Hasta 13 testigos, incluidas dos periodistas, han declarado ante el juez que investiga las agresiones de la extrema derecha a la tradicional manifestación de la tarde del 9 d'Octubre celebrada hace tres años. Todos, según fuentes jurídicas, han coincidido en que el dispositivo policial era manifiestamente insuficiente. Cinco manifestantes y dos periodistas han declarado este miércoles, tras haberlo hecho el martes uno de los agredidos y cinco miembros de la Comissió 9 d'Octubre que organiza cada año la marcha. Varios de los testigos han aludido a la falta de controles policiales en los accesos a la plaza de San Agustín, a diferencia de años anteriores.
Una fotoperiodista ha relatado la agresión que sufrió un fotógrafo del diario El País y que presenció a pocos metros de distancia. La profesional ha explicado que llegó al lugar una hora antes de la convocatoria y vio la plaza llena de contramanifestantes con banderas españolas y símbolos neonazis. La mujer ha contado que los manifestantes agredidos estaban situados en la acerca de la Iglesia de San Agustín “consternados, llorando y echándose las manos a la cabeza”. La fotógrafa, con experiencia en zonas de guerra, ha reconocido que nunca en su carrera profesional había pasado tanto miedo: “Pensaba que a mi compañero fotógrafo lo mataban”, ha dicho en referencia al profesional de El País agredido a plena luz del día.
La testigo ha asegurado que tuvo la sensación de que la situación se les descontroló a los escasos efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional que se desplegaron en un primer momento. Otra experimentada periodista ha relatado las consignas ultras y los saludos fascistas con el brazo en alto que vio al llegar al lugar. La profesional ha dicho que los insultos que profirieron los ultras a los atemorizados manifestantes fueron “salvajes” y ha asegurado que también insultaron a la policía. La testigo fue amenazada e insultada mientras ejercía su actividad profesional: “Hija de puta, roja de mierda, te voy a matar”, fue una de las frases que escuchó.
La periodista ha explicado que observó “muy poca dotación policial” en un principio. El primer cordón intentó separar sin demasiado éxito a los ultras que cada vez se acercaban más a los manifestantes arrinconados en la acera de la iglesia. En ese momento, según el relato de la periodista, se inició una suerte de “guerra de guerrillas” por parte de los militantes de la extrema derecha que consiguen romper el cordón iniciando las carreras en todas direcciones y los golpes (dos jóvenes que no pudieron escapar fueron brutalmente apaleados en el suelo mientras una cadena de televisión retransmitía el ataque en directo).
Tras las agresiones, los ultras fueron encapsulados de nuevo por los agentes antidisturbios de la Policía Nacional: “Si no llega a ser por la UIP, ahí pudo haber un disgusto”. La periodista ha declarado que escuchó al jefe del dispositivo policial dar la orden de evacuar a los manifestantes hacia la marcha oficial, que ya avanzaba hacia la calle de Colón. “Si los dejamos irse, los matan”, dijo el responsable policial.
La tanda de declaraciones deja la instrucción de la causa, ya muy avanzada y con 18 ultras investigados, cerca de su finalización. El magistrado, tal como informó este diario, investiga el fallo del operativo policial y si el grupúsculo Yomus es una asociación ilícita.