios municipales, como por las entidades y colectivos, y por las valencianas y valencianos que han aportado al proceso de elaboración del nuevo reglamento que debería cerrarse en esta legislatura. Potenciar y canalizar el saber popular democrático debe ser una de nuestras prioridades. Es un patrimonio común que tenemos que preservar, porque constituye el más eficaz dique de defensa frente a la amenaza de un nuevo autoritarismo, reaccionario y excluyente, manejado por élites antidemocráticas, cuyo avance global tanto inquieta a quienes estamos comprometidas con la defensa de los valores de la democracia, la pluralidad y los Derechos Humanos.