La Conselleria de Justicia del Gobierno valenciano, dirigida por Vox, acepta la inscripción de una asociación de “hombres maltratados” en el registro autonómico de fundaciones. Seis meses después de que la consellera, que forma parte de un partido que niega la violencia machista, mantuviera un encuentro con esta entidad, el Diario Oficial de la Comunitat Valenciana ha publicado una resolución en la que se acepta la “Fundación de la Comunitat Valenciana para la Defensa de los Hombres Maltratados”, un acto que dota a la organización de personalidad jurídica.
La resolución viene firmada por el secretario autonómico de Atención a las Víctimas, Javier Bazán, cargo también nombrado por Vox. Bazán defiende que “cumple con los requisitos legales” y critica que “resulta especialmente preocupante que la izquierda ataque de esta manera a los hombres que son maltratados en el ámbito familiar”. En octubre, la consellera Elisa Núñez se reunió con el colectivo a petición de la propia asociación, sin mayor trascendencia del encuentro.
La asociación tiene entre sus fines “la protección del colectivo de hombres víctimas de malos tratos en las relaciones con sus parejas o exparejas, mujeres, dentro del marco legal vigente, actualmente conocida como violencia doméstica” y “promover la igualdad de género; promover la igualdad integral de derechos entre hombres y mujeres, en concreto velando por las víctimas masculinas de violencia en el ámbito de las relaciones de pareja”, según consta en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana.
Los grupos de la oposición, PSPV y Compromís, han pedido que se revoque esta resolución y se preguntan si podrá optar a subvenciones en materia de igualdad. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, apunta que “el derecho de asociación es para todo el mundo” y compara esta fundación con una hipotética asociación a favor de un club de fútbol.
En su página web, la 'FundaHom' –como se denomina–, se centra en las llamadas denuncias falsas y pone el foco en las denuncias a hombres. El colectivo presta asistencia a los hombres “víctimas de violencia doméstica” y da apoyo a acusados de violencia machista ante “denuncias falsas”. También asesoran en divorcios y peritajes. Insisten: “Muchas denuncias de violencia de género se realizan con la finalidad de amedrentar a sus parejas y quitarle la compartida”. Es el manual del negacionismo de la violencia de género: subrayar que hay agresiones a hombres y enfocarse en su sufrimiento para deslegitimar la lucha contra una asimetría histórica anclada en relaciones de poder.
'Denuncias falsas, día del hombre'
El portal web de 'FundaHom' asegura que “en los últimos 10 años 1.121.163 hombres inocentes (no declarados culpables en juicio) han ido al calabozo sin pruebas que probasen su culpabilidad”. La estadística que acompañan en su página web dice que 1,5 millones de denuncias “no fueron culpables” 1,2 millones.
Cabe destacar que la cantidad de denuncias no suele coincidir con los procedimientos que se finalizan y que, como recuerdan los expertos, muchas mujeres no denuncian por miedo o no completan el proceso judicial. La información de esta fundación choca además con las estadísticas de los órganos judiciales: el Observatorio contra la Violencia de Género, dependiente del Consejo General del Poder Judicial, apunta que más del 70% de los procedimientos de violencia de género terminan con sentencia condenatoria; en el último año, fueron el 77%, casi 8 de cada 10.
La entidad asegura que “defiende a hombres maltratados y también a aquellos que son maltratados a través de una denuncia falsa por violencia de género. Los que son inocentes no se conforman o pactan una pena inferior sino que defienden su inocencia hasta el final, buscan la justicia. Ahí estaremos nosotros para ayudarlos”. Las condenas por denuncias falsas representan un 0,03% del total de denuncias entre 2009 y 2020, según el Poder Judicial.
En su blog, la asociación hace referencia al “síndrome de alienación parental” un término cuestionado por Naciones Unidas que no tiene base científica y se emplea en las disputas legales por la custodia de los menores en procesos de divorcio; también plantea cuestiones como “¿para cuándo el día del hombre?” y considera que los varones están “silenciados” en la sociedad, al tiempo que se pregunta si son “delito de odio a los hombres” comentarios como “no son animales, son seres humanos” o “no voy a volver a hacerme ninguna foto ni participar en ningún debate donde sea la única mujer”, pronunciadas por cargos públicos del PSOE y Podemos.
Libros sobre feminismo “radical marxista”
El portal web cuenta con un rincón de libros sobre hombres maltratados, relaciones de pareja y “feminismo liberal y radical marxista”, que incluye volúmenes como El Segundo Sexo. Y añade: “Debemos leer para no simplificar bajo términos de feminazis una realidad mucho más compleja y diferente a una maldad que se haya vestido de mujer, pues en primer lugar los feminismos son varios y las formas de ser mujer en el mundo también, y podría sorprender que frente al feminismo más radical y marxista, tan hegemónico y de pensamiento único en todas partes, existe otro feminismo liberal, el cual es menos conocido incluso por las propias mujeres que así lo piensan y que se quedan absortas de ver que ellas también son feministas… pero de otra manera y a la altura de los tiempos”.
La ley de fundaciones valencianas establece que “deberán perseguir fines de interés general, como pueden ser, entre otros y además de los así declarados por la legislación estatal como condiciones básicas del derecho de fundación, los de estudio, promoción y defensa del patrimonio natural y cultural valenciano y de la lengua valenciana; el estudio y divulgación de la historia valenciana; los de apoyo a un modelo de desarrollo sostenible; la promoción del mundo rural; los de fomento de la economía o de la investigación; los de apoyo a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres; la defensa de los principios estatutarios, y cualesquiera otros de naturaleza análoga”.
Denuncias falsas, hombres maltratados, hombres silenciados... La fundación parece salida de la pluma de Michael Kimmel, que en 2013 comenzó a preguntarse por qué los hombres occidentales tenían tanta rabia. En su ensayo Hombres blancos cabreados, describe cómo los cambios socioeconómicos, políticos y culturales de las dos últimas décadas han dejado a los varones con una sensación de agravio y pérdida de privilegio, desde los magnates a los trabajadores de a pie. Estos, según el ensayista, “siguen anclados en una idea obsoleta de la masculinidad, con una sensación de confusión, traición y finalmente ira” que les lleva a exigir unas prebendas solo por ser.