Twitter lo carga el diablo. Y si no que se lo digan a José Manuel Orengo, político muy próximo a Ximo Puig. “Ángel Franco. Un gran tipo que sabe más dormido que todos sus competidores y adversarios despiertos. Además, para mí, representa el seny alicantí. He dicho”. El mensaje en la red social lleva colgado un mes como respuesta al análisis que El Mundo hacía del poder que ha amasado el exsenador en el PSOE de Alicante durante más de dos convulsas décadas.
Ahora, ese tuit cobra actualidad por la declaración de intenciones que guardaba entonces y por traición que denota tras los últimos acontecimientos. Porque Franco ha sido fiel a Puig hasta este lunes, cuando sin contar con el PSPV, optó por cesar de la portavocía del grupo municipal a la persona que el domingo había apoyado el president en un acto en Alicante, Eva Montesinos.
Un movimiento inesperado que ha sentado francamente mal (valga la ironía) a la dirección socialista valenciana, que aboga por “una respuesta contundente” en la Comisión de Ética y Garantías que ha convocado ad hoc. Esta pasaría por abrir un expediente disciplinario a Franco y la cúpula alicantina o incluso por acabar con la ejecutiva y nombrar una gestora, opción que dejaría veterano socialista sin aparato que controlar. Pero sin finalmente se opta desde el órgano valenciano por restituir a Montesinos como portavoz (como se ha llegado a reclamar por parte del PSPV), está por ver primero que ella quiera volver, ya que es docente y como recogió el diario Información de la tensa reunión en la que decidió su relevo, llegó a decir: “no necesito el partido para comer”. De todas formas, reconocen fuentes socialistas, Montesinos “ya está herida de muerte” por perder la alcaldía y la confianza de la dirección.
Desde 1996 lleva Franco en la cúpula del PSOE de Alicante haciendo y deshaciendo a su antojo y lanzando candidatos nuevos que pronto se fueron estrellando contra el muro del PP o contra él mismo. La penúltima designación, Gabriel Echávarri, le valió para elevarlo a la alcaldía en 2015, eso sí, con el peor resultado de la marca socialista en su historia.
Pero el doble procesamiento de Echávarri obligó al PSPV a forzar su dimisión. Ante el vacío de poder que se creaba en el partido, Franco se adelantó a cualquier intento de Blanquerías de forzar una gestora y sitúo al exconseller Miguel Millana como candidato a una secretaria que ganó con facilidad.
Luego llegaría la designación del delfín de Echávarri, Montesinos, como alcaldable para una investidura en la que faltó un voto. El varapalo para la familia socialista se ha convertido en una oportunidad para Franco de desprenderse de Montesinos. Porque si seguía, aseguran fuentes socialistas, supondría su revalidación en la lista municipal de 2019 como número uno, y entre los planes del histórico dirigente está, a día de hoy, apostar por la diputada autonómica Sandra Martín como cabeza de cartel en los próximos comicios –el elegido por Franco para portavoz, Miguel Castelló, está llamada a ser una designación circunstancial, aunque para que se dé primero se tiene que poner de acuerdo todo el grupo municipal, algo que está por ver-.
Atrás queda, por ejemplo, cuando Franco apoyó a Puig en las primarias del PSPV en verano de 2017. El actual secretario general no las tenía todas consigo y tuvo que tirar de la influencia y red del alicantino para amarrar los votos de parte de la provincia. A cambio del favor, Franco situó en la ejecutiva valenciana a personas de confianza como Sandra Martín.