El cardenal arzobispo de València, Antonio Cañizares, ha señalado los que a su entender son los principales problemas de la Carta Magna respecto a la “dignidad inviolable de todo ser humano” en una carta de conmemoración del aniversario de la Constitución Española.
En su enumeración sobre cuestiones sociales Cañizares no ha lamentado la pobreza infantil, la violencia de género, el derecho a la vivienda o la precariedad laboral, sino que se ha centrado en otros como el aborto, la eutanasia, la fecundación artificial o el matrimonio gay. Y en aspectos políticos no ha mencionado el auge de la ultraderecha, que provocó recientemente graves incidentes en Valeència, pero sí de la crisis independentista.
Así, en la carta, el arzobispo destaca principios como “la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles” (Art 2), y el reconocimiento, como “fundamento del orden político y de la paz social”, de “la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás” (Art 10). Pero además afirma que la unidad de España y la dignidad de la persona humana y sus derechos inalienables “son por sí mismos anteriores a la misma Constitución y, además, forman parte integrante del patrimonio moral que nos configura como personas y como pueblo. El consenso con que se elaboró no creó ni esos derechos, porque son fundamentales, ni constituyó un pacto en virtud del cual se fragua la unidad de la Nación que es España”.
La lectura que hace Antonio Cañizares es que “los problemas con los que actualmente nos encontramos en la aplicación de la Constitución”, concretamente en “la dignidad inviolable de todo ser humano y a sus derechos”, señala “la vulneración del derecho a la vida con el aborto y la eutanasia, con la fecundación artificial o experimentación de embriones que algunos propugnan”, un aspecto en el que también incluye “los referidos al matrimonio reconocido por la Constitución únicamente entre el hombre y la mujer (Art 32)”.
En cuanto a aspectos de libertades y política, advierte de “los recortes a la libertad de enseñanza, o al no desarrollo de todo lo implicado y exigido en el derecho a la libertad religiosa”. Por otro lado también carga contra los “nacionalismos excluyentes y la puesta en riesgo de la unidad e integridad de España”, que identifica como un problema de “comportamiento moral” porque “tiene mucho que ver con la crisis de la verdad y con la corrupción de la idea y experiencia de libertad”.
Destaca así que el independentismo “es uno de los problemas principales con los que a casi cuarenta años de la Constitución nos enfrentamos”, para volver a insistir antes de acabar en señalar como problema “nuevas ideologías, como la de género”, que “es preciso superar con fidelidad a nuestra Constitución”.