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Una investigación periodística sirvió la pista que ha reabierto el caso Alcàsser 27 años después

En la primavera de 2018 veía la luz el libro 'El Fugitiu' (Vincle), una obra que contiene la investigación de los periodistas valencianos Genar Martí y Jorge Saucedo sobre Antonio Anglés, el presunto asesino de Toñi, Miriam y Desireé en el conocido 'caso Alcàsser', un suceso que conmocionó a la sociedad española hace ahora 27 años. Unos meses después, un juzgado de Alzira reabría el caso a raíz del testimonio ofrecido por el capitán del 'City of Plymouth', Kenneth Farquharson Stevens, a Martí y Saucedo, quienes en mayo de 2019 declaraban ante el grupo de fugitivos de la Policía Nacional a petición de la jueza. “Les explicamos toda la información que habíamos recabado hasta la fecha, la que estaba publicada en el libro y la que no”, comenta Saucedo.

Fruto de estas pesquisas, la titular del juzgado de instrucción número 6 de Alzira emitió el pasado mes de noviembre una comisión rogatoria internacional para tomar declaración a la tripulación del citado buque, en el que Anglés huyó como polizón en 1993.

El capitán del 'City of Plymouth' relata a los dos periodistas cómo tras descubrir al polizón a bordo, de quien desconocían su identidad, se le recluye en un camarote de donde logra escapar, saltando al mar en una barca hinchable. Tras localizarle de nuevo, la tripulación encierra a Anglés en un camarote del que se atrancan puertas y ventanas con tableros. No obstante, cuando el buque llega a Dublín y la policía sube a bordo, el polizón se había ido. “Alguien tuvo que dejarle salir y haber recolocado la madera. No pudo escapar de ese camarote sin ayuda”, relata Kenneth Farquharson Stevens, quien reconoce en su entrevista con Martí y Saucedo que sospecha concretamente de uno de sus marineros, aunque no reveló su identidad.

Genar Martí asegura que se echaron en falta preguntas de la policía irlandesa entonces a la tripulación del 'City of Plymouth'. “A nadie se le enseñó la foto de Antonio Anglés cuando se les interrogó en Liverpool. Fuimos nosotros los primeros en mostrarle la foto al capitán, que le reconoció sin ninguna duda, lo que deja claro que huyó de España. Antonio Anglés embarcó en Lisboa 1993 y llegó a Dublín el 25 de marzo a bordo del buque británico”, comentan los periodistas.

Tampoco se explican cómo los interrogatorios a la tripulación del barco en el que huyó el principal sospechoso del crimen no llegaran hasta el juzgado de Alzira responsable de la investigación hasta tres años más tarde. “Es bastante incomprensible, así como que no se les volviera a tomar declaración en 25 años”, sentencian: “Fue un error no continuar con esa vía de investigación”.

Saucedo aclara que lo que se reabrió fue la investigación judicial sobre el paradero de Anglés: “La investigación policial nunca se ha dejado de lado, siempre y cuando les ha llegado un posible avistamiento del fugitivo o una pista aparentemente sólida”. Así, en 2009 se realizaron pinchazos telefónicos y se le controló el correo electrónico a Kelly, la hermana de Antonio Anglés que reside en Estados Unidos, de quien se sospechaba que pudiera mantener contacto con su hermano. Y también se vigiló a una tía que residía en Uruguay. Ninguna de estas diligencias dio frutos, pero sirvieron para alargar las prescripción hasta 2029. “Con la nueva vía de investigación, el reloj de la prescripción corre hasta 2040, ya que los asesinatos prescriben a los veinte años”, matiza Saucedo, quien considera que este hecho en sí es ya un éxito.

La policía, “tal y como nos ha transmitido”, busca a un hombre vivo: “No hay cuerpo, por lo tanto no hay que pensar que está muerto”. Además, como comenta Saucedo, la policía les ha dicho “de forma explícita” que no manejan “ningún dato” respecto a las investigaciones realizadas en Reino Unido que haga pensar que el prófugo se tirara al agua en el puerto de Dublín.